Prólogo.

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Ver las luces de la cuidad de los Angeles esta noche es la cosa más fascinante del mundo. Saber que las cosas cambiaron y que ya no soy esa niña de antes, que ya puedo valerme por mi sola, que ya no acato órdenes, sino que mis órdenes son acatadas.

Las piezas del juego cambiaron papá.

Estarías tan orgulloso de mi, sino estuvieras muerto.

Pero pensando en algo más productivo.

Hoy por fin lo veré, veré a esa persona por la cual mate, por el cual tuve que tomar decisiones que verdaderamente no tenía que tomarlas, veré al hombre que me quito la venda de los ojos y me mostró la realidad del mundo.

—Patrona—la voz de Car me saca de mis pensamientos.

Lo miro de reojo y el me sonríe desde el asiento del conductor.

—Hoy es la noche.—le digo sincera y el sabe a lo que me refiero.

—Correcion, es su noche patrona. —se bajo del auto y le dió la vuelta, llegó a mi puerta y la abrió para mi—Disfrutela, y no dude de llamarme si no quiere ensuciarse las manos.

Le tomé la mano y salí del auto.

—Codigo rojo si algo sale mal, no lo olvides. —mire de reojo el lugar—Hoy es el día en que se morirá ese cabron.

Car carcajeo por lo bajo.

—Asi es patrona.

Respire profundamente y camine victoriosa a mi encuentro con los socios del cartel.

Caerás así como yo caí ese día por ti.

La Hija Del NARCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora