6; narrado + redes sociales.

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21 de diciembre; 2019.
París, Francia.

Narrado por París;

El día de ayer, cuando llegamos a la casa de Paredes, nos recibió con una sonrisa, bueno al menos a Paulo. Desde un principio me pareció buena onda. Pasamos casi toda la tarde, ya que llegamos al medio día a París, con el hijo de Leandro y la verdad me quedé enamorada con esos ojazos. En la noche fuimos a cenar con los chicos, Giovanni se quedó con la madre, entonces estábamos sólo los tres.

En toda la cena me pareció que Leandro estaba un poco decaído, bueno mi hermano también se dio cuenta, pero no queríamos decir nada. Sabía que estaba pasando un momento complicado con la ex mujer y sus dos hijos. Aunque se notara que no estaba del todo bien, él hacía chistes y jodia, de lejos se veía lo buena persona que es.

Hoy me levanté temprano por la mañana, quería preparar un desayuno para los chicos y más para el dueño de la casa, ya que quería agradecerle de alguna manera. Después de tener todo listo, fui a la pieza en donde estaba Paulo.

Boca abajo y semidesnudo, estaba durmiendo, cuando me acerque más a él, podía ver que esta con la boca abierta y de ella le salía baba al asqueroso, igual parecía que estaba descansando muy cómodo, pero bueno en esta vida no todo es color de rosa.

Y con ese último pensamiento, me tiré arriba de él.

-LA PUTA MADRE QUE TE PARIO.

-Tenemos la misma, pendejo pelotudo.

-Dale pajera, sali de acá- me quiso tirar, pero yo hacía más fuerza y aunque lo intenté, me corrió de golpe para el otro lado de la cama mientras rodaba un poco. Casi me caí al piso, sino fuera por el casi y porque me agarró Leandro.

Si, Leandro bebecito Paredes.

Lo miré directamente a los ojos y la puta madre que ojazos, boludos no son reales, el también me miró mientras se reía. Atrás de nosotros sentimos como si alguien se estuviera muriendo de tanto toser.

Era Paulo, estaba todo rojito.

Después de la vergüenza del año, todos nos encontrábamos desayunando, parece que les gusto porque están tragando y no mastican un carajo.

-Paulo, podes hacerme el favor de irte a poner al menos un puto pantalón- era como la quinta vez que se lo decía y no me hacia caso, se creía nudista el tipo.

-Piili pidis hicirmi il fivir di irti i pinir il minis in piti pintilin.- me hacia burla, para después pararse y caminar hasta la pieza, para hacer lo que le dije hace como media hora.

Le encanta hacerme rabiar.

-Gracias por el desayuno, pero no hacia falta- hablo el chico, dueño de la casa.

-En realidad, es tipo como un agradecimiento- le contesté con una sonrisa sin mostrar mis dientes. El solo asintió y siguió comiendo como bestia.- Y Leandro?- me miró fijamente para que siga.- Cualquier cosa que necesites me podes decir, si sos amigo de mi hermano también sos el mío, si?.

-Si vamos a ser amigos, podés decirme Leo, no hay problema- me sonrío grande y continuó hablando.- Y si vos estas cómoda con eso, pásame tu número para ver si pinta amistad- termino diciendo.

Con una sonrisa enorme, pero no se porque, le pase mi número y  quedamos en hablarnos.

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му вσу; leandro paredes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora