Un chico nuevo.

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Pip es un joven británico la cual nadie quiere, es considerado un "estúpido" y lo llaman "francés" (siendo que odia a éstos) y se lo dicen por su acento extranjero, ya que, a diferencia de sus compañeros, es de Inglaterra. A pesar de todo lo ya nombrado, el joven mantiene una sonrisa, un poco deshonesta, pero está ahí, presente.

Era un lunes a la mañana y la luz del sol lo había despertado, él presentía que sería un buen día, se dió una breve ducha, luego de eso se visitó y fue a la cocina. Phillip no tiene padres, pero ya estaba acostumbrado a hacerse el desayuno sin la ayuda de nadie y no tener a quien contarle sobre su día.

Corrió hacia la parada de bus, al llegar ve como es que éste se estaba por ir, apresuró su paso lo mas que pudo para subir, pero no tuvo resultado, ya se había ido, ahora tenía que caminar hasta el instituto.

Al llegar recibió lo mismo de siempre, miradas penetrantes, risas a sus espaldas, algo típico en su día a día.

Al entrar a clases el profesor acomodó unos cuantos libros de matemáticas sobre la mesa.

– Bien jóvenes, hoy tenemos un nuevo compañero.– De ahí entra un pequeño de pelo negro al igual que su vestimenta y de ojos carmesí.– ¿Como te llamas? Presentate por favor.

– Mi nombre es Damien, vengo de la séptima capa del infierno y soy el hijo de Satanás.– En ese momento todos se lo tomaron a broma, haciendo explotar en carcajadas a los ya presentes, exceptuando a Pip.

El satanista vió a todos con odio y se sentó en su pupitre.

– Muy interesante Damien.– Alagó el profesor.– Ahora me gustaría que todos saquen una hoja.

Todos bufaron ante la petición del maestro, excepto algunos la cual no les era tan difícil la matemática, tampoco al azabache, no porque sabía el tema, sino que tenía la habilidad de leer mentes y así no se le dificultaba casi nada.

Anotó los ejercicios que se encontraban en la pizarra y así comenzó a leer la mente de todos, algunos daban demasiadas vueltas para llegar al resultado, la cual aburrían al pelinegro, fue pasando de pensamiento en pensamiento, hasta toparse con los de un rubio británico.

– Esto debe ser... ¡58,3! – Al descubrir el resultado parecía estar feliz hasta en su cabeza.

– Que estúpido.– Pensó por la acción del mas bajo, luego recordó que al estar en una mente, el propietario puede escucharle. Pero al ojiceleste no pareció importarle y siguió haciendo sus cálculos, claro, con Damien escuchando cada resultado.

Al terminar la evaluación sonó la campana, al parecer serian entregadas mas tarde. Era la hora del almuerzo y todos se dirigieron al comedor, Pip imitaba las acciones de los demás, hasta que sintió un fuerte golpe por todo el cuerpo, se había caído, al parecer alguien había puesto su pie para que tropezara con éste.

– ¡Deberías tener mas cuidado! – Habla el joven de manera burlona.

El rubio solo limpio su ropa y se levantó del piso.

– Perdoname.– Se disculpa el ojiceleste para después darle una leve sonrisa.– Por cierto, te quedan muy lindas.

– Ya se eso, zopenco.– Responde el abusador mientras se va, sin antes empujarlo con su brazo, demostrando así todo el desprecio que tiene por el indefenso.

Se fue para el comedor de una vez por todas, ya con bandeja en mano, eligió su comida y se fue con ésta a buscar un asiento, se acercó a Stan y su grupo, pensando que éste lo dejaría sentarse, ocurrió todo lo contrario, solo recibió unos cuantos gritos, entonces se fue a sentar sólo en uno de los asientos.

Toda mi vida [Dip/South Park] (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora