Todo comenzaría un día, el cual fue anhelado por todos como en el que me iría a otro país, a visitar su cultura y ser un turista del montón junto con mi curso. Nada podría prever lo que experimentaría en ese viaje.
El transcurso del viaje en avión fue tranquilo, relajado. Estaba pensando en el espacio masivo que tendría que hacer para las fotos, borrando recuerdos para conservar nuevos. Lo único que hice en esos momentos fue estar con mis conocidos, hablar y decir las hipótesis de lo que pasaría con la gente y apostábamos quién se cogía a quién, qué pasaría con este tipo y esta tipa, etc.
Llegamos a un hotel. A un fantástico hotel. Lujoso hasta cierto punto, no perfecto pero muy acogedor. Y en este preciso momento es donde comienza este relato.
¿Para qué voy a mentir?: En realidad si esperaba que pasase algo con mi persona y alguien más. Quizá era muy optimista o me faltó confianza en mi mismo para que algo así pasara. O tal vez debí preparar el terreno para tal cosa. Da igual.
Los días pasaban. Yo disfruté del viaje y no de las cosas que podrían ocurrir. No de mis propias fantasías. Tampoco traté de forzar nada con nadie, en realidad estaba esperando que lo que pasara en ese lugar, pasase. Después de todo, veníamos a turistear, no a vivir una telenovela mala de romance y suspenso que perfectamente se podría transmitir en TV.
Resulta que mis amigos estaban en las mismas que yo. Estaban esperando lo posible. Y para ellos, lo posible pasó. Aunque en verdad lo que yo buscaba era alguien para hablar tranquilamente. Comencé a sentirme más ansioso. Esta ansiedad se abrió y dejó ir de su interior un revoltijo de preocupaciones e inseguridades injustificadas y estúpidas que cada vez me afectaban más. Hasta que un día, no pude más.

ESTÁS LEYENDO
Invisible
Short StoryMi cabeza colapsa en una crisis de ansiedad, una crisis de socialidad. La presión, el estrés y mi propia ansiedad casi acaban conmigo. Todo, en los primeros días de mi viaje de estudios.