-Vaya hoy Lugunica parece estar mas tranquila de lo habitual, eso es una señal bastante buena.
Reinhard que estaba fuera de servicio pero aun llevaba el uniforme de caballero con los que estos se caracterizaban, estaría caminando por las calles de Lugunica, dirigiéndose a su hogar, sin embargo.
-¿Ah?.
Cuando piso algo vería hacia sus pies y notaria algo bastante extraño, parecía ser una caja metálica con una pelotita en el centro.
-¿Qué es esto? Es bastante curioso, inclusive parece un juguete.
Reinhard había apretado lo que nosotros conocíamos como botón, entonces el mundo a su alrededor comenzaría a distorsionarse, Reinhard se desconcertaría mientras se preguntaba asi mismo.
-¿Qué esta sucediendo? Mi entorno se está distorsionando, ¿Qué clase de trampa será esta?, por alguna razón mi protección divina de la primera vista no funciona, esto es bastante rar...
Antes que el santo de la espada terminara su frase, todo su alrededor se iluminaria y cuando Reinhard se había dado cuenta, estaba en un lugar bastante raro, era un pueblo que el no conocía, estaba en un puente arriba de un rio, mientras volteaba a su alrededor notaria que habian magos, caballeros, entre todo tipo de seres, pero no veía semi humanos.
-¿Qué es este lugar? Definitivamente no es Lugunica ,no se donde estoy pero, definitivamente no estoy cerca ni de chiste a Lugunica, esto es un problema preguntaré a estas personas cerca de mi.
Reinhard se acercaría a una chica que parecía ser una maga peliroja y le preguntaría amablemente.
-Disculpe amable dama ¿en que lugar me encuentro? Seria tan cortes de responder a mi duda.
Estas palabras serian dichas con una reverencia.
-¿Ah? Pues estamos en Axel, el pueblo de los aventureros...¿eres nuevo por aquí?.
-A decir verdad lo soy, vengo de un país lejano, le agradezco mucho su respuesta.
Reinhard despues de agradecer a la maga se retiraría, mientras caminaba estaría pensando.
-¿Axel? Ese país no lo había escuchado, definitivamente no estoy en mi mundo, probablemente sea una tierra muy lejana a la mia, y es por eso que mis protecciones divinas están un poco confusas.
Mientras Reinhard seguía caminando vería un gremio, este decidiría entrar y cuando había entrado todos lo verían por un momento, pero segundos después seguirían en sus asuntos. Reinhard con su amable sonrisa caminaría por el gremio y se sentaría en un asiento para pensar mas profundamente.
-¿Ahora que haré? No sé cómo regresar, debo proteger Lugunica a toda costa, pero mientras este aquí, no podré hacerlo, debe haber algún método.
-Disculpe caballero ¿desea tomar algo?.
Reinhard seria interrumpido por una chica rubia, piel blanca que vestía un escote, pantalones cortos de mezclilla y botas marrón, la chica parecía trabajar en el gremio, por lo que Reinhard respondería.
-Disculpe, creo que si estaré aquí lo justo seria que comprará algo, pero lamento decirle que mi dinero no creo que sea válida aquí.
Reinhard sacaría una bola y en ella se mostraría tanto monedas de oro, como monedas santas.
-Ah ya veo, nunca había visto ese tipo de monedas, pero al menos puedo decirle que si gusta podemos hacer un intercambio.
-¿Un intercambio?
-Así es, puedo aceptar sus monedas y canjearlas por Eris, su dinero esta basado en oro y este otro metal que parece ser mas valioso, puedo ver que tiene usted, 30 monedas de oro y 15 de este otro metal, si usted acepta podría darle alrededor de 1000 Eris.