Two Shot - Un feliz cumpleaños (Tauro x Acuario)

Parte 2

Acuario miraba ansioso por la ventana del auto de Tauro. Estaban en el centro de la ciudad. Las tiendas lucían muy bonitas y llamativas promoviendo sus productos, la gente iba y venía con algunas bolsas de compras. Algunos restaurantes y cafeterías estaba abarrotados de gente como era de esperarse al ser hora del almuerzo. Volteó su mirada en dirección al taurino, encontrándose con su mirada atenta ¿En qué momento se habían detenido?

- ¿Q-Qué sucede? –

- Hemos llegado. – Respondió con su típica sonrisa señalando el pequeño establecimiento que se alzaba afuera del vehículo. Cuando bajaron, Acuario pudo notar todos aquellos detalles que adornaban la pequeña cafería de color blanco. Algunas flores en la ventana y en un carrito cerca de un mini estante de libros usados. El interior era todavía más sorprendente, con varias frases escritas por los clientes, algunas repisas con más libros y alguno que otro florero, además de que en el techo se alzaban algunas jaulas con pequeños focos que iluminaban cálidamente el lugar. Era simplemente precioso.

- Bienvenidos. – Saludó un camarero bien conocido por los dos chicos. – Los estábamos esperando. –

- ¡Virgo! – Acuario se abalanzó para abrazar a su futuro cuñado, porque por supuesto, Virgo sería su cuñado algún día. - ¿Por qué estás aquí? –

- Esta es la cafetería en donde trabaja a tiempo parcial. – Comentó Tauro haciendo notar su presencia. Se le notaba un poco celoso por la atención que Acuario le estaba dando a su hermano mayor.

- Calma Romeo, solo me estaba saludando. – Virgo mostró esa acostumbrada mirada de superioridad con la que siempre molestaba a su hermanito menor. Virgo sabía que su pequeño hermano estaba loco por el pequeño castaño que estaba a su lado. Recordaba el momento en que llegó a casa de la universidad y vio a Tauro sonriendo como tonto mientras veía su celular. Al mayor de tierra se le hizo muy extraño, pues su hermano no era de realizar muchas expresiones, así que se acercó lentamente, procurando que no se de cuenta, y vio lo que le dibujaba esa sonrisa tan radiante. Era una foto de un muchacho castaño, tal vez un poco más bajito que su propio hermano, sus ojos marrones estaban un poco rojos, pero tenía plasmada una gran sonrisa. El muchacho no parecía saber que le estaban tomando una foto, una foto que demostraba cuán adorable era.

Virgo casi suelta una carcajada cuando su hermano lo descubrió y se ruborizó de sobremanera. Poco tiempo después, cuando pudo conocer al dueño de los suspiros de Tauro, Virgo comprendió que ambos eran el uno para el otro, por eso, cuando su hermano le preguntó para ayudarle con su cita, él no pudo negarse.

-Vengan por aquí. – Tuvo que pedirle de favor al dueño que le ayudara reservando el local solo por unas horas para que la dulce pareja pasara un buen momento.

Acuario suspiró de la emoción cuando vio la mesa repleta de sus dulces favoritos y varias cosas más para picar. Las tartas de fresas lucían deliciosas, el pastel de chocolate adornada con una fresa en la superficie, una caja de bombones con pequeños pétalos de rosa, alguna que otra malteada, panqueques, pie de limón, algunos lattes con espuma, jugos de naranjas...Era realmente un festín.

-¿Te gusta? – La voz de su cita lo sacó de la ensoñación. ¿Que si le gustaba? ¡Le encantaba! Si había algo que Acuario amara en toda su vida, era Tauro y los dulces...Tauro envuelto en dulces sonaba una idea que simplemente lo mataría ¡No, Acuario, no seas pervertido!

-¡Me fascina, hay muchas cosas que me gustan ¡Muchas, muchas gracias, Tauro! – No controló su emoción, o mas bien, aprovechó la oportunidad de abrazar al contrario y poder respirar un poco de su dulce aroma. Al parecer aquellos dulces no estaban ahí por nada, Tauro los había preparado expresa y únicamente para él. No era sorpresa, Tauro era uno de los mejores en clase de repostería, y el solo hecho de que se haya tomado el tiempo para preparar todos sus dulces favoritos, le derretía el corazón de amor. Si no fuera porque Virgo estaba mirándolos, de seguro habría perdido el control y hubiera mandado al diablo el pudor, comenzando a besarle la cara ¡Tauro era tan lindo!