Un día normal...

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Después de levantarme note algo extraño, era el calendario, se suponía que había tardado alrededor de dos días en cruzar el laberinto del minotauro pero en el calendario seguía siendo viernes...,lo deje pasar, quizá debió ser por qué no tenía tiempo de quitarlos y lo olvido por completo, ya que tenía muchas cosas y mucho más importantes he interesantes en que pensar como por ejemplo, ¿Que era zafiro?, ¿Realmente alguien la estaba controlando o era verdad lo que dijo?.

Espera..., algo raro si estaba pasando, no recordaba que era lo que había hecho mi ''clon'' mientras yo estaba fuera, ¿acaso eros me mintió?, no, no pudo haber mentido porque la primera vez que lo vi si paso como él dijo, recordaba lo que hizo el clon como si lo hubiera hecho yo, era sumamente raro, tal vez paso algo, debido a que a eros lo habían interceptado y olvido colocar mi clon. Pero que mala suerte, era viernes el día que me fui, el torneo y la fiesta de cumpleaños de darla eran el sábado y si el clon nunca apareció entonces falte a la fiesta más importante de mi vida y al torneo, no puede ser posible, todo se perdió en un solo día. Salí corriendo de mi habitación hacia la sala donde estaban mis papas sentados en el sofá viendo la tele...

-Oye mamá... ¿Qué día es hoy?

-Dormir tanto, ya te afecto el horario Allen... deberías dormir a tus horas y el tiempo que es.

-Si, mamá lo lamento, pero respóndeme por favor

-Es obvio, hoy es viernes...26 y es septiembre por si también olvidaste el mes...

-Muchas gracias mamá, papá iré afuera un rato

-Claro hijo, no te tardes, recuerda que a tú mamá no le gusta que llegues tarde

-Iré a comprar el regalo de Darla

-Yo te acompaño hijo, espera...

-No mamá, en serio, así estoy bien

*Sali corriendo de mi casa para que mi mamá no me siguiera*

Camine directo a la ''Évereté'', que era el nombre de una macro plaza aquí en Francia y cuando llegue no tenía idea de que comprar o que tan ridículo me vería entrando a una tienda de moda solo para mujeres, pensándolo bien, creo que no era mala idea traer a mi madre, pero ya estaba aquí de todas formas no me iba a regresar por mi mamá, camine por toda la plaza viendo las diferentes cosas para mujer que tenían en los aparadores las múltiples tiendas, pero realmente no tenía la idea de que comprar, creo que lo mejor que podía hacer era comprar unos zapatos. Pero que estaba haciendo... comprando normalmente el regalo de mi novia... mientras en menos de una semana seria mandado a la guerra donde quizá moriría... ahora que lo pienso eros nunca dijo que no podía decírselo a nadie, aunque tampoco creo que alguien me creería.

Después de comprarle unos hermosos tacones cafés y que los envolvieran para regalo, me dirigí directo a la cafetería, tristemente siempre iba a la cafetería y pedía un té de canela y manzana, nunca compraba café que era irónico, me senté solo en las mesas de la terraza, viendo que en el piso de abajo de la plaza había dos niños que se peleaban por quien subiría antes a las escaleras eléctricas y me quede pensativo, quizá todo había sido un sueño, por lo que dijo mamá estuvo mucho tiempo dormido y no paso el tiempo como dijo eros... quizá estaba teniendo paranoias mentales..., debía ser estrés por el torneo o me estaba volviendo loco, bueno no le di importancia, al terminarme mi té helado, me fui a mi casa por todo el camino, lo único malo de las calles de Estrasburgo era que estaban muy solas, casi nunca veías gente caminando o paseando por ahí y menos en la zona donde vivía que parecía que todos estaban encerrados en sus casas, solo veías a algunas señoras ya grandes de edad asomarse por las ventanas de vez en cuando, tal vez nos tenían miedo por no ser franceses, pero eso era bueno, ya que no creo que ellos hablen español o irlandés y yo obviamente no hablo francés como mis amigos. Que desperdicio de tiempo, nadie sale, pero bueno eso no me incumbe en lo más mínimo, cuando llegue a mi casa me dirigí directamente a mi cuarto sin que mi mamá me escuchara, porque seguramente estaría enojada por no esperarla, me dirigí a mi cuarto y escondí el regalo debajo de mi cama, y deje pasar todo sobre eros, había sido solo un sueño y lo mejor sería olvidar, pues no quería parecer alguien loco o un extraño si se lo contaba a alguien. Me fui a la cama, lo mejor sería dormir, estaba muy agobiado y me sentía cansado de tanto pensar y asimilar cosas que quizá no habían pasado más que en mi cabeza.

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