MeloGhia Week 2020

Día 1

Primer beso

⚠️Advertencia: Ninguna

¿Desde cuándo tengo ese maldito deseo de estar junto a él a todas horas? ¿Qué diablos me hizo?

Ya hacia varios días que el joven de rizos azules y temperamento fuerte no dejaba de observar a su compañero de misiones, maldecía a toda hora el momento en que su capo lo asignó para trabajar a la par.

Por un lado era cómodo estar con el pelilila, se respiraba un silencio agradable, se limitaban a hablar únicamente cuando era necesario, el de orbes verdes hundía su rostro todo el tiempo en ese stand humanoide de aspecto desagradable haciendo el trabajo sucio desde lejos, deshaciéndose de sus víctimas con los Jr que creaba después de seleccionar a la candidata perfecta, Ghiaccio solo miraba aburrido. Cuando las cosas comenzaban a complicarse era cuando requería de él, haciéndole un gesto con la mano era más que suficiente para echar a andar a White Album y aniquilarlos en breve.

Esa dinámica de trabajo lo tuvo tranquilo por un buen tiempo, sin pestes ni gritos, pero cuando rompieron el hielo dirigiéndose con más confianza y más palabras comenzaron los verdaderos problemas; ahora le prestaba demasiada atención a Melone, los gestos que hacía al ver como lograba sus objetivos, de como se relamía esos carnosos labios cuando elegía a las mujeres que serían madres para sus Jr, como agitaba su cabello cuando celebraba los logros de sus hijos y el entusiasmo con el que educaba a cada uno para que así cumplieran su misión.

—Maldito enfermo.— repetía una y otra vez por dentro. La lujuriosa mirada del de hebras lacias hacia algunas féminas lo ponían ¿Celoso? ¡No! Una y otra vez negaba con la cabeza despeinando sus rulos, haciendo que el más alto volteara a verle.

—Ghiaccio, ¿todo bien?

—No...bueno, si. Espera ¡Ahhhggggg no me veas así!— las palabras que soltaba se entrecruzaban delatando su notorio nerviosismo.

—Jaja, si tú lo dices.— sonrió sutilmente y acomodó uno de sus mechones por detrás de su oreja. —Eres raro, Ghiaccio.

—Mira quien habla de rareza.— el de lentes se levantó de su lugar en una pose a la defensiva, nuevamente Melone rió por debajo. —Habló el que se pasa sabroseando mujeres de pies a cabeza, el ridículo que cree en el zodiaco, el jodido enfermo escandaloso que grita eufórico cuando uno de sus homúnculos crece.

Melone hizo a un lado a Baby Face y se levantó del sofá, acercándose peligrosamente al más bajo, éste pensando que el pelilila lo atacaría, se cubrió con ambos brazos. Ghiaccio siendo acorralado por cualquier otro sujeto no hubiera dudado en atacar, pero se trataba de su compañero, del que se había enamorado; su espalda tocó la fría pared, los brazos del pelilila lo tenían preso, sus ojos verde esmeralda adornados de largas pestañas estaban clavados con los suyos.

—No dudaré en congelar tu asqueroso trasero si me tocas.

—Sé que no lo harás.— sonrió con sorna mientras acercaba su semblante al del menor. —Pequeño rufián.

Melone unió sus labios a los de Ghiaccio, los presionó suavemente y a los pocos segundos se separó, el de rizos celestes quedó congelado en su lugar, abriendo sus ojos con sorpresa.

—Debes hacer algo con esos labios, los tienes demasiado resecos.— susurró coquetamente. —Tal vez sea un efecto secundario de tu Stand.

Ghiaccio no respondió.

—Como sea, el capo nos ha estado presionando con el trabajo, será mejor que nos demos prisa.— se dió la vuelta, regresó donde estaba el Stand violeta y continuó tecleando como loco.

Tal vez Ghiaccio no era el único que miraba de reojo a su compañero, tal vez no era el único que lo deseaba, simplemente era un lento.

×××

Al día siguiente el celeste de lentes rojos llegó como de costumbre, tomando asiento en el cómodo sofá de la guarida. Melone ya estaba ahí con su Stand trabajando, disimuladamente observó al bajito, había sacado de su bolsillo un bálsamo labial y aplicó una ligera capa.

—Creo que esto es una señal.— el de hebras lavandas sonrió, siéntense reconfortado. Para los dos ese primer beso fue un enorme avance para su relación personal. Eran correspondidos.