El Miedo A Sonreír

Segunda parte

Capitulo 2
Hoy es septiembre 10 un día en el que voy más decidido a la escuela, con miedo pero armado de valor, solamente con la mente en los estudios y en pedirte tu número para poder hablar más contigo, conocerte.
Al llegar a la escuela el día pasa tan lento que me empiezo a desesperar dado que mi mente está navegando en un mar de ilusiones, pero logró acomodar toda mi cabeza que al parecer desordené solo gracias a tu sonrisa, la verdad es que tengo miedo de llegar a ser alguien malo para ti dado que mi pasado no es el mejor que digamos, he tenido tantos problemas que me he buscado a rastras o solamente pasaron, se que no puedo hacer nada para cambiarlo pero se que quiero cambiar para ti, aunque no te conozca se que me pareciste alguien tan linda, tan leal, tan fuerte pero sobretodo segura de ti.
Pero también me da miedo estar con alguien que no le importe un comino como estoy o no vida, la verdad es que no tengo en cuenta mis sentimientos gracias a qué dije que no sería usado una vez.
En la salida me vez, me saludas y en ese momento mi corazón estalla por tu carita tan tierna, mi garganta tiene un gran nudo que no se cómo quitar pero logró escupir unas palabras.
–¿Me podrías dar tu número?– lo digo con pena y desagrado pero pues te paso el teléfono.
–Claro– agarras el teléfono en dónde anotas el número con tu nombre de manera poco peculiar para que yo sepa quién eres como si no tuviera clavado tu nombre ya en mi cabeza.
Entonces te vas, me dices hasta luego, yo ruego que todo esté bien porque me haces sonreír tan lindo, me he percatado de lo que pasa cuándo estoy pensando en ti, lo único que puedo pensar es que quiero que me creas que aunque fui un gran tonto en el pasado no quiero hacerte daño.
Cuando llegó a mi casa te mando un mensaje que tardas en responder pero lo haces, eso me alegra tanto, pero como se que estas en clase te digo que pongas atención a lo que me respondes que eso hace así que te hablo hasta más tarde.
En cuanto te mando el mensaje lo respondes muy rápido lo cual me alegra porque por mi mente pasa el que quieres hablar conmigo, y tenía razón porque me dijiste que no esperabas el momento para hablar, te disculpas te por no hablarme algo que no tenías que hacer pero lo hiciste, ahí me di cuenta que eras tan linda al igual que tierna pero pues no sabía qué decirte, gracias a qué acababa de terminar mi tarea mi mente estaba en blanco porque al parecer mi corazón no sabía qué más hacer ante todo lo poco que había pasado, sin embargo, conseguí librarme de todas las ideas erróneas de futuros que no pasaran hasta que te conozca, te mando un mensaje lleno de cariño para empezar una plática nocturna, dado que yo, en la noche son muy sincero, tierno, lindo y eso es bueno pero también a la vez malo.
Pero me respondes con tantas ganas de hablar, así que empezamos a platicar.