19 de diciembre, 2019.
Narrado; por París.
Nos quedaban dos días de vacaciones con Paulo y la verdad es que la estamos pasando mejor de lo que esperaba, ya que en mi cabeza me imaginaba que nos íbamos a tener que estar escondiendo de todos.
Pero me equivoqué.
Ahora estamos desayunando en un lugar que encontró mi hermano por el confiable google maps, según él. Lo mejor sería no darle bola.
Mirando bien a Paulo se ve como si se estuviera haciendo la cabeza, no sé que le pasará. A veces se hace el difícil, cuando le quiero preguntar cosas, pero al final siempre me dice el problema. Bueno, en realidad, con todo pasa eso.
-Paulito de mi corazón, qué te pasa?- pregunte después de un rato viéndolo con detalle. Él que estaba mirando por la ventana concentrado y callado, se dio vuelta para fijarse en mí.
-Solo estoy preocupado por mi amigo, te acordas que te hable de él?-asentí sin decir nada más, hablaba de Leo Paredes, compañero de la selección; el chico estaba pasando problemas con la familia, parece que la mujer lo engañaba o eso entendí de lo que dijo mi hermano. -Quería hablar de algo relaciona de eso con vos. - ahora si tenia toda mi atención en él.
-Qué cosa?
-Viste que nos quedan todavía dos días acá?- otra vez volví a confirmar positivamente con mi cabeza, a lo que él siguió hablando -Bueno, quería saber si te molestaba que me fuera antes para ver como esta Leo, y sus hijos.
Lo miré detenidamente, pensé, no me molestaba porque ahora que todo el mundo sabe la verdad podemos vernos más seguido sin ocultarnos. Pero tampoco quería que él pensara que lo iba a dejar solo en esto, porque para esto esta la familia, para apoyarse. Y si el chico este, Leo, es importante para mi hermano, entonces para mí esta bien, entonces lo voy acompañar.
-Sabes que no tengo problema, pero no vas a ir solo, yo voy vos, esa es mi última palabra.- le sonreí con mi carita de perrito abandonado, para que no me diga que no, aunque eso pasa casi nunca. Y si, todavía soy una nena chiquita para Paulo.
Él estaba callado y viéndome con carita de orto, pero de un segundo a otro, me sonrió y dijo:
-Esta bien, boludita.
Como ya dije se hace el difícil, pero al final siempre termino ganando yo ahre.
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