Erase una vez (Johnlock)

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Sherlock estaba metido en algo muy grave, si el hombre que tenía en frente, el cual le dijo que se llamaba Jim realmente era lo que decía ser entonces debía tener mucho cuidado, ya que sin problemas podría destrozar su mente como si de un cristal se tratase, y con la amenaza presente de la princesa debía salir ileso de la situación.

El sujeto miraba con odio y cinismo al rizado en espera de una respuesta, pero en vez de eso reciben una ráfaga morada hacia su persona en forma de un ataque sorpresivo del Mago, pero él al estar observando los movimientos del mago lo esquiva con agilidad dejando que la ráfaga golpeara la pared provocando que está explotara ahí.

Justo cuando el ataque choca con el muro un dolor punzante recorre en toda la cabeza de Sherlock obligándolo a hincarse y a sostener su cráneo al no soportar el dolor tan sorpresivo.

—¿Qué parte de “estamos en tu mente" No entendiste? Si este lugar reciben daños serás tú quien lo pagué, además no has respondido. . . Dime ¿Qué comerciaba el Reino? O qué, me dirás que no sabes y que en realidad solo destruiste el lugar por tu novio. . . Sebby ve y tranquiliza al rey, no queremos interupciones—

Después de darle la orden al príncipe éste desaparece del lugar dejando al fin solos a los dos magos; Sherlock al notar el gran interés de Jim por el Reino pudo deducir de automático que él debió pertenecer ahí o murió alguien importante para él, lo cual le indica que el mago rojo busca venganza.

—Bueno, viendo que no sabes nada te contaré con que te has metido. El Reino contaba con una gran cantidad de Magos rojo nacidos ahí, el lugar estaba tan llena de esta energía que cada mes nacía mínimo 6 Magos. . . Y lo que comerciaba ese asqueroso lugar era soldados especializados en matar a los de su propia especie. Todos los días podíamos ver como torturaban, humillaba y entrenaban a Magos solo para ser la perra de otros. . . Todos ahí deseaban nunca tener hijos para no tener que ver como eran arrebatados de sus manos, madres embarazadas suplicando por que no sea uno más y niños intentando alejarse de todo ese mundo con el anhelo de no despertar ningún poder, todos sufrimos en ese lugar. . . Pero, un día vimos como un enorme y monumental monstruo cubierto de fuego destruía el castillo en donde se encontraba los bastardos, y por primera vez fuimos felices, viendo como caía el lugar pensando que alguien nos había liberado. . .
Solo para ver como minutos después ese mismo héroe destruía nuestro pueblo y así gente que no tenía nada que ver con los idiotas de arriba. . . Fuego, cenizas, llantos, gritos, caos, muerte. . . Segundos después de todo el desastre pude visualizarte a ti y a tu estúpido novio besándose en medio de la Masacre como si fuera un gran triunfo, así que pensé en matarlos a los dos, torturarlos y no dejar nada de ustedes. . .—

—Si tocas tan solo un pelo de John el que terminara torturado y muerto serás tu bastardo, tú y tu pueblo condenaron al amor de vida a la hoguera, así que para mí merecían el mismo castigo que tu rey—

Sherlock estaba que no podía con la rabia, el sólo recordar como tenían a su pareja el día que lo rescató y el saber que lo iban a quemar hacia que le hirviera la sangre, por otra parte Jim al escuchar su respuesta solo atina a reír tan fuerte que retumba en los pasillos de su peculiar prisión, la cual solo enfureció más al rizado. Al terminar de reír retoma su explicación interrumpida.

—Mientras pensaba en mi venganza contra ustedes en lo alguna vez fue mi hogar, un día pude visualizar como tu novio dejaba en la entrada del Reino un tulipán blanco mientras pedía disculpas por sus actos, esa escena se repitió semana tras semana, y así comprendí que el único bastardo que merece morir ¡Eres tú! . . . No le haré nada a John, lo juró, es más, yo no dudaría en proteger su vida con la mía, en cambio a ti te voy a ¡quemar! dentro de tu mente hasta ver como quedas sin conciencia y así jugar con ti maldito cadav_. . . Oh, a habido un cambio de planes, al parecer tu novio y la princesa necesitan ayuda—