Nos conocimos por coincidencia, un tropezón mientras corría por el gimnasio en pantalones cortos, dio lugar a esta extraña relación llena de placer solamente.
Al parecer te gustaba jugar al chico malo, en el colegio sólo me hablabas para presumir que tu y yo haciamos de todo en la cama.
En cierta parte me gustaba que lo dijeras, me sentía poderosa y halagada, al igual que deseada por tus amigos, pero algunas veces odiaba los comentarios de odio de algunas de tus "admiradoras"Dos meses seguidos de sólo coger detras del gimnasio o en tu casa me tenian un tanto harta, quería algo mas que sólo sexo, pero me daba miedo decírtelo. Nunca nadie me trato como tu, nadie me toco alguna vez, fuiste el primero que me vio sin ropa y el primero que logró darme placer de esa manera.
Pero nunca me has hablado de tu vida, suelo hablarte de un millon de cosas, pero tu sólo evitas hablar de ti cuando estamos en tu casa.
Siempre que vamos, la casa esta solitaria y me explicaste que tus padres viajan mucho y seguido estas sólo.
En cierta parte me entristece aquello, quiero abrazarte, pero me da miedo ser rechazada.- De nuevo estas sólo - nuevamente estamos aquí para la misma tarea de todo el tiempo, tener sexo, pero me temo que no vamos a poder.
- se fueron ayer por la tarde - no tardaste mucho en dejar la bolsa sobre el suelo, cerrar la puerta con llave y inmediatamente atacar mis labios de manera salvaje.
No me diste tiempo de sentirme en casa, poner la bola sobre el sofa o siquiera comer algo, estaba hambrienta, te lo mencione, pero no me escuchaste o sólo lo ignoraste.Tu agarre en mi cintura es algo fuerte y ya podía sentir tu erección rozar mis piernas, por primera vez tenía miedo de ti, lucias enojado y a la vez triste.
Tal vez deberiamos hablar en vez de tener sexo toda la tarde, no me molesta la segunda opcion, al contrario, disfruto cada vez que me tocas y besas, pero esta vez es diferente y tengo miedo.- S-San e-espera...
Como un milagro de Dios, te separaste de mi sin verme a los ojos, algo andaba mal y lo sabía.
- provemos otra cosa, hoy no quiero hacerlo - asentiste sin decir palabra alguna. Tenía presente lo de tu erección y sabía lo que tenía que hacer para calmar aquello, el problema era que nunca antes lo habíamos hecho y tu nunca me obligaste a hacerlo.
Mentias en la escuela diciendo que era muy buena en ello cuando nunca antes en mi vida lo había hecho, el único experto en todas esas cosas eras tu, siempre eras el que me daba placer y me hacías llegar al cielo.
- ire al baño - rapidamente te detuve y bese de manera delicada tus labios, tardaste en corresponder, pero lo detuviste dejando escapar un gemido al sentir mis manos dentro de tu boxer.
- yo puedo encargarme de eso - manipular tu zona era tan fascinante y mas aun viendo como gemias y abrias la boca lleno de placer, me gustaba verte así.
Volví a besarte y sin mas que hacer me puse de rodillas, quite tus pantalones junto al boxer.- Lía, no tienes que hacerlo si no quieres - aquel tono de voz era tan dulce y excitante, incluso podía sentir como tu enojo se fue luego de hablarme.
- si quiero - acomode mi cabello y metiendo la punta en mi boca comence aquel movimiento del va y ven, tus gemidos se escuchaban por toda la sala de estar, tu respiración agitada y tus manos enredadas en mi cabello era tan fascinante.
Poco a poco comence a meter todo el falo en mi boca aumentando tambien la velocidad de mis movimientos, era tan armonioso escuchar tus gemidos sólo para mi, quería darte mas placer pero por ahora sólo podia hacer esto.
No tardaste mucho en llegar al orgasmo dejando todo aquel líquido amargo correr por mi garganta, lo trague rapidamente y sonreí sacando tu miembro de la boca.