Capítulo 2

197 26 57
                                    

Las frías gotas de sudor no dejaban de escurrir por mis sienes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las frías gotas de sudor no dejaban de escurrir por mis sienes. Estaba aterrada, y mi organismo no era capaz de ocultarlo.

¿Cómo es que estaba ahí? Se suponía que no debía saberlo; que no debía estar cerca.

Mi mente no lograba más que perturbarse pensando en el odio que, luego de tanto, lo había incitado a planear locuras.

Desearás no haber intervenido nunca —La marcada dicción de A.J. seguía en la línea—. Me deleitaré con cada uno de tus gri...

A prisa, quité el celular de mi oído cuando su voz se cortó.

Estaba apagado.

—¿Qué te dijo? —cuestionó Chase, enfadado.

—Se acabó la batería —Dos lágrimas resbalaron por mis mejillas apenas le entregué el aparato.

—Te pedí que me lo dieras —Intentó encenderlo, pero fue inútil—. No tenemos cargador.

—Tampoco luz —Temblorosa, salí de la cama. Debíamos hacer algo pronto.

Quitar el seguro de la entrada me resultó más difícil de lo que creí. Mis manos tiritaban por el pavor, y sus palabras hacían eco en mi cabeza.

De alguna manera u otra, la pesadilla más grande de Susie, se había vuelto también la mía, pero era ella quien la tenía de frente, y no podía dejar de pensar en el pánico del que era presa.

—¿Beth? —El tono de molestia en las palabras de Chase se esfumó.

—Dame mi suéter —Me percaté de mi semi desnudez al asomarme al pasillo. No había más que oscuridad y silencio éste—. Todos se fueron.

—Dime qué fue lo que te dijo —Me entregó la prenda, al mismo tiempo que se puso la sudadera—. No sé qué hacer si te quedas callada.

—¿No lo entiendes? Viene hacia acá. ¡Está con ella!

—Cálmate, por favor —Sus manos fueron directo a mis hombros.

—¿Cómo me pides eso cuando Susie está en peligro? —Recargué mi cabeza en su pecho. Desde ahí, podía ver cómo mi desconsuelo mojaba el piso—. Estaba llorando... Tiene miedo. Lo sé —susurré en cuanto una gota más se estampó contra el suelo.

"El auto de papá y mamá no estaba estacionado en la cochera, razón por la que las luces de toda la casa se hallaban apagadas. Sólo una tenue iluminación, proveniente de una de las ventanas del segundo piso, dejaba saber que había alguien dentro.

Se originaba en la habitación de mi hermana.

Susie acostumbraba oír música con los audífonos puestos, a un volumen dramático, por lo que la probabilidad de que escuchara mis golpes en la puerta de entrada era del cero por ciento.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 28, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Voy A Encontrarte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora