Demonios.

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Era un placer.

Un placer el cual los ángeles no entendían, que tanto metían sus narices para, según ellos, liberar a los pobre humanos de sus horribles manipulaciones.

No había otra explicación para Gahyeon más que:

—Los ángeles son unos aburridos.

En efecto.

Las frías palabras salieron de los finos y rojos labios. Un tinte de cansancio pintaba el tono con un poco de sarcasmo, e incluso algo de ingenuidad. Para confirmar su estado, los brazos sostenían aburridos su mentón, mientras que con la otra mano jugaba con un mechón de su largo y negro cabello.

Un gruñido sonó al otro lado de la habitación, concordando con el comentario expuesto.

—Pero los humanos también —Agregó la masculina voz.

La escena de sexo que sucedía frente a ellos era otro ejemplo del cómo los demonios podían aburrirse al segundo de sus propias travesuras... por lo que, siempre estaban en constante movimiento.

La dulce joven tiró su mechón atrás, levantándose de la silla mientras una sonrisa macabra se formaba en sus labios y un brillo de curiosidad aparecía en sus ojos.

—¡Pasemos al siguiente plan!

Con el mismo entusiasmo, el joven de la esquina, asintió. El aburrimiento pareció desaparecer en segundos.

—Entendido.

Y si bien sabían que los ángeles en cualquier momento podían llegar, eso no quitaba las ganas de ambos demonios para proceder con el siguiente paso de su travesura.
Tornando los oscuros ojos a unos rojos intensos, Gahyeon hizo su preferido maldito truco; montarse en la mente de los humanos y darles ese negativo pensamiento para asustarlos.

En este caso, Namjoon se detuvo, dejando de embestir a la mujer de pequeña figura que tenía bajo él. Sintiendo ese extraño sentimiento —que Gahyeon producía—, y por un momento dejando que la culpa cargase en su cabeza. Los fuertes gemidos de la mujer hicieron que el sentimiento no durase mucho, y al tercer grito, Namjoon continuó.

Esto molestó a la joven de cabello negro. Pero su molestia duró poco, al dirigirle una sonrisa a Jungkook para que moviese su turno.

Viendo como el otro joven contestaba con las mismas ganas, miró de nuevo a Namjoon y con un falso tono triste, Gahyeon encaró:

—Te lo he advertido, no me has hecho caso.

Con la adrenalina desbordando en la morbosidad de los demonios, soltaron su energía en risas macabras.

—Ahora las consecuencias...

Y de la puerta del cuarto apareció Handong.

La esposa de Namjoon.

Y las risas macabras explotaron más.

Definitivamente, los ángeles son unos aburridos. Queriendo detener la diversión en la cuál se basaban los demonios, eso era un tremendo atrevimiento.

Mientras la escena de rencor sucedía en el tierra, la dimensión en dónde vivían, ambos cielo e inframundo, parecía crear su propio problema.

—Maldición —La farsa sonrisa de maldad se detuvo abruptamente al sentir la fuerte esencia de bondad. No tuvo que girar para saber de quiénes se trataban, pues era más que evidente.

—Ángeles... —gruñó Jungkook, colocándose al lado de la pelinegra para competir contra los bondadosos.

Cuando Gahyeon se giró, aún decepcionada de no poder seguir viendo la escena de los humanos, mostró su más falsa sonrisa de maldad. Y su sonrisa agrandó cuando la joven ángel frente a ella ya no cargaba la amabilidad en sus labios, sino, ahora tenía determinación en su mirada.

Al parecer, las veces que fue engañada por la pequeña demonio por fin sirvieron para aprender la lección.

Aunque por un momento la tristeza invadió sus ojos y fue honesta cuando soltó:

—Me duele ver como toman el camino incorrecto —La mirada de la dulce mujer se tornó a la escena del mundo, que ahora estaba en el punto más fuerte; donde la mujer traicionada lloraba furiosa, el hombre pillado rogaba insensato y la mujer acostada, hechizada por Gahyeon, miraba la escena con aburrimiento—, una y otra vez.

