prefacio

16 1 0
                                    

13/08/2009

Era un día lluvioso de agosto, el frío se sentía en el aire aunque la chimenea estuviera encendida, mientras que una niña de al menos 6 años se preguntaba si su deseo más anhelado se haría realidad, veía como la lluvia caía mientras que su madre le preparaba algo de comer, por qué la niña se rehuso a desayunar por qué presentía en lo mas adentro de su corazón que pasaría algo hoy,la pequeña seguía en la ventana con su mente en otra órbita cuando por el rabillo del ojo vio ena niebla negra que se acercaba a la puerta después de eso el timbre sonó y como una rato la niña corrió a la puerta, la abrió emocionada pero esa emoción desapareció en un instante al no ver a nadie lo único que había era un paquete cubierto en un envoltorio negro con blanco, la ilusión de la pequeña desapareció como la niebla que medio había visto,agarro el paquete triste con unas lágrimas en sus mejillas, se dirigió a la chimenea sentándose en posición de indio, puso el paquete al frente de ella pensando si lo abriría o no,la curiosidad la mataba ya no aguantaba mas, empezó a quitarle el envoltorio que están pegado con la cinta adhesiva,cuando terminó de quitarle el envoltorio se dió cuenta que era una caja de cartón con una notita, la pequeña sabía leer un poco así que sería un poco sencillo para ella, agarro la nota con algo de duda entre sus manos para así abrirla lentamente, miro la nota confundida, las letras no eran letras, eran un tipo de idioma desconocido que ella no entendía, le llamaban “arameo”, lengua de los sabios,la niña no entendía nada, era difícil para ella lo que pasaba en ese momento, cuando derrepente sin avisar eso garabatos se comenzaban a convertir en letras (al estilo Percy Jackson) que decían.

«cuando la oscuridad te abrume y sientas que ys dejastes de creer en lo sagrado, vendré por ti y podrás estar a mi lado como mi pequeña princesa pero en estos momentos no estas lista,quiero que crezcas viendo el mundo a tu manera y después te mostraré cómo lo veo con mis ojos. Por ahora crece sana y fuerte, tranquila yo estaré cerca viéndote crecer, solo se paciente, recuerda el tiempo pasa lento pero siempre llega a su destino. Nos vemos pronto Lucy».

Leyó la nota sintiendo un escalofrío por su espalda, esas palabras recorrieron cada parte de cuerpo hasta su cuero cabelludo ¿Quien vendería por ella cuando dejará de creer?, Respiro hondo para así proceder a abrir el paquete con cuidado, dándose cuenta lo que había adentro eran dos navajas negras las cuales tenían orificios en su parte inferior. Agarro una de ellas para verlas mejor, se dió cuenta que eran como unas alas, inspeccionó el filo para saber si eran falsas o reales, cuando pasa el dedo por el filo se hace una pequeña cortada, mete el dedo en su boca para succionar la sangre que le salía al mismo tiempo, ¿Por qué le enviarían unas navajas tan filosas si apenas sabía cómo sostener un tenedor?, Aunque eran bonitas pero su madre se las quitaría por el peligro que conllevaban esas navajas, empieza a escuchar pasos acercándose por lo que sus nervios empezaron a salir, tenía que buscar un escondite para su regalo, tomo el paquete entre sus manos sosteniendolo con firmeza llevandoselo al sótano, ese lugar estaba lleno de cajas y cosas viejas, su madre no se daría cuenta de nada por lo que la pequeña podría respirar tranquila, dejo el paquete debajo de las escaleras viejas del sótano tomando una foto mental sabía que era muy olvidadiza así era mejor dejarlo en un lugar cerca. Regreso a la sala con una sonrisa victoriosa por el buen trabajo que había hecho ocultando su regalo pero cuando vio a su madre tenía que parecer normal o sino sospecharía, se tomó un momento para relajarse mientras escuchaba como su madre la buscaba.

