Reloj Regresa las horas

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Era de noche, estábamos por dormirnos, nos acostamos como siempre, ella a la derecha y yo a la izquierda, antes de dormir le tomé la mano y le dije lo mucho que la amaba, posterior a ello recuerdo que nos tapamos y comenzamos a platicar.


-¿Te acuerdas cuando tomé tu mano por vez primera? -le dije
- Sí, han pasado más de 60 años -me respondió
- 63 años para ser exactos -suspiré mientras recordaba y una sonrisa se me escapaba.

- Ay viejo, -volteó y me miró a los ojos con un amor que no olvido- tu siempre con tan buena memoria


De inmediato le correspondí la mirada y le di una sonrisa -Son cosas que uno no puede olvidar.
De inmediato me sonrió y me besó, se recostó en mi hombro y cerró los ojos.

-¿Qué más recuerdas? -me dijo con un tono de voz adormecido.

Sonreí mientras me daba cuenta que se estaba durmiendo.


-Aún recuerdo nuestro primer beso, ¿Lo recuerdas? 
No me contestó así que insistí: "Viejita... ¿Lo recuerdas?" al ver que no me contestó decidí dormirme. A la mañana siguiente me desperté y giré mi cabeza a verla, le di un beso en la frente y mientras me levantaba le decía: "Viejita, levántate que se hace tarde". Me fui a vestir y cuando regresé de arreglarme ella seguía en la cama, no puede evitar sonreír y decirle: "Mi amor se hace tarde". Me acerqué para despertarla, pero por más que la movía y le hablaba no respondía. Las lágrimas desbordaron de mis ojos, la garganta se me cerró y mi habla se volvió silencio. Por más que lloré y grité nada pude hacer pues ese día mi amada viejita de esta vida se fue.

Canasta de Cuentos CorleónicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora