Mejor Amigo.

I

Es invierno; una tarde fría con el cielo tintado de arrebol.
Estaba coloreando la vista desde la terraza.
Hacía frío, por ende, preferí entrar y darme un baño con agua caliente. Aunque amaba el invierno, no era inmune a él.

Al salir de la ducha, fuí directa a mi armario. Elegí ropa cómoda pero abrigada. Mi ropa tenía volados en las mangas. Era de encaje, negro con algo de violeta.
También me puse medias largas grises y blancas.
Zapatos con guillermina y ya. Estaba lista para bajar.

Bajé rápidamente las escaleras. Mi madre estaba sentada leyendo un libro. La quería demasiado, podría hasta decir que era la persona que más amaba.

Le mostré el dibujo que acababa de hacer. Sus ojos lo observaron con ternura.
- Es muy hermoso, Emma. - Me sonrió, dándome un beso.
No respondí, solo estaba feliz.
- ¿Has hablado con tus hermanas hoy? - Negué, avergonzada.
- Sabes que no les agrado. No quiero molestar... - La miré a los ojos. - Pero te compensaré con el estudio. Sabes que he avanzado mucho con el profesor de idiomas. Dice que aprendo rápido, que tengo futuro. - Me miró, fingiendo enojo.
- Ay, niña, está bien. - Me despeinó. Le dije que se quede el dibujo y subí de nuevo.

Mañana era mi cumpleaños, me emocionaba la idea.
De igual manera, me la pasé estudiando. Tenía buenas calificaciones.
Me dormí sobre los libros, sin darme cuenta.

Desperté en mi cama sorpresivamente. Instintivamente, recordé que ya era mi cumpleaños.
Mi madre entró con un pastel en la mano, me abrazó y cantó la canción típica de estos eventos.
Comimos un trozo de pastel, bajamos juntas. Vi que varias personas extrañas, estaban preparando la casa para la fiesta.
Al fin vería a mi padre, pensé.

Fuimos con mis hermanas a comprar ropa para la fiesta mientras mi madre conducía. No me miraban en lo absoluto. Eso solo alimentaba mi sospecha de que me odian.
Decidí no hacerles caso, solo enfocarme en el viaje.

Llegamos al centro comercial. Fuímos a numerosas tiendas, mis hermanas no se decidían. Era tedioso.

- Oh, que hermosa niña. - Escuché detrás de mí. No volteé, estaba segura que no era para mí. - Vaya, no parece que hable. - Me tocó el hombro, me di media vuelta. Observé a un señor bastante extraño.
- Hola señor, ¿quiere decirme algo? - Respondí lo más cortés que pude en esos momentos.
- Nada en especial, jovencita. Solo quiero contemplar tus facciones. - Me vi al espejo y vi una niña pelirroja con ojos celestes y tez pálida. Cejas gruesas y mejillas carmesí.
- Está confundido. Que tenga buen día. - Corrí a esconderme detrás de unos maniquíes, luego me escabullí junto a mi madre. Las cuatro salimos de dicha tienda.

Mi madre se preocupó mucho cuando le conté. Le dije que no se preocupara tanto, que ya pasó.
Se alivió. Mis hermanas solo me miraron mal, suspirando.

Cuando llegamos, estaba lagrimeando. Vi a mi padre, me limpié y lo saludé.
Él era un empresario, no tenía mucho tiempo. Digamos que las veces que lo vi se pueden contar con los dedos de las manos.

Me excusé diciendo que quería ir al baño. En vez de eso, fuí a mi habitación a llorar.
Me dolía la indiferencia de mis hermanas. Hasta pareciese que no lo soy.

Cuando salí ya con el vestido, la fiesta comenzó. Abuelos, tíos, primos empezaban a llegar.
La noche pintaba bien.
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  Hola, esta es una historia que siempre quise escribir. Puede que no sea buena pero me importa realmente poco. No es algo muy serio, igual estaría genial si pudiesen recomendar que pasasen cosas y así.
De todos modos, igual espero que sea de su agrado.
Emma es la de la foto del capítulo.

Ahora me despido. Gracias por leer, bendiciones y que la virgen los proteja. 😈🤡😽😼

PD: Esta historia es una adaptación a otra que hice que es esa de la foto. Esta es la versión <<mejorada>>.
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Ahora sí, nos vemos.
Tomen agua y coman su sanwi de webo.😈