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—¿Quieres que te acompañe?

—¿Qué? ¡No! Es un encuentro únicamente entre Jeongguk y yo —se acomodó las mangas de su sudadera mientras buscaba su celular, el cual se encontraba cargando.

Luego de aquella llamada, Taehyung estaba super inquieto, preguntándole una y otra vez sobre lo que diría al estar frente a su ex. Tenía la sensación de que el rubio estaba ocultándole algo, pues sus manos no dejaban de sudarle como indicador de ello.

Jimin mentiría si dijese que no estaba nervioso, ¿hace cuánto que ellos no se hablaban? Probablemente desde el día que rompieron.

Pasaba ansiosamente las manos sobre las mechas de su cabello en un esfuerzo de verse presentable.

—¿Regresarás hasta mañana? —el rubio se movió hasta situarse delante del castaño y posar sus manos sobre los temblorosos hombros del menor.

Jimin se apresuró a negar —No, sólo charlaremos, nada del otro mundo. —Era lo que su mente quería creer, esperaba poder arreglar todas las cosas con Jeongguk.

—Ya verás que todo saldrá bien —el rubio le sonrió con seguridad.

Jimin también se obligó a sonreírle de vuelta, pues aún estaba algo inquieto.

Todo saldría bien, sí.

Jimin caminó presuroso por el parque, miraba a los alrededores para encontrar la banca donde Jeongguk lo había citado.Una vez que dio con él, se percató de que Jeongguk aún no llegaba, por lo que pudo respirar un poco más tranquilo.

Decidió subir las piernas sobre su lugar para una posición más cómoda y así poder abrazarlas contra su pecho, ocultó su cara entre ellas mientras sentía su corazón latir un poco más rápido.

Unos minutos después, dio un brinco del susto cuando sintió una mano sobre su espalda, como una pequeña caricia.

—Wo, ¡lamento asustarte!

Jimin se incorporó rápidamente al ver un muy conocido chico frente a él.

Su cabello negro se movía al compás del viento y su sonrisa de conejito estaba ahí, mirándole. Jeongguk estaba parado frente a él luego de tres meses.

Jimin juró sentir que todos los sentimientos en su interior salieron a flote, aunque en realidad no pudo afirmar que alguna vez no estuvieron ahí.

—Uh, J-jeongguk... no te preocupes, yo estaba distraído —mordió su labio inferior y no pudo evitar mirarlo de arriba hacia abajo. Esa camiseta blanca se le seguía viendo bastante bien y también esos pantalones ajustados. Demasiado, demasiado bien.

—Te ves hermoso, Minnie— halagó Jeongguk mientras sonreía aún más y le revolvía el cabello.

El castaño se sonrojó ante esas palabras, ¿Cuánto tiempo pasó desde que se había sonrojado por algún cumplido? Definitivamente Jeongguk era el único que tenía ese poder en él.

—¿Caminamos? —ofreció el pelinegro viendo al menor con la vista puesta en el suelo.

Jimin le miró y asintió. Era extraño, ellos estaban justo ahora en una extraña situación; luego de decir que se extrañaban, ¿Qué se supone que son ahora? ¿amigos?

Caminaban a la par en un silencio considerablemente cómodo, parecía que ninguno tenía la voluntad de seguir con la charla que empezaron.

—Jimin, y-yo... sobre lo que hablamos... —Al fin se rompió el silencio—Todo lo que dije era cierto, te extraño.

El labio del menor tembló ligeramente, lo que decía Jeongguk lo afectaba hasta cierto punto, lo que comenzó como una broma terminó siendo todo un revoltijo de emociones.

Y él sólo estaba seguro de una cosa.

—También te extraño —expresó una vez que pararon con su ritmo y el menor sostuvo el rostro opuesto entre sus manos —y mucho —quiso agregar.

No se supo quién exactamente fue el que pegó sus labios al otro, el belfo inferior acomplándose al opuesto y creando los más maravillosos sonidos con suspiros incluidos.

Cuando Jeongguk sostuvo la cintura del menor, éste abrió pasó con sus manos en el cabello grisáceo del mayor, jalando las mechas sutilmente.

El beso, Jimin podría describirlo como delicado y sensual, sus labios danzaban con ternura y precisión. A este punto podía reírse de sí mismo por todas las veces que dijo que había superado a Jeongguk, a él y a las sensaciones que su presencia y tacto le hacían sentir.

Cuando se separaron y juntaron sus frentes tratando de recuperar el aire que el otro le robó, Jeongguk soltó una risita dulce al ver que el castaño mantenía sus ojos fuertemente cerrados, como no creyendo que lo que acababa de pasar fuese real.

—Ya está —pasó uno de los mechones del contrario detrás de su oreja —Vayamos a mi departamento, te prepararé un café calientito, ¿qué dices?

Jimin se fijó en la mirada de dicha que tenía el pelinegro una vez que abrió los ojos. Se sonrojó ante la cercanía.

—Y-yo... está bien, pero no puedo tardarme mucho, Taehyung me está esperando.

Jeongguk asintió comprensivo aunque con algo de decepción, pues no quería que el momento tan bonito que compartía con el menor, acabase tan pronto.

Sí, solo un café caliente y el menor se retiraría a casa.

No Kidding, I Miss You ➸ GgukMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora