3•Segundo Encuentro

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Después de todo aquello, se separó del árbol y decidió pasear por los alrededores, había demasiados mosquitos y aunque fuera un sueño, podía sentir los pequeños mordiscos que recibía en su pálida piel, era verdaderamente molesto pero duró poco. No se había dado cuenta de las cabañas que se mostraban ante ella, había llegado al campamento de hace cinco años.

Golpeó al último mosquito que había en su brazo dejando una mancha de sangre en ella y empezó a acercarse, con cada paso podía sentir que aquellos recuerdos volvían tan rápido como desaparecieron. Miró hacia todas las direcciones y no divisó a nadie, quizás estuvieran todavía paseando o ella había llegado antes por un atajo que ni ella conocía. Vagaba sin rumbo y paró delante de la cabaña más pequeña de todas, tenía un olor muy fuerte a barniz, estaba decorado con macetas de flores coloridas y varias enredaderas trepaban por las columnas de madera que la sostenía, podía sentir lo antiguo que era esa cabaña comparada con las otras, esa, fue su estancia durante aquel campamento.

Se preparó para abrir la puerta y ver como era desde dentro pero cuando estuvo a punto de tocar el pomo, su mano lo atravesó, no podía tocarlo, era como si fuera un fantasma. Atónita, respiró hondo y dio unos pasos hacia atrás para después correr hacia la puerta y encontrarse en el otro lado, nunca había experimentado tal cosa pero fue divertido. Al abrir nuevamente los ojos, sus labios repitieron esa acción, estaban en un lugar totalmente diferente, aquello le recordó a Alicia y el país de las maravillas, soltó una pequeña risita y se hizo eco, ese lugar completamente oscuro tomó color a medida que su voz se expandía por toda la sala, se asemejaba a un sótano bastante grande, con unas cuantas cajas en la esquina derecha y una puerta de hierro al lado de ella.

Llena de curiosidad, empezó a dar pasos hacia la puerta, el silencio absoluto era interrumpido cada vez por sus pasos que, aunque eran suaves, retumbaban por toda la sala. Tras haber llegado y sentir que había pasado una eternidad para pararse delante de esta, antes de entrar se puso de puntillas y se acercó a los barrotes que había por la parte superior de la puerta, una pequeña nariz se asomó por allí pero retrocedió tan rápido que no logró mantener el equilibrio y calló al suelo, el fuerte olor a putrefacción hizo que tuviese náuseas.

Tosió varias veces hacia el suelo, su saliva no paraba de gotear y las ganas de vomitar se hacían cada vez más y más grandes. Pero quería saber lo que había detrás de esa puerta acorazada, sus piernas se sentían débiles pero pudo levantarse tambaleando y con una vista borrosa que en poco tiempo se aclaró. Tomó aire cuidadosamente para no oler de nuevo esa pestilencia y empezó a caminar, al dar el primer paso notó como un peso gigante caía sobre ella, haciendo que se agachase y apoyara sus manos en el suelo de nuevo, estaba confundida porque no podía levantarse, sus fuerzas se iban agotando con el tiempo y sentía que sería aplastada si no se levantaba en ese mismo instante.

—¿Quién eres?—. La voz de un niño distrajo a Yui, esta levantó la cabeza y lo miró, era el mismo chico del sueño anterior. No sabia cuanto tiempo llevaba allí observándola pero eso era lo de menos.

—Te lo explicaré si me ayudas a levantarme—. Dijo con aliento entrecortado, el peso aumentaba y sabía que sus huesos se quebrarían en cualquier momento.

—Está bien, aunque sólo estaba empezando a divertirme—. Miró hacia otro lado y chasqueó los dedos, el sonido  recorrió por todo el sótano y de pronto, Yui sintió que el aire ya volvía de nuevo a sus pulmones— Y bien, ¿Quién eres y qué haces en mi casa?

—¿Entonces eras tú el responsable de casi matarme?—. Ignoró la pregunta de este y lo fulminó con la mirada.

—Fui el primero en preguntarte, asquerosa—.Yui aún tenía los músculos entumecidos y no podía moverse apropiadamente, él lo sabía y se acercó para agarrarla del cabello sin piedad—¿Y bien?—. Esos ojos azules la apuntaban.

Cada segundo que pasaba podía notar los pequeños pellizcos que provenían de su cráneo, indicando la caída de un pelo, ella no sabía que responder ya que tampoco sabía lo que estaba pasando pero supo que si decía eso, la matarían. Lo único que se le vino a la mente fue apretar sus puños, con la intención de hacer desaparecer aquel sentimiento tan desagradable. Soportó esas continuas punzadas hasta que llegó a acostumbrarse, el niño tampoco dijo nada después de todo ello. Extrañada por ese paro repentino, decidió dar el primer paso

Apenas podía abrir los ojos pero tuvo la energía suficiente de levantar su cabeza y contemplar, no un niño sino a una especie de criatura con la boca llena de dientes cubiertas de una saliva viscosa y transparente, una lengua tan negra como el petróleo salió de allí y se dispuso a enroscarse en el cuello de Yui, aterrorizada por esa imagen soltó un chillido e intentó salir corriendo, pero no tuvo en cuenta de que su cabellera seguía en las manos de ese monstruo.

No pudo dar el primer paso cuando notó un dolor insoportable en su cuello, sus huesos se habían roto por ese brusco movimiento, de nuevo, sólo pudo ver oscuridad.

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⏰ Última actualización: May 12, 2020 ⏰

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