Lovelace [✔️]

Capítulo 1

—Hoy nos acompaña la preciosa Lovelace Wright. Dueña de un canal de YouTube que ha conseguido más de cinco millones de suscriptores en un par de años. Cuéntanos, Lovelace, ¿cómo llevas la fama?

¿Bastaba eso para ser famosa? Supuestamente, a cinco millones de personas les gustaba mi contenido, pero no me podía comparar con youtubers grandes, y mucho menos con famosos de verdad. Aunque pensar que ya podía considerarme famosa me trajo mucha satisfacción; quizá demasiada.

—Llámame Love, en serio, llámame —pedí guiñándole un ojo al presentador. Aquello siempre era lo primero, mi nombre, pero no podía salirme de mi papel de chica adorablemente atrevida.

—Vaya —comentó con risa jovial. Nunca, en mi asquerosa vida, le habría dado mi número de teléfono a alguien así, pero mi comentario le había hecho feliz, no era necesario destrozar su ilusión.

—Creo que lo peor de ser famoso, sin duda, son los haters —y no me faltaba razón. Yo recibía todo tipo de comentarios, lo que quiere decir que no todos eran del tipo «Te ves hermosa» o «Yo sí te daba» junto con veinte mil emojis; también me llegaban comentarios del tipo «La gente solo está aquí porque enseñas tu cuerpo» o el típico «Me gustabas más antes».

Y la pregunta era:

—Son cosas que trae la fama; pero dinos, Love, ¿te afectan este tipo de comentarios?

¿Me afectaban?

—No, para nada. A lo largo de estos años he aprendido que no debo darles importancia, que a la gente le gusta mucho joder y que, hagas lo que hagas, siempre vas a disgustar a alguien. No se puede contentar a todo el mundo.

Sonaba muy filosófico, ¿verdad? Pues eso no era lo que pensaba cuando leía los comentarios. Mil veces me había replanteado qué estaba haciendo mal, por qué tanto odio, y si debía dejarlo; pero los comentarios positivos eran mucho más numerosos y aquello me animaba a seguir.

—Muy bien dicho, tienes toda la razón —dijo antes de ojear la libreta en la que tenía anotadas las preguntas. Aproveché para acomodarme en el incómodo sillón con las piernas cruzadas, la postura tierna, pero con el toque atrevido de un escote que insinuaba demasiado, lo que todos querían ver—. Subes contenido a otro tipo de plataformas como Patreon, donde vendes imágenes; ¿debemos suponer con esto que no generas los suficientes ingresos como creadora en YouTube?

Reí. Sabía que con esa pregunta podía pillarme los dedos.

—Hacerle esta pregunta a un creador de contenido es lo mismo que preguntarle a una señora su edad —bromeé para evitar dar una respuesta.

—Cierto, vaya. Pero ¿qué nos cuentas sobre Patreon? Es algo que ha generado mucho rechazo, ¿verdad?

—A la gente de por sí le desagrada que subas imágenes en las que enseñas un poco de más, pero, sin embargo, son las que más likes reciben. Yo no hago desnudos, si eso es lo que te interesa, pero sé valorar la belleza del cuerpo humano y trabajo mucho para que los demás puedan valorarlo también; aunque no todos saben apreciar el arte. Es común que la gente critique el hecho de subir el contenido a plataformas que te permiten generar ingresos, pero es trabajo, y que algo te guste y se te dé bien, no quiere decir que debas regalar tu esfuerzo.

—Vaya, Love, nos estás dejando con la boca abierta —dijo con una risa tonta. Me había percatado de esa asquerosa forma que tenía de saborear mi nombre, lo cual hacía que sonase raro, o quizá era que lo había repetido demasiadas veces—. Entre otras cosas, también haces cosplay, ¿cierto? —asentí. Aquello de las entrevistas era mucho más incómodo de lo que había imaginado—. ¿Hay algo que no se te dé bien? —cuestionó con diversión.