—Lucy?, Lucy?! -desesperada-
—¿Si mami? -sale de su escondite ya un poco más calmada-
-se voltea tocándose el pecho mientras da un suspiro de alivio- cariño ¿Dónde estabas?
—fui a caminar por la casa mami- sonríe poniendo sus manitas atrás de ella-
-niega con la cabeza con una sonrisa para así darle un abrazo tierno- no me vuelvas a asustar así, por favor
—esta bien mami -correspondiendo secándose el sudor-
-se separa dejándole un tierno beso en la frente- tengo un regalo para ti
-le sonríe saltando de alegria- ¿¡ Que es, que es?!
-le da un plato con una montaña de waffles- feliz cumpleaños mi luz de la mañana
-toma el plato en sus manos con esos ojitos negros que ahora parecían dos perlas negras brillantes- ¡Gracias mami!
—de nada mi Lucy -alborota el cabello de la pelinegra con delicadeza, ese tipo de afecto solo  se los daba cuando eran días festivos, le daría otro abrazo cuando el teléfono suena, miro a su hija haciéndole una mueca de tristeza- tengo que contestar -sento a niña en el sillón frente a la chimenea para así contestar la llamada-
-puso el plato en su piernas admirando la montaña de waffles que tenía, tomo el primero que vio con cuidado, el aroma de estos eran unos de los mejores que había olido por lo que no le dió más vuelta al asunto le dió una mordida al waffle, fue para ella una explosión de sabor o “seria por qué tenía hambre” no sabía pero siguió comiendo hasta dejar el plato limpio- eso estuvo bueno

Se levantó del sofá de un salto con algo de sueño, parece que los waffles le estaban induciendo un un coma diabético, llevo rápido el plato a la cocina dando un bostezo, dejo el plato en el lavadero y tomo rumbo así habitación pero una voz en sus cabeza le dijo “las navajas”, la pelinegra volvió en si para ir al sótano donde se encontraban las navajas. Estuvo un rato jugando con aquella navajas, ya ella sentía sueño no sabía que  hora era allí donde estaban no había ventana. Subió a toda velocidad viendo todas las luces de la casa apagadas, se metió a su cuarto lanzándose en la cama con su nuevo regalo, aún estaba triste por el hecho que su deseo más anhelado no allá pasado pero tenía algo de consuelo por las navajas, tomo una de ellas como si fuera un objeto delicado, no quería romperla por qué ella sabía que era demasiado torpe con las cosas que le regalaban, paso sus pequeño dedo por el lado que no tenía filo pensando en aquella nota con el celo levemente fruncido ¿En qué cosa debía dejar de creer? Todo le parecía confuso y aterrador al pensar que alguien vendría por ella en ese momento que deje de creer. No pasó mucho cuando el sueño estaba llegando a ella, tallo sus ojos bostezando un poco, ya no aguantaba mas por lo que dejó las navajas en una caja de zapatos qué tenía debajo de su cama con cosas solo habían una pequeña caracola negra que se la encontró un día qué ella fue a la playa con su madre, una foto vieja de su madre con ella recién nacida todo estaba bien con la foto solo que había un pequeño detalle en el lado derecho de esta estaba rota como si alguien hubiese querido borrar a alguien que estaba de ese lado pero lo único que quedó de esa persona fue su mano izquierda con un anillo negro, la pelinegra vale ver la mano del desconocido sintió el mismo escalofrío que sintió con la nota aquella, se sacudió un poco para despejarse y así preceder a guardar las navajas en la caja de zapatos, su mente estaba demasiado agotada por lo de la nota que recibió pero lo más raro fue que ¿Cómo demonios entendió esos garabatos?, Decidió no pensar más en ese tema para así concentrarse en dormir un poco, sin darse cuenta cayó en un sueño profundo.































































«Descansa mi pequeña princesa, pronto vendré por ti»



































Gracias a @shoto-deku22 qué es la que me ayuda redactar bien la historia harigato Erika ^^

la hija del diablo [mejorada en proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora