Prólogo.

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—Bien, tu puedes Briana, ¡tu puedes!

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—Bien, tu puedes Briana, ¡tu puedes!.—dije con los ojos cerrados.

  Tenía que ingresar a la Universidad Muller, sino, todo el esfuerzo y lo que había logrado, sería por nada.
  Todos los trabajos de medio tiempo, todo mi empeño en los exámenes, todo por lo que he luchado por tanto tiempo.

  Estaba preparada para cualquier golpe que me proporcionara la vida.
  No creo que algo salga mal, ¿verdad?, me lo merecía con todas las fuerzas, de eso estaba segura.

  Pasó a paso comencé a entrar en la Universidad, sostenía mi mochila con fuerza y miraba los pósters pegados en los casilleros verdes.

《Demasiados casilleros verdes...》

  Acomodaba mi flequillo por los nervios que me provocaba estar en este lugar, rodeado de chicos y chicas mayores.
  Deje de darle tanta importancia y los nervios se disiparon considerablemente.
Saqué un papel del bolsillo de mi campera, busque el casillero 304 y cuando lo encontré, ingrese el código del papel y el casillero se abrió.

  Era del tamaño adecuado para los libros que cargaba en la mochila.
Acomode los libros, cerré el casillero y me propuse encontrar mi salón de clases.

  Siempre quise estudiar Pediatría, me simpatizaban los niños simplemente.
Ingrese en el salón y la clase comenzó cuando la profesora entró al salón.

  Todos los estudiantes universitarios estaban callados y concentrados en lo que la profesora decía, pero yo iba un paso más adelante que ellos, estaba anotando todo lo que me parecía importante de la lección.

  Todos los estudiantes universitarios estaban callados y concentrados en lo que la profesora decía, pero yo iba un paso más adelante que ellos, estaba anotando todo lo que me parecía importante de la lección

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  Luego de la clase, fui a almorzar para después volver al salón de clases. El día se paso bastante rápido para mi asombro, y cuando menos me di cuenta, ya estaba entrando en la casa. La cual había comprado para poder estar cerca de la universidad.

  La universidad contaba con residencias, pero yo había entrado tarde para pedir un lugar y tuve que comprar una casa.

  Tenía dinero por todo el trabajo que había realizado durante mi adolescencia y con eso la pagué, obviamente mis padres al verme trabajar tan duro también colaboraron para logar mi sueño.
  Por suerte no había gastado todo mi dinero, ya que conseguí una beca para la universidad.

—¡Que día Briana!—me dije a mi misma, cerrando la puerta de la entrada de mala gana y con cansancio, tirando mi mochila en el pequeño sillón de la sala de estar.

  La casa era bastante grande, y vieja, por eso fue tan barata, me había salido $150.000 dólares.
Suena irreal, pero si, ese había sido el costo. El número más alto que me imagino para una casa hoy en día aquí, es alrededor de$300.000 dólares, más o menos.

  Era bastante espaciosa y consistía de planta baja y primer piso. La planta baja tenia una sala de estar, la cocina, un cuarto de lavandería y un cuarto para huéspedes, y el primer piso tenía dos cuartos de baño y cinco habitaciones.

  Hace muchos años era una fraternidad, pero nadie más volvió a usar la casa por los rumores de que se traficaban drogas y por las fiestas regulares que se hacían.

—Bueno, creo que debería prepararme la cena.—dije con desgano, era mi segunda noche comiendo sola en mi casa.

  Por desgracia, mis padres vivían en Los Ángeles y yo en este momento no me encuentro por esos lugares, estoy en otra ciudad, alejada de mi vida y por lo tanto, estaba sola.
No era tan malo, aunque si preferiría estar con compañía.

—Mamá dijo que llamaría a las nueve.—recordé, había hablado con ella la noche anterior, estaba tan nerviosa que casi lloro en la vídeo llamada. Mire la hora en el reloj de la sala de estar—, bueno son las ocho y cuarto, tengo tiempo para inventar que tuve un primer día fascinante.

  Preparé unos espaguetis exquisitos, soy una experta con los fideos y la salsa. Estaba a medio comer mi cena cuando mi celular vibró arriba de la mesa.

《Llamada entrante: Mamá》

—¡Mierda!, es mamá—dije nerviosa—, y todavía no inventé una excusa buena de mi día, ¡trágame tierra!.—no me gustaba mentirles a mis padres, pero no quería preocuparlos.—Bueno, al menos sigo viva.

  Rendida, contesté la llamada. Me paré de la mesa para contestar. Cuando miento me gusta caminar, invento mejor las mentiras.

¡Hola hija!, ¿que tal tu primer día?.—pregunto entusiasmada mi madre en la otra línea.

Horrible, se me paso volando el día.

—¡Estuvo genial mamá!, estuvo tan genial, lo sentí muy largo y agotador, pero todo bien.fingí emoción con una voz algo aguda y sarcástica, pero mi madre no lo notaría, eso es seguro.

¡Que bueno cariño!, tu padre está trabajando en el patio trasero, esta cortando algunas ramas del arbol, debe ser el estrés por dejar salir a su hijita del nido.dijo burlándose y yo le devolví la risa al escuchar algo tan infantil.

—Típico de papareí, me alegro que estén bien.

Bueno, ¿y ya cenaste?

—En eso estaba, pero justo llamaste.—dije sonriendo divertida.

¡Oh cielo!, lo siento, bueno, te llamo mañana entoncesdijo con amor.—, adiós cariño, besos.
Y no olvides bañarte.

Si mamá, los quiero, buenas noches.—dije cortando la llamada.

  Suspire con pesadez, ojalá y mis espaguetis no estén frios. Me acerqué a la mesa y con el tenedor pinche un fideo del plato, lo llevé a mi boca y para mi fortuna los fideos estaban tibios aún.

  Aproveché esa oportunidad y me senté de nuevo para terminar de comer, justo cuando estaba llevando los espaguetis a mi boca...
Tocaron el maldito timbre.

  Gruñí de frustración y me levanté de la silla con enojo.

—¿Que ya no se puede cenar en paz?—susurre, pero el timbre sonó con mayor insistencia.
—¡Ya voy!—exclame acercándome a la entrada de mi casa.

《¿Quién será a estas horas de la noche?》

  Me pregunté mentalmente.

  Llegando a la puerta, la destrabe y con cautela abrí la puerta. Al abrir, había cuatro chicos de diferentes tamaños y, para mi sorpresa,
exclamaron:

—¡Serás nuestra nueva mamá!

¡Cuidando A Cuatro NIÑOS!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora