Prólogo

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Narra Pascu

Estaba particularmente ansioso, sentía una enorme felicidad dando vueltas en mi mente y la cual me era incapaz de ocultarla a Miguel y Clara, quienes me pedían parar de mencionar el viaje cada cinco minutos y me acusaban de ser un impaciente. 

Tal emoción me tenía ahora mismo echado en la cama sin poder dormir, ya que mañana partiríamos a México y el solo volver a pensarlo me arrancaba otra sonrisa de oreja a oreja, no solamente porque era la primera vez que nos presentaríamos en otro país y eso nos expandía a nuevas oportunidades, sino que también iba a regresar a un lugar que me fascinaba. Podía decir con seguridad que desde la última vez que fui, no puedo dejar de sentirme enamorado de su cultura y lo mucho y muy diferente que hay ahí.

Además, era la primera que iría con Rodri, y pese a todas sus preocupaciones sobre el picante y que no pasara lo que hace una semana en Sevilla, ambos nos entusiasmaba viajar y conocer a algunos de los suscriptores latinoamericanos. Sin embargo, igualmente había cosas que nunca me habían gustado de los viajes, como el trayecto o el corto tiempo que duraríamos allá, pero bueno, era mejor no pensarlo tanto y solo disfrutarlo.

En momentos de insomnio como este, me daba por sacar el móvil y revisar las redes sociales, con la esperanza de que el sueño llegara eventualmente. No había tantas novedades, algún comentario en un twitt o publicación dándonos una mención, tal parecía que muchas personas asistirían a la ConComics y a juzgar por lo que veía, estaban tan ansiosos como yo de que ya fuera el día.

Desafortunadamente, las ganas de dormir no llegaban y entonces, como último recurso, entré en WhatsApp, tal vez para revisar las conversaciones que había tenido durante el día o incluso los estados de mis contactos, pero nada funcionó, hasta que al fin me armé de valor para abrir la conversación con Rodri.
Sonreí al releer lo último de la conversación: él dándome consejos sobre que empacar, como si no hubiera viajado ya anteriormente.

Miré como bajo su nombre indicaba que estaba "en línea", entonces fue cuando mandé un mensaje.

— Ehh Rodriguito, ¿Listo para irnos a México?— Le escribí. Era gracioso que lo haya dicho en mi cabeza con acento mexicano.

 Listo, Pascualito— Me sorprendió que respondiera tan rápido.

En el fondo, esperaba que también lo hubiera dicho con aquel acento mexicano mal fingido que lo hacía todo tan chistoso.

— ¿Has empacado ya todo?— Me causaba bastante gracia, porque él siempre ha sido precavido y constantemente preocupado porque todo salga bien.

— No, mañana termino de hacerme las maletas—.

Yo soy más de improvisar y fluir, no eran tantas cosas por lo que creía que era fácil meter lo faltante unas horas antes de ir al aeropuerto. Quizá por eso siempre salía de casa a prisa.

— Madre mía, ya verás que mañana vas a llegar tarde como de costumbre—.

Arrugue mi nariz ante tal suposición.

— Hombre, que buenos deseos—.

— Bueno, da igual—. Sabía perfectamente que a él no le daba igual.

— ¿Qué haces a esta hora despierto?— lo mismo me pregunto yo.

— Nada, no puedo dormir. Estoy muy emocionado por mañana, tío—.

— Como niño en disneylandia, deja el tema ya, Álvaro—.

No supe que más contestar, él siempre tenía razón al llamarme "niño", me han dicho más de una vez que que yo me comportaba como uno.

— Pues si no tienes tanto sueño ¡Ponte a terminar la maleta! ¡Vago!—. Solté una sonrisa bofa, pues podía imaginármelo con esa voz que pone cuando no logra contener la risa.

— Vale, me voy a dormir, nos vemos mañana—.

Apagué el teléfono abruptamente, dejándolo finalmente en paz a un lado de la almohada, mis ojos se cerraban y yo no puse resistencia, pensando en que una vez más, me había sentido de aquella manera debido a Rodri.

— Descansa, Pascu—

Despertarse con un mensaje suyo de repente se volvió tierno, es por eso que no encuentro la manera de iniciar la conversación al día siguiente y prefiero no hacerlo.

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Esa tarde,  como el pronóstico de mi compañero lo había predicho, llegué a su casa (donde quedamos para de allí ir al aeropuerto) con casi media hora de retraso. Luego de varias quejas de su parte, acompañadas con ese agrio "te lo dije", llegó la hora de marcharnos a nuestro destino.

 Luego de varias quejas de su parte, acompañadas con ese agrio "te lo dije", llegó la hora de marcharnos a nuestro destino

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Y les agradecería que se lo pasaran a Pascu y Rodri para que lo puedan leer 💕

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