DWAY!

113 8 0
                                    

Narra Namjoon:

Desde niño jamás me preocupé por nada, nunca sentí necesaria la compañía de alguien más, las personas siempre se me acercaban por mi posición económica, todos buscaban solo beneficiarse de mi fortuna por eso preferí no tener amigos ni novia.

No fue sino que apareciera Jackson para hacerme la vida cuadros, ahora no se si fue buena idea ofrecermele así, tengo tanta vergüenza que no he salido de la oficina para no encontrármelo y le he dicho a la señorita Lee que me niegue si alguien me pregunta, ni siquiera he querido salir a la hora de cierre por lo mismo.

Son las 7:00 de la noche y apenas llegué a la puerta de salida siento que alguien me agarra el brazo, no pude evitar gemir al escuchar esa voz ronca que hace mi cuerpo vibrar, pero no le iba a demostrar nada, ésta vez me quiero hacer el interesante, compostura Namjoon, eres el presidente!.

_Señor presidente, podemos hablar?

_Si como no señor Wang, sigame al auto y lo llevo a su casa.

Caminamos hasta mi auto el cual estaba ya listo frente a mi empresa gracias al valet parking, estaba algo nervioso pero no se lo iba a demostrar, durante el viaje hubo un silencio incómodo, luego de pedirle la dirección de su casa me dediqué solo a conducir.

Antes de bajarnos me tomó de la nuca y comenzó a besarme desesperadamente, al soltarme sentí mi respiración agitada, por suerte no había nadie afuera o si no estaría mucho peor ahora.

Estacioné en un lugar seguro y nos dirigimos a su apartamento, se ve como la zona residencial de una  universidad, lo digo porque yo viví en una mientras terminaba mis estudios ya que Geong Min no me dejaba estudiar y ahora ella es la que vive allí.

Entramos a su apartamento e inmediatamente cerró la puerta me abrazó _Te he extrañado mucho, no sabes cuánto -No pude evitar suspirar por sus palabras-

_Dime algo... Nosotros qué venimos siendo?

_Seré lo que tu quieras, tu esclavo si así lo prefieres pero por favor no me ignores más.

Vi la tristeza en sus ojos, esas pupilas cafés estaban tan cristalinas que no pude evitar tomarle sus mejillas y darle un suave beso en cada uno de sus párpados, él sonrió mientras lo hacía, se me hizo muy tierno.

_Bien, pero a partir de ahora haremos las cosas al derecho, no es que me esté  haciendo el digno pero tampoco soy un cualquiera.

_Ya veo a dónde quieres llegar presidente Kim -Posó la rodilla izquierda en el piso y tomó mi mano- Kim Namjoon... Quieres ser mi novio?

_Tan cursi, pero para que no creas que no tengo corazón te diré que si -Se nota que me estoy muriendo por dentro? -

_Eres un aguafiestas pero gracias por aceptarme -Me abrazó y nos dimos un beso tan largo que nos solo nos separó la falta de aire- Ahora te daré un castigo por ignorarme.

_Espera... Que haces?, bajame! -Me levantó cual saco de papas, soy el más alto pero su fuerza es impresionante -

Llegando a su cuarto me desnudó rapidamente y volteó contra la pared sosteniendome ambas manos sobre mi cabeza con una sola mano, con la otra bajó lentamente por toda mi espalda hasta llegar a mi trasero donde solo las acarició para rodearlo atrapando mi miembro en el proceso mientras me susurraba palabras sucias.

_Anda cariño vente para mi -Dijo mientras me masturbaba y solo con oírlo me corrí en su mano es que su voz ronca me hace temblar-

_Aaahhh, estoy cansado por favor, llévame a la cama -Sentí mis rodillas flaquear por las caricias que daba en mis muslos-

_Aún no señor presidente, todavía falta algo -Soltó mis manos y me volteó hacia él luego me hizo arrodillarme a la altura de sus pantalones -Vamos, sabes qué hacer.

Tomé su cinturón y lo solté, lo desabotoné, bajé la cremallera y sus pantalones junto con sus boxers hasta las rodillas, tomé su miembro duro lo acaricié un poco para luego lamer su punta masajeando los testículos, ahora él estaba contra la pared, sosteniendo mi cabeza para invadir mi boca con su hombría.

Luego de venirse en mi boca me ordenó tragarlo, sabía un poco ácido pero no me disgustó, al parecer le gustó porque su sonrisa un tanto pervertida lo delata.

_Ahora por ser un niño obediente te mereces un premio -Me ayudó a levantar y por fin me llevó a la cama, tomó mi corbata amarrándome las manos a la cabecera, me abrió de piernas sosteniéndolas sobre sus hombros, llevó sus dedos a mi boca para chuparlos, a medida que fue introduciendo sus dedos uno a uno se agachó a besarme bajando desde mi cuello hasta llegar a mi pelvis dejando marcas en el camino.

Con cuidado lamió mi miembro llevandolo a su boca haciendo movimientos ondulares, con su mano libre retorcía mis tetillas mi espalda se retorcía por el orgasmo que eso me produjo, intenté callar mis gemidos para no ser escuchado, sentí impotencia por no poder tocarlo, de inmediato levantó mis caderas para poder entrar en mi despacio hasta rosarme con su pelvis, comenzó a moverse poco a poco sosteniéndose de mis muslos y no pude evitar gritar por el placer que sentía.

Salió de mi y para no hacer tanto ruido colocó una almohada tras la cabecera de la cama, con cuidado me soltó las manos, sentí un hormigueo ya que se estaban adormeciendo por la falta de presión sanguínea, volvió a su lugar y me colocó en cuatro para tomar mis nalgas lo siguiente que sentí fue su lengua en mi entrada mientras acariciaba mis muslos, todo eso me hizo venirme de nuevo.

Volvió a entrar en mi ésta vez con fuertes estocadas que llegaban cada vez más profundo rozando mi parte más sensible haciendome gemir más fuerte contra la almohada, el sudor de nuestros cuerpos creaba una melodía erotica por el choque de nuestras pieles, luego de venirnos juntos cayó sobre mi sin salir, estábamos tan cansados que no nos importó dormir así.

Cuando menos pensamos ya eran las 3  de la madrugada y no dudé en acomodarnos para poder levantarme, había olvidado que no salió de mi y aun estaba erecto provocándome un espasmo en la columna, como pude me levanté y me vestí para irme a casa no sin antes darle un suave beso en la mejilla y una nota que decía "Nos vemos más tarde en mi oficina señor Wang".

Al llegar a mi casa me bañé, me puse unos boxers y seguí durmiendo ésta vez con una sonrisa en mi rostro que seguro no se me va a borrar jamás.

OXYGENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora