Cap 15

513 79 8
                                    

TP Míng.

Oh mierda, oh mierda.

Me acomode sobre mi bolsa de dormir, sosteniendo con ambas manos la parte superior, tapándome como si está cosa logrará de alguna manera protegerme. Decir que estoy nervioso justo en este momento creo que no describiría exactamente lo que en realidad siento.

Bueno, basta.

Muy bien Míng, muy bien, concéntrate. Mira el techo y piensa en diversas cosas. Piensa en que pasaría si la carpa repentinamente se cae por haberla armado mal, o talvez, en las diferentes conformaciones que está tiene. Si, si, debería pensar en eso y no en el chico que ahora mismo se encuentra acostado justo a mi lado con nada más y nada menos que una jodida camiseta claramente un talle más grande que el y que, increiblemente, le queda genial para ser un chico. Si, no debería pensar en que el largo de camiseta pareciera ser perfecta a la hora mostrar nada más y nada menos que el contorno de sus piernas blancas, quedándole simplemente sexi y...

¡No! ¡No!

Vuelve Míng, vuelve. Piensa en el techo, piensa en el techo.

El techo, mira el techo, mira el techo. Piensa en el techo. Es amplio, es liso, es… ¿violeta? Que carajos desde cuándo los techos de las carpas son violetas? Yo que recuerde siempre han sido verdes, o al menos en mi tiempo eran así. Recuerdo que todas eran verdes, lisas y aburridas, eran una clase rara de tela color verde musgo, nada emocionante y…..

— ¿P Míng?

Me estremesi completamente al escuchar mi nombre, quedándome muy quieto en mi lugar.

Okey, esto, muy mal. Primero y principal no debería estremecerme y mucho menos por un niño que está prácticamente volandome la cabeza desde hace ya unos… ¿que? ¿veinte minutos?  Bueno para ser exactos diecisiete minutos y treinta y seis segundos, lo cual no es nada, nada bueno.

Por el amor de Dios, a mi me gustan las mujeres. Si, mujeres con pechos voluptuosos y cinturas diminutas en las cuales mis manos se pueden aferran perfectamente a la hora de envestirlas, con traceros redondos y firmes. Si, eso es lo que me gusta. No me puedo poner nervioso por un niño que aparentemente me odia, aunque esté, este completamente provocador en este momento con una camiseta que hace que mi mente vuele de sobremanera, haciéndome preguntar qué tanto rebotaria sobre mi si lo tuviera ahora mismo encima mío.

Okeyyy. Eso está mal, muy mal. No debería pensar ni por un nano segundo en algo como eso.

No, no, no deberia siquiera pensar algo asi. Al final creo que An tenía razón y todo esto solo es una alucinación, si una alucinación debido a la falta se sexo.

Si eso es. Así que, solo concéntrate. Piensa en el techo. Piensa en el techo.

— P' Míng.

Oh mierda no! No hay nada más que pensar del techo. Es liso, es...es...eso todo. Maldición.

— ¡P Míng.!

— ¿Que?

Mi voz salió más áspera de lo que pudiera haber deseado, haciéndome desear que la tierra bajo de mi se habrá y me trague. Esto claramente es un mal sueño, si, eso es. Seguramente voy a despertarme y voy a estar aún en el jodido micro de camino a mi propia pesadilla personal.

ShadowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora