—Ty, hablo enserio cuando digo que tengo hambre— se quejó Emma a su lado y Trevor rodó los ojos manejando hacia el restaurante. Ya pronto llegarían; su reservación era a las siete. — ¡Trevor! —gritó haciendo puchero y este bufó.
—Ya te dije que estamos llegando Emilia, deja el berrinche—bufó el molesto y esta se cruzó de brazos molesta. Llevaba todo el día sin comer nada porque Trevor le había dicho que la iba a llevar a cenar a un restaurante muy lindo y exclusivo, pero llevaban media hora manejando y ni rastros de ningún restaurante. ¡tenía mucha hambre! —¿Por qué las mujeres son tan desesperadas? — se quejó y esta rio.
—No somos desesperadas, es que ustedes los hombres le dan mucha vuelta al asunto—se defendió y este negó con molesto. Las mujeres estaban locas, punto. —Además, te dije que podíamos llevarme a un Mcdonals y seguiría amándote igual—dijo y este negó.
—No voy a llevarte en nuestro aniversario a un fastfood nena—dijo Trevor y esta sonrió. No podía creer que cumplían nueve años de amistad. ¡Era solo ayer cuando había conocido a Trevor correteando una cabra en el rancho de sus padres! Había sido su mejor amigo durante años; incluso ambos se mudaron juntos a Seattle para estudiar en la misma universidad. —Tal vez sea un idiota con mis conquistas, pero jamás contigo enana—dijo besando la mano de ella y esta sonrió. Era cierto, su amigo era un asco con sus conquistas y era un fuckboy; pero jamás se había comportado como un patán con ella. Al contrario, siempre la trataba como una princesa y le hablaba con dulzura; era bien raro que pelearan. —Ya llegamos—sonrió aparcando en el estacionamiento y cogió la bolsa de regalo antes de abrirle la puerta.
—Wow Ty, es precioso—sonrió al ver el restaurante y este la agarró la mano caminando a la entrada.
—Papá me lo recomendó, sirven los mejores steak de la ciudad—rio Trevor guiándola a la mesa donde le sacó la silla antes de tomar asiento frente a ella. Esta soltó la bolsa de regalo de Trevor y miró alrededor. Realmente era precioso el restaurante, aunque muy elegante. De seguro era uno de los más caros de la ciudad; esperaba estar bien vestida para estar ahí. —Favor, tráenos el vino de la casa—le pidió al mesero que asintió retirándose; segundos después venia con las copas. —¿Qué deseas comer princesa? —le preguntó y esta miró el menú. Todo sonaba delicioso, pero no iba a arriesgarse a pedir algo por curiosidad y luego comérselo por compromiso. Prefería irse a la segura y pedir pasta; su platillo favorito.
—Pasta con steak bañados en salsa de Alfredo y ajo—respondió cerrando el menú y miró a su mejor amigo. Si que lucía muy sexy con traje; se podía apreciar muy bien su trabajado cuerpo con el traje ajustado y dejaba a la vista sus tatuajes.
—Y a mi tráeme, New York steak con majado de papás—dijo Trevor al mesero y este sirvió más vino antes de retirarse. —Por diez años de amistad forzada contigo mi pequeña salvaje—bromeo alzando su copa y Emma rio.
—Tonto—rio chocando sus copas antes de darle un sorbo a su vino. —Te encanta decir que te forcé a ser mi amigo, pero fuiste tu quien me invitó a atrapar tu cabra e irnos a correr por el rio en busca de piedras—dijo y Trevor rio al recordarlo. —Realmente estoy tan agradecida de tenerte Ty, siempre has cuidado y velado por mí, aun cuando suelo sacarte de quicio con mis berrinches y mis pucheros—dijo y este rio.
—Si que me sacas de quicio—rio el haciendo que Emma le sacara la lengua. —Pero has sido la única que se ha mantenido a mi lado aun cuando suelo ser un patán malhumorado o un cochinito cuando me niego a limpiar—dijo y esta rio cogiendo la bolsa de regalo y se la entregó.
—Feliz aniversario bebé—sonrió y Trevor alzo una ceja sacando la cajita de la bolsa revelando un bonito reloj de marca color oro. —Espero que te guste, tuve que pedirle ayuda a papá—rio avergonzada y este negó con una sonrisa.
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Secret's {Historia corta de Justin Bieber}
RomanceJustin Bieber sabía que cuando su esposa se enterara de su gran secreto; la perdería para siempre. Ella jamás podría perdonarle lo que le ocultó por más de cinco años; jamás le perdonaría haber sigo testigo de su dolor y lágrimas y haberse quedado...