Azul

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¡Buenas, buenas!

Espero que la hayan pasado bonito en las fiestas junto a sus familias, amigos, ser(es) especial(es); que hayan comido mucho y descansado lo suficiente. Y que hayan logrado sobrevivir estos dos años que duro Enero (¿?). Al fin les traigo el cap 7 de PdM como había prometido, me disculpan si me tarde mucho pero fue que me forzaron a ver una serie de chinos homosexuales y ahora soy creyente de esa religión (???).

La verdad no tengo mucho que decir sino que espero disfruten el capítulo, y que lo siento mucho (???).

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Esta sería la parte en donde todos asumirían que Keith prefería evitar a Lance a toda costa en vez de hablar sobre sus sentimientos. Y eso es lo interesante de este punto, por qué no lo hizo, es decir; ¿Conocen a Lance? Es imposible evitarlo, y lo que menos Keith quería era estar lejos de su alma gemela. Aun así Keith si estaba evitando decirle a Lance tanto lo que sentía como la enfermedad que estaba, cada día que pasaba, consumiendo el poco tiempo que le quedaba.

Todo porqué quería conservar sus sentimientos por él, cosa que Keith consideraba muy importantes y valiosos.

Siguió con su rutina habitual en su vida universitaria, siguió yendo a sus clases con normalidad, siguió asistiendo a cualquier invitación para tomar un café o comer algo que sus amigos le proponían, actuando con normalidad ante los demás a pesar de evadir a toda costa preguntas sobre el tapabocas que ahora tenía veinticuatro-siete en su rostro o por qué hablaba tan bajito, faltándole el aliento apenas pronunciaba un máximo de diez palabras.

Para el mundo seguía siendo este chico raro de astrofísica, ahora solo con nuevos detalles en su apariencia de "chico malo".

Su condición física iba de mal en peor, y de peor a muchísimo peor. Era de esperarse que las medicinas que antes al menos ayudaban a calmar esa sensación de crecimiento en su pecho, ahora no le hiciera efecto alguno, como ya no veía necesidad de seguir usando todos esos medicamentos se los termino regalando todos a Lotor, quien ya llegó a la etapa de la enfermedad en dónde apenas caminaba una cuadra y se agotaba.

Keith ya no podía subir un escalón sin sentir que se iba a desmayar.

(Y casi se desmayaba una vez, tan obstinado creyendo que podía subir hacía su departamento sin la ayuda de nadie, teniendo que llamar a Lotor para que le ayudara a subir los otros cuatro pisos siendo cargado por el adulto en su espalda).

No necesitaba que nadie le dijera lo mal que estaba por qué podía verlo todos los días cuando estaba frente al espejo. La excesiva palidez en su piel que lo hacía ver gris en vez de blanco como tal, las fuertes ojeras que rodeaban sus ojos haciéndolos ver como dos cuencas vacías, había perdido peso, y su cabello había perdido brillo según lo que el mismo Lance le comentaba. Además, estaba muy consciente de que sus síntomas habían empeorado, ya no le era raro el simple hecho de que al suspirar centenares de pétalos salieran de su boca sin el mayor esfuerzo.

Una vez asustó al pobre de Lotor que pasaba frente a él cuando le dio por estornudar, creando una bola de pétalos azules que salieron disparados como bala de un cañón, gruñendo por el terrible dolor y esfuerzo que hizo en su apretado pecho como su destruida garganta.

Keith ya no se sorprendía, cuando al toser algunas de esos pétalos venían manchados de rojo. Encontrar manchas de sangre en su almohada todas las mañanas solo le decía que el tiempo se le estaba agotando. Y entre más pasaba el tiempo más se decía a sí mismo una y otra vez: "Necesito hablar con Lance, necesito decirle sobre todo esto..."

Pétalos de MariposasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora