Día / fecha / Año
_29 de noviembre del año 1942Cargando información, restaurando recuerdos.
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Las finas gotas de agua se deslizaban por su rostro sutilmente, haciendo su camino con cautela, para al fin llegar al borde de su rostro y caer débilmente por la ropa hasta impregnarse en la tela. El día se pintaba de un grisáceo oscuro, casi llegando a la tonalidad negruna, mientras que el frío no hacía más que azotar su piel, provocándole escalofríos.
Caminando perdidos por un lugar casi destruido, buscando algún sitio seguro, moviéndose con firmeza y huyendo del peligro.
El sonido de las balas retumbaba en sus oídos, mientras lágrimas escurrían por sus ojos, la desesperación le invadía y la impotencia crecía... Refugiados en una casa abandonada, cargando al peliplata en su regazo, el sonido de los pasos hacia eco por el lugar, mientras que los gritos en "alemán" eran cada vez más eufóricos. El miedo se apoderó de su cuerpo, no podía dejar al albino en ese estado, estaban cerca y en cualquier momento los encontrarían, sabía que no podía cargarlo y llevarlo a un lugar seguro, lo más probable es que moriría desangrado o les llevarían a los tan famosos "hornos", o simplemente los matarían a disparos, y si se quedaban sería el mismo destino, quizás mejor, pero no podía someter al peli plata a tal sufrimiento sólo por sus caprichos, no a su amado...
Acarició con delicadeza sus hebras blanquizcas, llevando sus labios a su frente, dándole un tierno beso, el menor se encogió en su lugar con un débil rubor, mientras sonreía, enternecido. Obito lo miró y sonrió con debilidad, tomo su mentón con suma suavidad, como si del objeto más valiosos se tratase, y lo beso, probando cada rincón de su boca, saboreando el dulce néctar de fresa, enloquecido con la suavidad de sus labios, con la danza que ellos mismos seguían, coordinados perfectamente, disfruto aquel beso, pues sabía que era el penúltimo, sus ojos se conectaron... Ese bello paisaje atardecer que le había enamorado y el brillo inusual que lo había llamado, fascinado por su belleza dio un casto beso en su mejilla.
–Shhh... Todo estará bien, ellos no te lastimaran. - inseguro de sus palabras apego el frágil cuerpo del albino y lo abrazo con firmeza, mientras observaba con gentileza su rostro, tan perfecto como una obra artística. Desvío su mirada a la herida del menor, cambiando las vendas cuanto antes, desinfectado la zona, necesitaba hilo y una aguja para coser la herida cuanto antes o el Hatake moriría en cuestión de horas.
Frotó su cabeza y no le quedó más opción que observar la lluvia caer con fuerza, la tormenta se acercaba y no tenía la habilidad para detenerla; se levanto con cuidado dejando al albino recostado, improvisando una almohada con la sudadera y tapo al albino con una frazada que tenía en su mochila. Como pudo armo una fogata y la prendió con algunos fosforos que tenía guardados.
Se puso a lado e hirvió algunas latas de comida, mientras observaba a su pequeño encogerse por la calidez del fuego, aquella imagen quedaría en su subconsciente, con ternura le acarició la mejilla, lo amaba, lo amaba con inmensa locura y pasión.
Pero no importaba si lo amaba más que al universo, en cualquier momento se iría de su lado, sentiría el frío cuerpo de su amado entre sus brazos... Eso lo destrozaba a cada momento, su mundo se desmoronaba con lentitud, mientras que él no podía hacer nada más que ser el espectador.
Una vez que la comida se calentó se dispuso a darle de comer a su novio, mientras que jugaba con él y le hacia bromas acerca de que era un niño pequeño, mientras que el otro se reía y le devolvía la contestación con sarcasmo, todo iba tan bien, que sin saberlo terminaría tan mal...
Terminaron sus aperitivos y observaron la noche deslumbrar con magnitud, Obito aprovechó la situación y entrelazo sus dedos con la mano ajena, el agarre fue correspondido con timidez, y el azabache sonrió con burla, se acostó como niño ilusionado en el hombro del que padece de heterocromía, mirando sus ojos una vez más, suspiro con miedo y miro los labios pálidos de su pareja, sin retener sus ganas, los beso por última vez, sin querer decir adiós, aquel beso fue especial, era dulce y lento, transmitía cariño y falsa esperanza, la danza entre ambas bocas se volvía poética y el ambiente acogedor; ambos envolviéndose entre la calidez del amor, embriagándose con el adictivo sabor tal como una droga, el aire fue olvidado entre aquella unión y la noción del tiempo se perdió entre el exilir del amor, se separo con lentitud y acarició su rostro con suavidad, "te amo" aquel sonido grato llego a sus oídos y lo miro con dulzura.
Se durmieron abrazados, sin saber el futuro, disfrutando el momento y creyendo con inocencia que todo saldría bien.
Al amanecer las manos antes tibias ahora eran frías, se levanto asustado y movió a Kakashi con desesperación, más no halló respuesta, observo el cuerpo el inerte y lagrimas escurrían por sus ojos, contuvo un grito de dolor. Pero un sollozo escapó de sus labios, mientras que el asfixiante tormento le invadía por completo, su mundo se desmoronaba y él sólo era un espectador de aquel infierno.
Sin poder aguantar más de un segundo con aquel pesar, se levanto y saco su arma, colocándola a milímetros de su boca, probo el sabor metálico, y sin remordimiento apretó el gatillo. Todo oscureció y podía ver entre la muerte la acogedora sonrisa del albino.
Estuvo lindo, ¿no?, yo disfrute escribirlo. Espero que les haya gustado u.u
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ℰℒ ℰᝣⅈℒⅈℛ ⅅℰℒ ᗅℳ⌾ℛ
FanfictionNo importa el año, la fecha, la hora, siempre te encontraré...