La ángel sintió el suave tacto en su hombro de su compañero, confortándola. Entregándole las fuerzas que necesitaba para combatir la tristeza que sentía ante los demonios. Su mirada endureció.

—Mi perdón... parece que no vale nada para ustedes —dijo nostálgica, pero su voz ganó confianza al sentir la esencia de su compañero agrandar fuerte—. Pero no más. Por mi noble corazón, los humanos sufrieron mis acciones, y... no puedo continuar permitiendo eso. Aunque me duela, debo detenerlos.

Terminó, sintiendo la sonrisa orgullosa del ángel.

—Vaya —La sonrisa nunca escapó de los labios de la demonio, y ahora más que nunca se hallaban entretenidos—. Que divertido. Por fin diversión de verdad.

Ignorando por completo la escena que ocurría atrás de sus espaldas, comenzaron la batalla, cuando los ángeles sacaron las Armas Divinas para devolverlos a su nativo inframundo.

—Demonios, ¡hasta aquí han llegado! —Apoyó verbalmente el ángel.

Oh, esto si no se esperaban los demonios.

Armas Divinas...
El peor miedo de los cornudos.

Esta vez, el rostro de ambos jóvenes demonios dejaron de expresar la tanta sorna que llevaban en narices.

—No hay forma, Gahyeon. Debemos irnos de aquí.

—Maldición, esto es humillante.

Malditos ángeles. No les daremos el gusto de vernos morir.

Jungkook antes de que el ángel pudiera dar el golpe a la joven demonio, agarró a la mujer de la cintura, y con el poder de él, desaparecieron quién sabe dónde.

Solo quedó el polvo que los del infierno dejaron.
Un suspiro de alivio cruzó por los labios de la Ángel.

—Santos cielos... por un momento creí que de verdad lucharíamos contra ellos —Su pecho subía y bajaba de forma rápida, agitada por la adrenalina que sintió hace segundos.

—Te lo dije, solo íbamos a espantarlos —comentó seguro el ángel, guardando la falsa arma divina—. Aún no estamos listos del todo para enfrentarlos. Nuestro deber es solo proteger a los humanos.

—Sí —Apenas escuchó la palabra proteger, la mujer ángel se dirigió corriendo hacia la escena de la tierra.

No sabía lo que había pasado, pero por lo visto, la única que quedaba en la habitación, era la amante. Y lo sabían, ya que no era la primera vez que los demonios utilizaban a la mujer de cabello rojo para sus travesuras. Siempre dejándola en un estado fatal.

Llorando, confundida y arrepentida. Cuestionándose sobre su existencia y su poca baja autoestima en la cual se derrotaba.

—Pobre —Susurró la ángel—. Tus pecados son perdonados... espero que te puedas perdonar a ti misma.

—Tenemos que informarle al señor Kim sobre esto. Darle protección a esta humana es lo que podemos hacer para prevenir otros ataques de esos demonios.

—Entiendo, será mejor si lo hacemos rápido —las lágrimas y las sábanas con las que se tapaba desgarrada la humana eran el complemento de una escena triste y cruel que ponían a la ángel en mal estado.

—¿Joohyun? —Llamó su compañero, con el brillo de lástima en sus ojos.

La nombrada colocó su mano en la cabeza de la mujer, y brindándole todo el cariño que podía darle, acarició su cabello.

—M-madre... —susurró la humana—. T-te necesito...

La impotencia de no poder hacer algo por la humana era enorme.

—Taehyung —llamó, y con un suspiro pesado dirigió su vista a su compañero—. Vamos, no hay tiempo que perder.

Caminando para posicionarse a lado del ángel, dirigió su última mirada a la humana.

—Descuida, Minji. Te protegeremos.

❞ʙʟᴀᴄᴋ ʟɪғᴇ❝ || ᴅʀᴇᴀᴍᴄᴀᴛᴄʜᴇʀ & ʙᴛsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora