Hermandad de sangre

Hilo de sangre

"¿Me pregunto porque nos dejó escapar? Pensé que ella servía al viejo".

"No me preguntes cosas que no sé, al menos estamos libre de ese loco bipolar" los tres niños se encontraban en una pequeña cueva a las orillas de un rio, cubriéndose de una fría lluvia que caía sin piedad sobre el bosque, afortunadamente Gaara sabia como prender una fogata, manteniendo a sus hermanos calientes, aunque seguía con la costumbre de sumergirse en su mundo.

"Estoy emocionado por esta nueva aventura, ver el mundo que el viejo nos evitó mostrar" hablo Naruto totalmente optimista.

"Somos unos niños con solo nuestro poder e instinto, espero que todo salga bien, ten, tome un poco antes de irnos" Fuu le extendió un pedazo de pan a Naruto, quien casi le muerde la mano por el hambre que tenía, por otra parte, Gaara uso su arena para agarrar el pedazo de pan, sin moverse.

"¡Ayuda!" un grito desgarrador vino desde lo profundo del bosque, poniendo incomodos a los hermanos.

"No lo hagas, aun no tenemos control de nuestra energía...¡Naruto! Idiota" Fuu conocía ese sentimiento raro de su hermano de ayudar a cualquier persona que estuviera en problemas, más niños como ellos, aun si al final terminaba golpeado por adultos, tenía el corazón más puro de los tres.

"Vamos, no lo dejare solo" Gaara susurro con voz calmada, creo una superficie de área para protegerlos de la lluvia, ella asintió decidida, corriendo bosque a dentro, en un minuto vieron a Naruto, en frente de dos niños inocentes, un niño de cabello morado y una niña de cabello corto rojo oscuro, que habían sido vapuleados por algunos vagabundos borrachos, esto le hacía hervir la sangre, pero trataba de mantener la lógica.

"¡Lárgate mocoso!" vio como Naruto recibió un golpe en cabeza con algo metálico, quiso correr a ayudarlo, pero algo la agarro por detrás para levantarla.

"Vaya, vaya, tendremos más niños estúpidos que vapulear, verán que no deben defender a estos monstruos" este sentimiento le era muy familiar para la niña, vio como Gaara temblaba sin decir nada, siendo protegido por la arena de los ataques de estos locos, lo cual los ponía más furiosos, vio como más gente llegaba, listo para torturarlos sin ningún motivo, están podridos.

"¡No!" Fuu sintió un fuerte latido en todo su pecho, luego se sumergió en una oscuridad en lo que parecía un instante, solo estaba segura de algo, alguien se estaba riendo, una carcajada que pensarías que se estaría rompiendo la garganta, abrió los ojos poco a poco, viendo rojo, todo rojo, cuerpos rotos esparcidos por la zona, sus hermanos y aquellos niños estaban al centro, como una espada con gancho atravesaba el corazón del ultimo borracho, un chico que no pasaba de los quince años, cabello verdoso agua, ojos morados, cubierto de sangre.

"No deberían juzgar a estos niños por estar atados al pecado sin saberlo, púdrete en el infierno" el joven saco su arma, para acabar con su vida, eso fue interrumpido por un dolor en su dedo menique izquierdo, unas líneas se habían impregnado en su piel, como si fuera una cicatriz profunda.

"Pueden verlos, los hilos azules" el joven se había sentado con una pequeña sonrisa, algo se veía, como una línea rara de color azul, uniendo de manera rara con los dedos índices de sus hermanos y aquellos niños, además de otras dos líneas que se perdían en diferentes caminos, pero destacaba esa verde opaco que conectaba a la muñeca derecha de ese joven.

"Tranquilos, yo soy como ustedes, entiendo lo que sufrieron, y no lo merecen, déjeme ayudarlos, después de todos, somos hermanos, unido por los pecados del demonio" no entendía nada, pero había algo en sus palabras que hacía que le creyera, más que al viejo, que a todos.

"¿Quién eres?" pregunto Fuu de manera temerosa, abrazando al niño, quien parecía también intrigado, pero más calmado.

"Mhh...podrían llamarme como uno de sus hermano mayor, pero si no quieren, mi nombre es-".