Nuevamente de manos de Roveldel me uno a este reto con una sonrisa en mi cara.
Para este relato, he aumentado la edad del personaje a una similar a la mía, ya que debía construir una situación en donde pudiéramos conocernos e interactuar sin afectar mi vida o personalidad, ni tampoco la de él.
Ya me contarán qué les parecieron estas 500 palabras ^-^
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Era mi primera día de trabajo como publicista en aquella agencia para súper héroes. Estaba emocionada y muy motivada, la paga era excelente y el trabajo retador, pero cuando conocí a mi cliente principal mis ánimos cayeron al piso.
Mi trabajo consistía en realizar una campaña para mejorar la imagen pública del héroe Ground Zero, y al principio, creí que sería pan comido debido a mis años de experiencia en el campo, pero a medida que fui hablando con él me di cuenta que debí haber cobrado más dinero. Mucho más.
El tipo tenía una actitud de mierda y un increíble mal genio, explotando por cualquier cosa en el momento menos esperado, y a pesar de que traté de poner toda mi buena energía para sobrellevarlo, estuve a punto de tirar la toalla y largarme de allí.
—Mira, entiendo que para algunas personas pueda ser incómodo relevar información personal, pero en serio necesito conocerte mejor para poder realizar mi trabajo. —Le dije rascándome una ceja con incomodidad. —Si no te gusta que te haga preguntas, entonces, ¿porqué no me cuentas lo que quieras sobre ti?
Para poder realizar una campaña tienes que conocer al producto, y en este caso él era el producto.
—No tengo porqué decirte una mierda. —Me contestó con tono absurdamente grosero, haciendo la vena de mi frente se hinchara. —¿Por qué no te largas como han hecho los demás antes de ti?
Cuando dijo esas últimas palabras, mi cuerpo se quedó rígido y creo que mi rostro se deformó en alguna clase de mueca, porque cuando él volvió a mirarme, elevó una ceja.
—Entiendo. —Dije, y empecé a hacer anotaciones como una loca.
—¿Qué? —Inquirió confundido, frunciendo tanto el ceño que su cara me pareció repentinamente graciosa.
Gracias a ese comentario, las cosas empezaron a fluir mucho mejor, porque finalmente pude captar un punto crucial de su personalidad y así pude saber qué preguntar y cómo preguntarle.
Él era una persona difícil, extremadamente difícil, pero al final, era un héroe. Uno que tenía serios problemas para relacionarse con los demás y por ende, daba una imagen errónea. Mi trabajo era ayudarlo a corregir eso —un poco al menos—, y que las personas pudieran ver la luz que había en él.
Las semanas pasaron y nuestro trato mejoró muchísimo; empecé a conocerlo, a comprenderlo, y al poco tiempo, creo que me volví algo así como su amiga.
—Hey, Bakugō, la campaña sale al aire mañana. ¿Quieres verla? —Le pregunté al encontrármelo por el pasillo.
—Lo que sea. —Me respondió mirándome sólo un segundo, mas no se detuvo para hacer más conversación.
—¡Te va a encantar! —Le grité antes de que se perdiera, y un gruñido molesto me llegó antes de su propio grito.
—¡Ya sé, no fastidies!
Me reí mientras negaba con la cabeza. Él no era malo, ni cruel, sólo un poco loco y mal hablado, pero con la campaña que había desarrollado estaba segura de que todo el público empezaría a ver su luz.
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PD.
Ufff, echar tijera a las palabras es agotador... de verdad, pero espero yo se haya entendido todo bien ^w^
