Algo desconocido e invasivo corrió en mí y simplemente no lo pude contener. Era algo en mis venas, algo en mi sangre, en mi piel, en mi estómago, en el aire... No lo sé... ¿Y cómo podía saberlo con apenas 15 años? Qué sabía yo de cosas del alma, nada. Había leído mil veces lo que sentía la gente cuando se encontraba con su alma gemela. Decían que era algo muy calmado, despacio, que crecía de a poco, que no quemaba el alma, que no traspasaba las entrañas. Leí que era como una llovizna, como un baño de sol... como un sueño pero, no.
Nada vino despacio, excepto el aire a su alrededor eso si fue calmado y tierno pero a mí, a mí me tocó la embestida salvaje de la brisa que dejaba al pestañear, el choque de sus ojos negros, a mí me tocó el torrente de su sonrisa. Nada era como lo leí, nada.
No necesité consejos ni esperar, ni tocarla, ni volverla a ver para darme cuenta de que aquel ángel me quemaba el alma. No necesité tocarla. No necesité besarla. Me bastó verla. Solo eso.
Aquella noche no logré dormir. Dí mil vueltas en la cama. No paraba de pensar en su caminar en sus pasos coordinados, en el sonar de sus zapatos entre el ruido de la multitud, en sus inmensos ojos negros, en el ruedo de su falda, en la forma de sus pequeños dedos, en larga melena, en su voz, en sus labios, en su piel.
Aquella noche no logré dormir. Di mil vueltas en la cama. No paraba de pensar en su caminar en sus pasos coordinados, en el sonar de sus zapatos entre el ruido de la multitud, en sus inmensos ojos negros, en el ruedo de su falda, en la forma de sus pequeños dedos, en larga melena, en su voz, en sus labios, en su piel.
Una poetisa dijo que la distancia más larga que podían recorrer dos personas en la menor cantidad de tiempo era sola una pregunta: ¿ cuál es tu nombre?.
A mis 90 años al fin la entiendo. En esa simple pregunta está toda nuestra vida.
Nuestro nombre es algo con lo que vivimos hasta el día de nuestra muerte, algo que nos identifica, que hace existamos y algo tan importante no tenemos la libertad de elegirlo, nos lo imponen personas superiores a nosotros como el amor.
El amor llega y como tu nombre Te da identidad... Te hace existir en este mundo y no se elige. Nadie nos pregunta, solo llega.
Ella solo llegó esa noche, en medio de tanta gente, ella llegó y cómo la sentí'''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''',mlkj
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El día de mi muerte.
RomanceEs una historia de amor lesbica que relata la vida de dos mujeres enamorada en una época donde hasta pensar era pecado. Es un relato contado por Elizabeth y muestra la belleza y crueldad de un amor prohibido.