Una Promesa

296 21 4
                                    

A la edad de 10 años...

PETE
El mundo siempre es hermoso, los días suelen ser bastante memorables, no sé como describirlo, pero tampoco se como explicarlo. En fin, a lo que quiero referirme es que mi vida siempre tiene días "agradables", mi familia es dueña de uno de los mejores hoteles, además de grandes centros comerciales en Bangkook y como veran somos ricos. Sin embargo, el dinero no me interesa, ni tampoco el tener cosas muy caras, no me interesa en absoluto, mi padre seimpre dice que debemos ser siempre listos; y sobre todo lucir bien, por lo que tuve una educación muy estricta en donde aprendí hablar con modales, ser modesto, elegante. Ninguna de esas cosas me fue difícil aprender, pero tampoco me interesaba mucho, queria ser bueno a la vista de mis padres y los demás. Nada tenia sentido, era como un principe en un castillo, tenía tanto que me aburria, siempre observando a los demas niños, viendo que me me faltaba, nunca obtuve un respuesta. Pero todo eso dejó de darme tanta importancia el día en que nuevos vecinos se mudaron cerca de nuestra casa, se apellidaban Intouch, me emocionaba el que haya gente nueva en los alrededores, no solo eso, sino que ellos eran distintos a los demás, no eran presumidos.

Al paso de unos días mi padre y el Señor Intouch siempre hablaban de negocios, él era dueño de una empresa de arquitectura, mi padre como siempre trataba de tener socios, no dudo en contratar al Señor Intouch para uno de sus proyectos. Cuando ellos se reunían por negocios, un niño llamado Ae se quedaba en mi casa, me sentia tímido, de alguna manera siempre estaba detrás de las piernas de mi madre. Ese niño no me daba miedo, pero me sentia nervioso. Ponerme nervioso por un niño de mi misma edad suena tonto, pero no se porque me sentia asi.

- Pete, vamos juega con Ae, yo tengo que irme a ver las cosas en el Hotel. Nos vemos - besó mi sien y se fue dejándome en la sala con ese niño. Al parecer me estaba sonriendo, me sentí nervioso por lo que desvíe la mirada, no entendia porque me sonreia. Vestía unos pantalones hasta las rodillas y una remera color azul marino, con unas zapatillas deportivas, a pesar de tenr dinero no vestia de manera tan formal, eso me gustaba de alguna manera.

- Hola, soy Ae, tu debes ser Pete, aunque ya nos vimos muchas veces - extendió su mano a modo de saludo y de nuevo con esa sonrisa, pero lo que más llamó mi atención fueron sus ojos, era oscuros, pero se veia un lindo brillo en ellos. Me limité a asentir y tomar su mano - Estás muy rojo, ¿Tienes fiebre? - Sí, asi conocí a Ae Intouch, sin saber porque siempre mi cara ardia y mi pulso parecia elevarse como si nada. Me encantaba su sonrisa, sus ojos, la manera en la que tomaba mi mano e incluso regañaba, solo que era algo que no diría en voz alta, ya que puede sonar raro. Poco a poco yo y Ae fuimos haciéndonos más cercanos, él me hablaba de como le gustaba jugar a la pelota, sus secretos e incluso era muy gracioso cuando se asustaba, me agradaba mucho. En cambio yo le hablé de como me aburría en mi casa, como me sentia incómodo con otros niños adinerados, tuve que contarle que me agradaba el hecho que sea quien es realmente sin miedo de ser juzgado, era una de las cosas que más admiraba de Ae, era algo que esperaba poder hacer algún día.

Un día nuestros padres nos llevaron a ambos a una cabaña cerca de un bosque, estabamos todos muy emocionados, pero lo que realmente me emocionaba era el poder compartir un momento junto a Ae Intouch. De alguna manera siempre lo llamaba por su apellido cuando me moría de ganas de llamarlo por su nombre, pero sentía que si lo hacia le podría molestar. En fin, ambos estábamos aburridos dentro de la cabaña, era verano, pero no quería tirarme al río, fue cuando a Ae se le ocurrió la idea de jugar a las escondidas.

- Jugaremos a las escondidas, yo cuento hasta 100 - dijo mientras se cubría los ojos y me daba la espalda y asi comenzar a contar. No sabia donde esconderme por lo que me adentré al bosque, pero cuando me dí cuenta ya no sabia ni donde estaba, no recordaba por donde vine, estaba solo. Comencé a gritar, tenía miedo y comenzaba a hacerme preguntas, ¿Y si nunca me encontraban? ¿Me buscarán? ¿Me quedaré aquí para siempre?, todas y cada una me aterraba, no queria estar solo, queria estar con Ae. Mientras más caminaba, más confundido me sentía, poco a poco las nubes comenzaron a aparecer haciendo que el cielo que era totalmente soleado quedó completamente oscuro. La lluvias comenzó a propagarse en todo el bosque, siendo cada vez más intensa la tormenta, con rafagas de viento, tenía que ir a un lugar seguro en donde pueda quedarme, comencé a mirar todo mi alrededor, seguí caminando con el barro que llegaba hasta mis rodillas y luego en todo mi cuerpo por tropezar con una roca, mi cabello al igual que todo mi cuerpo estaba empapado, las gotas no paraban de caer con lentitud, no solo gotas de lluvia, también en parte mis lágrimas. El frío y la tos me estaban ganando, pero me alivié un poco al ver una cueva, a pesar de ser un poco oscura ahi dentro no llovia, me sentia bien, al menos un poco. La temperatura comenzó a bajar y la lluvia estaba cesando, no tanto, pero no era tan fuerte, decidí quedarme allí ya que el frío que tenia era demasiado. Tenía mucho miedo, queria pensar que Ae me estaba buscando, pero era imposible, de seguro esta en la cabaña.

~My First Love~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora