Entre poesía y cantos, una historia se encuentra en ellos. Una bruja y un enano protagonizan este cuento.
En la edad media, una bruja de corazón fuerte y sentimientos únicos; con un pasado duro y nevoso; con ganas de ser reconocida se instala en un bosque cálido y tranquilo.
Ella busca una flor de 3 centímetros con una corola aterciopelada con 5 pétalos color violeta para una nueva y poderosa pócima. En partes del bosque donde ya había explorado antes no encontraba una flor así, siempre se encontraba con un diferente color, pero hay una parte del bosque que aún no ha explorado. Un día decide salir a explorar es parte del bosque, se prepara y sale. Camina horas y horas sin encontrar resultados, al pasar un arroyo. Encuentra unas flores que ella buscaba, pero estas estaban destrozadas. Ella exclama enojada: ¿Qué idiota destrozaría unas flores únicas?
No son únicas mujer — contesta una voz arrastrada detrás de un árbol — es...esas flores crecen a lado de mi morada.
La bruja intrigada de quien le hablo se pregunta en voz baja: ¿Me hablo un árbol ebrio?
¡Cual árbol mujer! — Exclamo la voz — Ebrio estoy, pero no soy alto y Troncoso, pero si soy duro y también nací debajo de la tierra.
¿Entonces quien eres? — pregunta la bruja — ¡deja de esconderte!
— No me escondo Mujer
Detrás del árbol sale un enano tambaleándose y abrochándose su pantalón.
Solo estaba orinando — cometa el enano — ni eso puedo hacer tranquilo.
Ah así que solo es un pequeño hombre — dice tranquilamente la bruja.
Disculpa... ¿Escuche bien? — pregunta el enano un poco indignado — no soy un pequeño hombre, mujer; Soy un enano de las montañas Nguru, descendiente directo de enanos de Svartalfheim, ¿Como puedes confundirme con un simple humano? Patética.
¿Patética? — contesta la bruja — Tu eres el patético, un enano nunca va sin barba... Aparte ¿Tu fuiste el que destruyo estas flores?
Ja, un enano sin barba es... patético — murmura el enano, con la mirada perdida y la cabeza agachada — ¡Aléjate de aquí Mujer!, Nada de aquí te incumbe — Grita el enano mientras se va caminando.
No contestas mi pregunta, enano de las montañas Nguru — grita la bruja mientras camina tras de el — ¿Tu fuiste el que destruyo estas flores?
¿Para que quieres esas flores, mujer? — pregunta el enano — esas flores solo lo usan dos seres de esta tierra, los que hacen jabones y las brujas, y las marcas de runas que llevas impregnadas en tu piel hace significar que no eres un jabonero.
— Soy Moon Crowley, bruja joven y experimental.
—Vaya eres muy linda para ser bruja.
¿Crees soy bonita? — La bruja contesta mientras el enano eructa — Y tu muy testarudo como un enano — contesta la bruja — ¿Ya contestaras mis preguntas?
— ¿Y para que quieres las flores?, ¿Acaso harás esas cosas raras con ellas o las usaras como comida?
Eso no es de tu incumbencia y puedes dejar de evadir mis preguntas — Contesta la bruja ya molesta.
Agh, no me incumben tus cosas — contesta el enano, mientras se recarga en un árbol y señala — ahí alado de esa choza hay más flores de esas que preguntas, llévate unas si prometes no volver.
La bruja voltea a ver y sus ojos brillan, en ese lugar abundaban de esas flores, ella corre a verlas y estaban en perfecto estado.
¡Gracias! — exclama la bruja.
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LA BRUJA Y EL ENANO
FantasíaEntre poesía y cantos, una historia se encuentra en ellos. Una bruja y un enano protagonizan este cuento.