Katsuki.

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¿Cuando fue que se había enamorado de la tonta cola de caballo?

Tal vez había Sido esa vez en la que todos creían que aceptaría ser villano, excepto ella.

O quizás en aquel momento en el que ella le dijo que sin importar su carácter (ni altura) creía firmemente que sería el número uno.

El amor lo perseguía, y parecía no ser lo suficientemente rápido como para dejarlo atrás, quizás el único oponente con el que había perdido.

Pero se rehusaba a creerlo, no estaba enamorado, el gran dios de las explosiones asesinas no estaba enamorado, en lo absoluto.

No era como si le molestara cada vez que un chico se acercaba a hablarle o preguntarle algo. No era cómo si le jodiera la puta existencia que el enano morado le mirara los pechos y el trasero o hiciera comentarios obscenos de ella.

No, no le había explotado la cara a Mineta únicamente porque había hecho un comentario obsceno acerca de las piernas de Momo.

...

Mierda, está enamorado. Cayó hasta el fondo en la trampa del amor.

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