Parte 1

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Frascos vacíos, otra vez.

Ella aún tirada sobre aquella cama, dormida, quien sabe hace cuanto tiempo, sumergida en aquella fantasía, una falsa idea que esas pastillas creaban en su cabeza. Arrebatándola cada vez más de este mundo. 

─¡Mamá! ¡Despierta por favor! ─. Gotas resbalaban por mis mejillas, lo había hecho otra vez 

8 meses antes

Algo en ella había cambiado, sus ojos estaban tristes y su mirada estaba pérdida.

─ Necesitas comer mamá ─. Deje el plato en frente de ella, pero ella se negó a probar bocado ─ Iré a recostarme ─. 

Aún no encontraba el por qué de sus actitudes, sospechaba que tenia depresión, pero ella se rehusaba a ver un especialista. "Estoy bien" "tengo mucho trabajo, necesito descansar" repetía cada vez que le mencionaba ir al médico. Su aspecto físico se volvía cada vez más delgado, ella había comenzado a fumar.

─Katie, te tengo una buena noticia, un viejo amigo me dijo estas pastillas me ayudarían ─. Sacudió el frasco entre sus dedos, hacia mucho no la veía tan feliz así que sonreí por ella, sin embargo, mi corazón decía que eso estaba mal, pero verla así, tan radiante como ella era antes, me traía alegría en cierto punto. Los días pasaron y ella dormía cada vez más, pero quería creer que era cansancio.

─ Mamá, hoy es muestra de ballet no lo olvides ─. Entre a su habitación, ella se encontraba dormida. Bese su frente. ─ Te quiero ─. 

Faltaban cinco minutos para que el acto se realizará. Ella no se encontraba allí ─ ¿Y mamá? ─. Pregunté a mi hermano mayor al ver que llego solo

─ No vendrá tiene mucho trabajo, pero te manda felicitaciones ─. La persona que más me importaba no estaba conmigo, mi mirada se volvió borrosa, sentí los brazos de mi hermano rodear mi cuerpo. ─ Vamos, anímate ─. Secó mis lágrimas e intente sonreír, pero algo en mi corazón se había roto ese día.

 2 meses después 

El teléfono sonó en la sala.

─Mamá, contesta ─. Grité pero hizo caso omiso y siguió sonando. Ella estaba durmiendo, otra vez.─ ¿Hola... ─. Descolgué el teléfono. Ella había mentido, no estaba yendo a trabajar desde hace mucho tiempo. Corrí a por las escaleras, rumbo a su habitación

─ Mamá, despierta ─. Levante mi tono de voz, estaba enojada y en cierto punto decepcionada 

─ ¿Qué sucede cariño? ─. Abrió sus ojos somnolienta 

─ ¿Por qué mentiste? No estás yendo a trabajar ─. Grité 

─ Renuncie, ahora sal, necesito descansar ─. Tomó el frasco y sacó dos pastillas 

─ Deja de tomar eso, duermes todo el día culpa de esas malditas pastillas ─. Le quite el frasco. ─ Hasta parece que te olvidaste de tus hijos, mamá casi ni te vemos ─. 

─ Estas exagerando, estas pastillas me hacen bien ─. Ella había creado otro mundo en el cual nosotros no existíamos. Comencé a llorar desconsoladamente. Salí corriendo de aquella casa, la que solía llamar hogar. 

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