Capítulo I

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Nota del autor al finalizar el capítulo

Desperté en medio de mi acojedora cama blanca, enterre mi cara en la almohada más próxima y pude apreciar el olor de JungKook en ella, me estiré un poco dejando que mi piel entrara más en contacto con las suaves sábanas de mil hilos, JungKook las había traído para mi de regalo en su último viaje al clan vecino. Volteé para poder ver mejor el rostro de mi esposo, dormía plácidamente y yo observaba cada tatuaje que él tenía, nunca hizo uno en su cara pero tenía varios pequeños en el cuello y su brazo completamente lleno de ellos, cada uno tenía un significado muy bonito, algunos los hizo el día que nuestros cachorros nacieron y otros tantos el día que me conoció así como también algunos que se hizo el día de nuestra boda. Al terminar observar cada tatuaje que tenía a la vista dirigí mis ojos a su rostro, amaba cada centímetro de él, toqué levemente su hombro y lo desperté suavemente.

— Hola corazón ¿Cómo dormiste en tus nuevas sábanas de príncipe?— dijo con voz ronca después de sonreírme tiernamente, sus ojos un poco inchados por despertar me observaron con adoración.

Amaba cuando JungKook me trataba como príncipe, lo cual hacía la mayor parte del tiempo, me sentía protegido cuando el me trataba como su tesoro más preciado. Alguna vez le pregunté por qué me trataba así, a lo que me respondió que, de hecho, yo era un príncipe, su príncipe que gustaba de ser mimado y adorado, tal vez me gustaba serlo, pero no tendría el valor suficiente para admitirlo. Amaba el hecho de que cualquier cosa que deseara Jungkook cruzaría mar y tierra para poder conseguirlo, de todos modos, aunque disfrutaban de eso, nunca me aproveche de ese poder, bueno, tal vez algunas veces, pero a JungKook no le importó nunca.

A pesar de yo ser el mayor, a JungKook no le importaba cuidar de mi como si fuera el menor, ya que según el, era su omega y necesitaba cuidarme y complacerme para sentirse bien. Tal vez eso es lo que obtienes cuando eres el omega de uno de los alfas más poderosos del país.

— Realmente bien, ahora tengo que despertar a los cachorros y alistarlos para salir a dar un paseo al acuario ¿Qué te parece? — pregunté observando los ojos negros de JungKook, él me dio una sonrisa suave.

— Claro que si príncipe, es fin de semana y estos dos días soy todo tuyo — reí un poco, resultaba gracioso el hecho de pedirle algo a JungKook cuando su respuesta era un si, siempre que se trataba de los cachorros y yo.

Nos paramos de nuestra gran cama y tome a MinkKi quien aún era un bebito de 5 meses y dormía en su cuna junto a mi, le di unas cuantas caricias en su rosada mejilla para despertarlo poco a poco, con el bebé en brazos caminamos al cuarto de los cachorros, el cual estaba al otro lado de nuestra habitación separado por una gran cortina blanca con colores pasteles, a JungKook le hubiera gustado que los bebés tuvieran un cuarto aparte, pero me aseguré de decirle cuán peligroso era que durmieran en otra habitación aun estado pequeños, para mi, la seguridad de mis bebés era primero, y cuando JinWoo, el mayor, que apenas tenía apenas cuatro años, la noche anterior a había corrido a nuestra cama a toda velocidad por tener una pesadilla, sabía que había tomado una buena decisión.

JungKook y yo atravesamos la gran cortina para ver a nuestros pequeños solecitos durmiendo plácidamente, cada uno en sus pequeñas camas con protecciones para que no cayeran de ellas. JungKook comenzó a despertarlos a todos con besos y abrazos, a lo que los cachorros respondieron más enérgicos que nunca, mientras yo me sentaba en una mecedora que tenía para cuando necesitaba amamantarlos, MinkKi, ya despierto, chilló levemente, dándome a entender que estaba hambriento, así que procedí a darle leche descubriendo uno de mis pezones.

La mayoría de los omegas no podían amamantar ya que sus códigos genéticos aún no habían evolucionado a ese punto¹, como les pasa a las personas que nacen aún con muelas del juicio, afortunadamente para mi no fue así y pude darles leche materna². JungKook bromeó sobre eso y dijo que siempre me veía caliente cuando los amamantaba, yo solo de decía que se jodiera y el soltaba una carcajada, observe a JungKook, unos metros alejado de mi, mientras jugaba con los niños; amaba los fines de semana, cuando tenía tiempo completo para nosotros y no sólo medio día, aunque de cierta manera entendía un poco eso, ser el líder alfa de el clan más grande del país tenía sus costos, como el no poder estar con tu familia todo el tiempo que quisieras ya que te necesitaban para prácticamente tomar cualquier decisión.

Two + Five | KookGi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora