Parte 1 Sin Título

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                       Solo como respaldo. Se suponía que esa era la "parte buena" de la noticia sobre la primera caza de Sam. Que solo iría como respaldo de su familia en el hipotético e improbable caso de que hiciera falta su participación activa. Sin embargo, ni siquiera la parte buena consoló a ninguno de los hermanos. Sam aún no tenía tan buena puntería como Dean, pero para su padre, 7 latas de 10 era lo suficientemente bueno para salir a cazar.

John miró a su hijo por el espejo retrovisor con disgusto. ¿Por qué tenía que actuar así cada vez que partían? Como Dean suele decir: esto solo es una "barbacoa". A Sam no le hacía ni pizca de gracia la broma. Él ya tenía bastantes problemas con la alimentación como para que encima su hermano, el salar y quemar cuerpos, lo relacionara con la comida. 

Sam se encontró con los ojos oscuros de su padre que lo fulminaban a través del espejo. Estaba enfadado y no lo iba a disimular. Era la tercera vez que John intentaba convencer a Sam de que esto era una buena noticia. Pero fue en vano. Lamentablemente, el hombre no tenía el poder de la disuasión, y eso acabó con su poca paciencia.

-Sam, no me discutas más o voy a tener que ayudarte a perder esa actitud que has desarrollado últimamente.

En lugar de doblegarse, Sam elevó la barbilla desafiante.

-¿No lo entiendes, verdad? ¡Esto te convertirá en un Winchester!

La expresión desafiante desapareció de golpe. Aquello le dolió en lo más profundo. Su padre ni siquiera lo consideraba un Winchester. Al parecer, no bastaba con tener la misma sangre corriendo por sus venas para ser de la familia. Solo sería un Winchester si esa sangre era derramada en una caza.

Para su desgracia, no fue precisamente su sangre la que se derramó.

La caza se preveía sencilla. Se trataba de una criatura que era un híbrido entre humano, cabra y lobo. Una especie de monstruo de Pope Lick que estaba sembrando el terror en un bosque, y ya había matado a varios campistas. Pero era fácil de matar: bala en el corazón. Simple, rápido. Así que los 3 tomaron un rifle cada uno y se adentraron en la zona boscosa. Todo estaba bien planeado, le habían tendido una emboscada y como fue previsto, el monstruo cayó en ella. John disparó con la calma y seguridad de un profesional, y la criatura de aspecto demoníaco, se desplomó al instante con un chillido de lamento animal. Dean sonrió triunfante y se adelantó hacia el cadáver. Aunque él ni siquiera tuvo que intervenir como le hubiera gustado, por esta vez, estaba satisfecho de que la cacería fuera tan simple, por el bien Sammy. De otro lado del punto de emboscada se acercaba Sam, seguido de cerca por su padre, quien tenía una expresión de satisfacción en su rostro por su eficaz trabajo.

-¡Dean, espera!- Vociferó su padre.

Las hojas secas crujían bajo sus botas. Dean desoyó la orden. Se inclina y observa a la criatura con fascinación. El cuerpo estaba cubierto de pelo, hocico canino, y de su protuberante frente nacían unos cuernos rizados hacia atrás. Es un ser extraño y peculiar, como salido de un cuento de terror. Dean frunce el ceño al ver la herida de bala, un gran agujero sangrante en el pecho del humanoide. Un agujero que estaba un poco "demasiado bajo". Todo se torció en un instante. Sin previo aviso, el monstruo repentinamente se abalanzó hacia el cuello de Dean, gruñendo con su boca abierta y enormes colmillos que amenazaban con desgarrar la garganta con gran facilidad. En un acto reflejo, Dean saltó hacia atrás, y dos disparos sonaron casi al unísono. Todo transcurrió en un par de segundos. Fue muy rápido. Demasiado rápido.

El monstruo de nuevo fue abatido, cayó a la tierra con un sonido sordo y pesado. Esta vez, la bala fue directa al corazón. John y Sam suspiraron de alivio después del impacto del ataque sorpresa. Pero sus expresiones cambiaron a la vez por otra de horror, cuando Dean, casi como a cámara lenta, cayó a tierra primero de rodillas, y luego todo el cuerpo.

Ser un WinchesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora