El chico del barranco

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A Nadie le encantaba mirarle.

Siempre se sentaba en aquel barranco.

Le gustaba hacer equilibrios entre la vida y la muerte.

Por si un día caía en aquel vacío,

tan profundo como su alma.

A veces lloraba, y soñaba.

Con un mundo nuevo.

Con sonrisas verdaderas.

Que pena que solo fueran eso,

sueños.

Poemas de NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora