Capítulo 3

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Aquella noche se realizaría el experimento, el proyecto en el que habíamos trabajado durante días.

Sin embargo, este se retrasó un poco debido a los preparativos que conllevaría por ser un tanto complejo, por lo que tuvo que ser atrasado para la madrugada de ese día.

La madrugada del 26 de Abril del año 1986, ya había terminado nuestro turno pero decidimos quedarnos al siguiente para así poder ganar un poco más de dinero, no era mucho pero era algo.

Según nos habían dicho teníamos que asegurarnos de que todo saliese bien durante la prueba, se iba a desconectar el reactor cuatro del suministro de energía para ver si este era autosuficiente y observar que las turbinas siguiese en función aún después del corte de luz. Con esto quería saberse como reaccionaria el reactor a circunstancias como está, bajando la producción de energía que daba directo a la planta poniendo a prueba el turbogenerador con el que está contaba. Los trabajadores de la mañana, como nosotras, eran quienes estaban mejor preparados e informados sobre lo que se haría pues el experimento estaba previsto para esas horas. Como siempre, algo tuvo que retrasarlo. Había una fiesta en el pueblo por lo que el experimento se aplazó nueve horas, gracias a la celebración que se llevaba a cabo y la cantidad de gente que había en las calles, además de la cantidad de energía que se estaría utilizando.

Algunos trabajadores más de la mañana estaban aquí, todos por la misma razón; el dinero. Estábamos a finales de quincena por lo que un ingreso extra no nos vendría nada mal, pues estos días son los que suelen ser más complicados.

Estabamos a punto de iniciar el experimento cuando en las altavoces se oyó una voz:

-A todos los trabajadores de la planta, estamos a punto de iniciar la prueba número uno para el experimento de corte de energía -resonó por toda la habitación la que debía ser la voz del ingeniero de sistemas -todos a sus puestos. Estamos a punto de iniciar

Todos comenzamos a donde nos tocaba.

-¿A dónde les toca? -nos preguntó Mario

-Parte trasera del turbogenerador uno, fuera de la sala de maquinas -contestó Poché y yo asentí

-Tenemos que ver que las turbinas no dejen de funcionar -completé yo -¿Y a Sebas y a ti?

-Cuarto 604, me toca hacer algunos ajustes y ver que todo salga bien por allí además tengo que cambiar algunas barras de grafito del reactor-contó mientras se colocaba su traje de protección y el cubrebocas -A Sebas la bomba de circulación, tiene que ver que el hidrógeno no se escape y que los sistemas funcionen bien una vez se activen los generadores y que todo corra con normalidad. 

-A Pau y Kim les toca el cuarto de turbinas dos, en el segundo turbogenerador, ellas harán lo mismo que nosotras

Una vez estuvimos listos nos dirigimos a nuestras áreas pero no sin antes desearnos suerte y bromear un poco respecto a lo que haríamos más tarde. Después del experimento iríamos los seis a comer a algun puesto de comida rápida.

No sabíamos que aquello jamás pasaría... Ni que solo saldríamos cuatro

Una vez que estuvimos todos en nuestros puestos se dio inicio a la prueba, recibimos la señal de Mario, las turbinas siguieron en función pero su velocidad aumento un poco por el doble trabako que debían hacer ahora, antes de poder dar aviso un fuerte grito nos hizo voltear, era Mario. Antes de poder saber siquiera lo que decía un fuerte estallido resonó por todas partes, la tapa del reactor se había roto, segundos después explotó, tuvimos que sostenernos a algo para no caer

-Poché -la llamé para ver si se encontraba bien

-Calle, tenemos que... -intentó hablar pero otro estruendoso sonido volvió a sonar, está vez más fuerte que el anterior

Ambas caímos al piso, todo se veía borroso, un rechinante pitido retumbaba en mis tímpanos, era desgarrador, sólo podía ver como Poché se acercaba a mí, intentaba decirme algo pero yo solo cubría mis oídos tratando de hacer que aquel sonido se estuviese. Después de eso ella me ayudó a sentarme, y allí fue cuando me di cuenta de todo.

El reactor había explotado

-Tenemos que cerrar los demás reactores y  apagarlos por completo -me avisó con urgencia -tú quédate aquí, yo iré

-No, amor. No puedes ir sola -la detuve, lo que menos quería era perderla, sabía lo peligroso que era aquello

-No, tú no puedes venir conmigo. Amor, por favor entiende -posó sus manos sobre mis mejillas haciéndome mirarla a los ojos -esto es peligroso, pero sino lo hago lo será aún más. Alguien tiene que ir

-Pero ¿por qué tú? Deja que alguien más vaya -intenté hacerla detenerse, pero ella no lo haría. Las lágrimas recorrían mis mejillas, yo no quería, no podía hacerlo -¿Qué va a pasar sino regresas?

-Soy la única que sabe como desactivarlos, no va a pasarme nada -habló calmadamente pegando nuestras frentes, yo cerré los ojos y solo me permití creerle -... Volveré, lo prometo -me dio un ultimo beso antes de irse

Y sorprendentemente está sería la única promesa que sí se cumpliría.

Poco rato después la planta se desactivó por completo, los reactores uno, dos y tres fueron cerrados. Las llamas avanzaban más a cada segundo, el fuego consumía todo a su paso. Tiempo después llegaron los bomberos, intentaron apagar el fuego pero este solo se intensificaba más, no había nada que hacer. Las ardientes llamas de aquel fuego no eran como las comunes; rojas, no, estas eran de tonalidades verdes, azules y naranja.

Y como lo prometió, Poché volvió.

Intentaron cerrar todos los reactores y apagar el fuego

Pero ya era tarde, el daño estaba echo.

Aquella noche no dormimos nada.

Aquella noche no llegamos seis a casa.

Aquella noche Mario y Sebastián murieron... Ellos fueron los primeros.

Este era solo el comienzo del final.

El día después de ChernobylDonde viven las historias. Descúbrelo ahora