Lovelace [✔️]

Prólogo

Me llamo Lovelace. Si buscas mi nombre en Google lo primero que te aparecerá será Lovelace: garganta profunda, un drama/documental de 2013 basado en la vida de la actriz porno Linda Lovelace, mitificada tras su película de 1972 Deep Throat.

No, mi madre no me odia, deja de preguntártelo.

Lo cierto es que a mí me suena a nombre de escritora romántica. Quizá una que pudo haberse suicidado por despecho; una bala en la sien y una gran historia para contar. Pero como no fue así, llámame Love. Sí, suena mucho mejor, ¿verdad? Pese a las circunstancias, he de admitir que me gusta mucho mi nombre, por eso decidí usarlo para mi canal de YouTube.

Lo que empezó siendo el canal con nombre de actriz porno en el que una chiquilla subía sus tonterías, ha acabado siendo, en menos de tres años, un canal de cinco millones de suscriptores, lo que me genera unos ingresos considerables. Puedo afirmar que me gano bastante bien la vida. Estoy segura de que quieres saber cómo he logrado todo esto, ¿cierto? Antes de nada, déjame decirte que la clave del éxito está en caerle bien a la gente, porque necesitas un público que te vea para poder cotizar; y aquí es donde reside el problema. No puedes agradarle a todo el mundo y siempre habrá alguien intentando hundirte, en ocasiones es una multitud la que lo intenta. Si eres simpática e inocente, te tachan de «tontita aprovechada», y si no, de «zorra antipática». Además, hay demasiadas cosas que generan polémica en Internet como las fotos con poca ropa, el desnudo artístico, los vídeos con clickbait o basta con mencionar a otro youtuber para desatar el odio entre las masas. Hacerse odiar es muy fácil, pero ¿y hacerse querer? Aquí hablamos de algo más complicado y que muchos nunca consiguen.

Si quieres vivir de todas las posibilidades que ofrece Internet, relájate y no dejes que los comentarios negativos te afecten.

Al menos ese era mi mantra hasta que me llegó el comentario de Andrew. 

El maldito Andrew Hentemann.