LOS TRES CERDOS

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Hace mucho tiempo mucho tiempo, en una aldea alejada de la ciudad un grupo de aldeanos que hasta hace unos pocos meses tenían una vida tranquila enviaron una carta a los cazadores, pues desde hace un tiempo estaban siendo atacados por unas bestias que se comían todo lo que tuvieran a su paso.

Hasta ese día no sabían que era lo que les atacaba, pero simplemente ya no podían soportar la situación por lo que la carta se entrego con carácter de urgente.

Pocos días después llego un enviado del gremio, un hombre de aspecto misterioso pues hablaba de maneras extrañas y su voz siempre parecía un gruñido, se presentó como Mr. Wolf y comenzó la cacería.

Esa noche como muchas otras las bestias atacaron la aldea, y la primera en dejarse ver por el astuto cazador se hacía un silo, el cual destruyo con sus poderosas mandíbulas y devoró todo el trigo, espigas y granos a la vez, cuando el cazador vio a tal animal su corazón se aceleró, era un cerdo de tamaño inhumano que superaba por casi el doble a los pobres aldeano.

Cuando se acercaba para darle muerte un segundo animal, aún más grande que el primero apareció, pero este ataco a uno de los establos, esparciendo sangre y vísceras por donde pasaba púes su hambre era tal que incluso se comía los huesos de las vacas que devoraba.

Ahora el cazador estaba superado en número, tamaño y fuerza, pero su inteligencia aún era superior a la de los cerdos, hasta que un tercero apareció, este a diferencia de los otros era más pequeño, pero con facciones casi humanas, el cual entro a una casa y devoró a los habitantes de esta, era tal y como la carta decía, cada noche un silo, un establo y una vivienda eran saqueados por las bestias.

En ese momento la sangre del cazador hirvió por la emocionante cacería que tendría, así que se deshizo de sus ropajes y mostro su verdadero ser, un lobo enorme con ojos rojos y pelaje blanco como la nieve, se acercó poco a poco al primer cerdo que había aparecido pues después de comer se había quedado dormido, con sigilo se acercó hasta el silo, lleno de paja seca sin granos y ataco a su cogote, arrancando con fuerza este, pero no pudo evitar el estruendoso chillido de dolor que el animal dejo salir antes de perder la garganta, lo que alerto a sus congéneres y a toda la aldea.

El segundo cerdo, aun lleno de las vísceras de las vacas masacradas se acercó al más joven, y trato de levantarlo pero muerto era aún más pesado que en vida y el lobo que estaba ahí salto hacia este, que comenzó a correr despavorido hacia el establo, que había quedado prácticamente destruido y las maderas partidas por el piso, para el lobo fue más difícil acabar con este pues estando despierto el cerdo se defendía dejándole herido de la pata izquierda de adelante, pero aprovecho la mordida fatal que había recibido para tomar una cornamenta del toro e incrustarla en el ojo de la bestia y cuando esta lo soltó una vez más mordió su cogote esta vez sin darle tiempo a gritar una vez más.

Herido y cansado el lobo camino hacia el tercer hermano, que se había encerrado en la casa que había sido masacrada, pero eso no detendría al lobo, que estando frente a la puerta de la misma inflo sus pulmones lo más que pudo y soltó un aullido largo y siniestro, que helo la sangre de cada ser vivo en esa aldea.

Se trepo al techo de la casa e intento colarse por la chimenea, pero estando lastimado hizo demasiado ruido lo que alerto al tercer cerdo, quien prendió la chimenea con enormes brazas a las que echo aceite y estas se convirtieron en llamas que quemaron al pobre cazador, mas con lo poco de vida que le quedaba cayó sobre las brasas y salto hacia el hermano mayor, clavando sus fauces en el rostro del mismo y su zarpas en los costados del animal, matando al cerdo por pérdida de sangre, sin embargo el cazador murió ahí dado que las quemaduras que sufrió eran imposibles de curar.

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