Somos destinados

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Steve ya ha aceptado un poco más la muerte de Freddie cuando Victor Hesse asesina a su padre. Las cosas se vienen abajo en cuestión de segundos.

Freddie no ha sido solo su amigo o su compañero, él fue su destinado, y duele demasiado. El viaje a Hawaii es duro, mientras las miradas indiscretas de las personas del avión se fijan en él y la mordida borrosa a un costado de su cuello.

La Gobernadora le ofrece dirijir al equipo de Cinco-0 pero él lo niega, ahora solo quiere llegar a casa, a torturarse un poquito más, a culparse y pedir perdón por no haberse casado antes de la muerte de John.

No puede pensar en nada, nada en específico. Su cabeza en un remolino de recuerdos y dudas y tantas cosas que es confuso. Ésto lo marcará de por vida, la pérdida de tu alma gemela puede matarte en horas, días, semanas o meses, o pueden tardar años, pero pasa.

No podrá curarse jamás de eso, ni podrá volver a sentir ese amor que alguna vez lo golpeó con tanta fuerza.

Y entonces todo lo que cree imposible, pasa.

Danny es sin duda un hombre muy guapo y elegante, bajito y de cabello rubio, con unos ojos azules tan hermosos que brillan bajo la luz del sol. Y aunque le apunta con su arma y le grita (y Steve le devuelve el grito por mero instinto) no puede pensar en otra cosa que no sea besar esos labios delgados.

Esos labios de los que salen balbuceos y disparates para regañarlo, para quejarse, palabras sin sentido que calan profundo en su mente y no puede entenderse a sí mismo. Y solo hacen falta menos de tres meses para que esa pequeña atracción se vuelva algo más.

Y ahora, luego de dos años, Danny se ha metido tan firmemente bajo su piel y lo tiene colgado de amor. Lo sabe y se lo recuerda, y es mutuo.

Hoy es uno de esos días, donde su pasado decide atormentarlo con pequeños detalles, cosas insignificantes que lo hacen pensar de más y lo marean. Están acostados en el sofá de la sala, Steve tiene la cabeza sobre las piernas de Danny y lo deja acariciar suavemente su cabello.

Esa es la primera vez.

Steve no le presta atención a la película, o la serie, ya ni siquiera recuerda qué miran. Su mano izquierda cubre el lado derecho de su cuello, donde la cicatriz de los dientes de Freddie aún es clara y sensible.

Danny carraspea y llama su atención, no luce molesto o incómodo, y simplemente limpia sus mejillas (que estaban húmedas sin él saberlo) y le sonríe con calidez, calma y afecto.

-Oye, cariño- susurra Danny con voz suave -¿Sabes lo mucho que te amo?

Sus palabras son tiernas y muy honestas, no traen mentiras escondidas, ni lástima o algo así.

-Si, Danno- le contesta con voz rasposa, algo distante -Yo también te amo, mucho.

-Entonces bésame- cuando lo dice encorva la espalda y se agacha, Steve alza la cadera y levanta un poco el torso y unen sus labios.

El beso es tranquilo, sin prisas, suave y tierno y completamente de ellos. Steve no recuerda haber besado a Freddie así. O a cualquiera.

Pero Steve aún piensa en él, y lo hace mientras besa a Danny, y no puede permitirse eso.

Y luego hay una segunda vez, en una salida grupal y extensa.

Kamekona y Flippa cantan y el sonido del ukelele es relajante y divertido, es una costumbre de ambos que a todos les encanta. Kamekona canta algo sobre amor, sobre sonrisas cómplices y besos risueños y bruscos.

Entonces, Steve se siente mal porque se supone que tiene que superarlo.

Él debería olvidar a Freddie, no puede permitirse hacerle eso a Danny, no puede hacerlo. Cuando su respiración se agita gradualmente, hay una mano que acaricia desde su muslo a su rodilla y Danny lo llama suavemente.

❝Enlazados❞;; ✟mcdanno✟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora