Capítulo 4. ❝ ¿Dónde está Mangel? ❞

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Antes de que Raúl pudiera reaccionar ante el desconocido de ojos profundos, otra voz llegó al lugar atrayendo varias miradas con él.

—No es ni la primera hora del día y ya se están metiendo en problemas, ¿qué está pasando aquí chicos? —El nuevo rostro lucía bastante divertido a pesar de que sus palabras se podrían haber interpretado de alguna otra manera.

Este no era tan diferente al resto de personas, tenía una altura promedio, su cabello perfectamente peinado en tonos oscuros, le hacían justicia al morado profundo de sus grandes ojos que expresaban seriedad con solo verlo de reojo, sus cejas gruesas no ayudaban a alejarlo de ese escalón.

—Es solo Perxita volviendo a la misma rutina de siempre. —Rubén entró rápidamente a la conversación, apartándose un poco del culpable del dolor que tenía Raúl en esos momentos y viendo al desconocido fijamente.

El chico misterioso comenzó a reírse en pequeños murmullos, exactamente en ese momento se dio cuenta de la presencia del nuevo, viéndolo con confusión.

—Tú debes de ser Raúl. —Su voz sonaba demasiada animada. —Soy Samuel, presidente estudiantil. Bienvenido al pueblo.

Esa confesión logró calmar los nervios del pelinegro, no iba a mentir, se había asustado un poco de que un perfecto desconocido tuviera algún conocimiento de su nombre.

—El director me dijo que eras el chico nuevo, junto con otro par de hermanos, pero si mi memoria no me falla, no hay dos tus en este momento. —Samuel siguió hablando, llevándose su mano derecha al mentón, haciendo notar una mirada divertida.

"¿Hermanos? Bueno, parece que no soy el único nuevo en este año." Raúl pensó en sus adentros, aun sin dejar de sentir cierta mirada por detrás de su cabeza. ¿Debía de presentarse? Le estaba empezando a incomodar un poco y no entendía muy bien cómo actuar al respecto.

—Si, soy Raúl. —Le contestó a Samuel, intentando ignorar la mirada del único sin nombre. —Estoy en segundo año junto con Rubén y Alex. —Señaló al par de chicos que están a su lado. Uno más atento a la conversación que otro, o más bien, mucho más atento al protagonista de la conversación.

—Sí creo que todos nos dimos cuenta que eres el chico nuevo. —Perxita les dio una mirada divertida a todos. —Lo siento por el golpe, amigo. El primer día siempre es un desastre. —Se acercó un poco hacia donde estaba, dándole un leve apretón en el hombro.

Sin mucho que decir con un movimiento de cabeza le dio entender que estaba bien, Raúl tampoco lo culpaba de que el pasillo se encontrara como las trincheras en plena guerra.

Las únicas personas que no estaban participando en la conversación era un Alex que estaba más ocupado en no tratar de dormirse a medio pasillo, que en prestar atención a la conversación y por supuesto, también estaba el chico de ojos brillantes que no solo se quedaba en silencio, sino que también no dejaba de verlo.

—Sé que sonará demasiado cliché en este momento. Pero nunca está de más decirlo, bienvenido al pueblo. —Perxita siguió con la conversación, alzando los hombros sin preocupaciones. —Este chico amargado es Leonardo. Que no te de miedo esa mirada terrorífica. Suele ser un encanto cuando se lo propone. —Señalo al chico de ojos deslumbrantes.

Al escuchar como lo habían presentado, Leonardo hizo lucir una mueca en sus labios, moviendo la cabeza en negación. Aun con un notorio desagrado no le dio pelea, únicamente se quedó cruzado de brazos viéndolo con molestia.

—Esperen. —Rubén salió del pequeño trance en el que estaba. — ¿Acabas de decir presidente estudiantil? —Se dirigió hacia el pelinegro. —Eso era el año pasado, Samuel. Creo que en estos momentos no tienes el poder de decirlo.

Te Amare a Escondidas | LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora