𝟐 | 𝐁𝐔𝐁𝐁𝐋𝐄 𝐆𝐔𝐌.

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"Sorry I didn't kiss you...
But it's obvious I wanted to."

Richie jugueteaba con la punta de su bolígrafo, mordisqueando con cierto nerviosismo, teniendo su mirada fija en Bill, quien parecía contar una historia, pero sólo tenía oídos para lo que se escuchaba a través de sus auriculares.

"Lamentaba no haberle besado, pero era obvio que quería hacerlo".

¿A quién le recordaba? ¿Quizás a alguna chica que de costumbre le había rechazado como las demás? ¿Quería besar a Beverly? No. Eso lo hacía como y cuando quería.
De repente pensó en Eddie al conectar miradas segundos atrás. Éste le otorgó una burlona mueca mientras que el otro sólo blanqueó los ojos, escribiendo en su cuaderno sin más, como si aquello no hubiera pasado. Eds, Eddie, Eduardo. ¿Con qué fin me evitas? Pensó Richie, riéndose solo después, llamando la atención de los demás a su alrededor, pero sin percatarse de ello. Continuó pensando en el más pequeño, recordando la noche pasada, como se encontraban tan cerca y no había razones de separarse, casi como si fueran a... ¿Besarse?

— ¡Richie! — Mike dio un golpe en la nuca del chico de gafas, logrando quitar sus auriculares con el impacto, para después tomar asiento a la par suya, carcajeando junto a su grupo por aquella travesura. — ¿Cual es tu problema, negro?— En vez de molestarse sólo río, posando su brazo sobre los hombros del chico a su lado, dándole un pequeño apretón. — Fue buena, pero me voy a vengar.— Aclaró, finalmente dando la atención que Bill necesitaba después de todo. — ¿Es-Estabas escuchándome?— Cuestionó el tartamudo, dirigiéndose a su amigo de gafas, éste negó desinteresado, pero sostuvo su cabeza con ambas manos, posando sus codos en la mesa, simulando oírle.

— Dije que se acerca mi cumpleaños, y sería bueno festejarlo junto a ustedes. Sólo que no tengo idea de qué hacer. Ya saben, finalmente la mayoría de edad, creo que sería bueno organizar algo a lo grande.— Los demás asintieron, mientras que Richie casi hace un escándalo al dar un gran "Sí" por respuesta. — Al fin, pensamos que nos quedaríamos sin el bufón.— Bromeó Ben, a lo que el susodicho contraatacó, queriendo ponerle tenso. — Nunca te quedarías sin mi. Tranquilízate que luego te toca, cariño.— Terminó de decir, para que acabasen por reventar de la risa.

— ¿Habrá alcohol?— Cuestionó Eddie, sin una pizca de emoción, sino sumido en preocupación al ser el único que no tenía permiso de beber de esas botellas, mucho menos en los típicos vasos de plástico. ¿Quién sabe con cuántas bacterias se encontraría? o peor, ¿Qué tal si contraía una enfermedad?
— Por favor, Eds, que estúpida pregunta.— Richie chasqueó la lengua y volteó sus ojos, aunque luego sonrió coqueto a su amigo, como de costumbre. — Puedes llevar tu propio vaso y bebes de allí.— Bromeó, y el más bajito posó su índice en su sien, realizando pequeños círculos en la zona para no perder la paciencia aún. — Es desagradable, no creo que necesitemos alcohol para divertirnos.— Se quejó, posando sus manos sobre la mesa entonces, sin mucho más que agregar. Su amigo rió sarcásticamente y negó con su cabeza. — Pues te lo pierdes, Eds,  es genial.—

Eddie se decidió por dejar de discutir y permitió que el silencio reinase, al menos por su parte. Sintió los ojos de su amigo clavados en él, a través de esas enormes gafas con tanto aumento que le asustaba en cierto punto.  Después de un corcuso bastante corto de miradas, apartó la suya, sintiendo un calor subir desde su garganta hasta sus dos mejillas, ruborizándose, ganándose una risilla de victoria que Richie acabó soltando. —Vamos... ¿Siempre eres así de adorable, Spaghetti? — Dijo en un volumen bastante bajo, lo suficiente como para que su amigo, y nadie más que él comprendiera lo que había salido de su boca. — ¿Siempre eres un patán, Rich? — Siguió su jueguito, contestándole en el mismo tono y apegando su cuerpo a la mesa, acortando esa molesta distancia entre los dos. — No siempre, me temo que me apetece serlo sólo contigo, mi queridísimo Edward. — Murmuró para el adverso, relamiéndose sus ahora secos labios para continuar discutiéndole, adorando todas y cada una de sus reacciones. — Jódete.— Insistió Eddie, recibiendo un golpecito juguetón debajo de la mesa, generando un gruñido en respuesta. — La única jodida fue tu madre, cuando me la follé la semana pasada.— Agregó, lanzando sus palabras como bombas, queriendo ganarle y dejarlo callado a toda costa. Richie adoraba a Eddie, sin embargo tenía más afecto por pelear con él y salir victorioso la gran mayoría de veces. Adoraba sus muecas, sus gestos al hablar sin propiedad, mencionando también cuando intentaba verse desafiante o firme. Deseaba ver sus mejillas enrojecidas por el enojo, escuchar su voz agudizarse conforme pronunciaba palabra por palabra. Aunque para alguien más todo aquello fuese irritante, a sus ojos era una maravilla, Eddie lo maravillaba siempre que podía.
— Basta, Richie, cállate.— Bufó, y a falta de insultos o ataques para su mejor amigo sólo se dignó a cerrar la boca, esperando que el chico en frente hiciera lo mismo, pero supuso, como de costumbre, que no podría dejar de hablar aún. — ¿Te mencioné lo lindo que te ves cuando me callas?— Bastó con decirle aquello para presenciar a un Eddie avergonzado, cabizbajo de repente, quien negó inmediatamente con su cabeza. — Ya no somos niños, no me digas esas cosas.—
Cuando lo escuchó, se limitó a callar por primera vez y seguir su petición. Había una cosa que detestaba de su amigo el asmático, y no se trataba precisamente de algo que tuviera que ver con él, sino de las veces en las que le mencionaba lo mucho que habían crecido, que ya no se trataban de los mismos niños que jugaban en la casa club o en Los Barrens según tenían oportunidad, que debían dejar todo atrás para finalmente crecer. Incluyendo los cumplidos de Richie, que para Eddie se trataban de simples bromas, con el fin de molestarlo, pues así lo demostró desde el primer día en el que se conocieron.
El de gafas tomó su lugar e intentó buscar la calma, mordiéndose la lengua, sabiendo que pronto soltaría una estupidez, alguna tontería o un mal chiste, tampoco tenía demasiadas ideas. — Oh sí, claro Eds. Me lo dice el niño que sigue siendo el protegido de mami Sonia y permite que lo limiten todo el tiempo, totalmente. Tú lo has dicho, estamos grandes, pero demuestras lo contrario.— Alzó la voz inconscientemente, llamando la atención de sus amigos, clavando sus miradas tan duramente en él que logró sentirse más que intimidado. — B-B-Beep beep, R-R-R-Richie.— Le gruñó Bill, con su ceño fruncido. No lo tenía nada contento que haya dicho tal cosa a alguien que quería tanto como Eddie, tampoco lo iba a permitir.
— Está bien, Bill. Tiene razón, mi madre quizás me sobre proteja.— Respondió con tranquilidad, parándose al oír el timbre sonar, irritándole saber que tenía que volver a clases, sin embargo, no se fue sin agregar algo más. — Tampoco muestras la madurez suficiente, Richie. El verdadero niño aquí eres tú, no hay nada que te tomes en serio, comienza a responsabilizarte.— Habló tajante para su amigo y se marchó al salón, sabiendo que Tozier seguiría sus pasos, pero no le importó en lo más mínimo.

𝓳𝓾𝓼𝓽 𝓪 𝓯𝓻𝓲𝓮𝓷𝓭 𝓽𝓸 𝔂𝓸𝓾.  | REDDIE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora