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Sangre.
Lo primero que vi fue sangre.
Y después su cuerpo, corrí rápidamente hacia ella y me agaché a su lado, aún respiraba, eso era bueno ¿verdad?, sus ojos me miraron, esos que siempre me aportaron seguridad y paz cuando era niña, los que en toda ocasión se achinaban cuando sonreía, pero había algo en ellos en ese momento que jamás había visto, miedo, y eso me asustó porque tampoco había rastro de su sonrisa que era capaz de iluminar hasta el corazón más oscuro.
Sus labios se movieron para decir algo, le costó demasiado pero lo hizo, habló.
— Bia... de... debes... ir...irte — Tosió, su boca se abría desesperadamente e inhalaba hondo, le costaba respirar.
— No lo haré — Mi voz temblaba, sentí pánico, miedo, y por primera vez sentí una gran inseguridad debido a lo inútil que estaba siendo en esa situación — Voy ayudarte ¿de acuerdo? Estarás bien — Le dirigí una mirada para tranquilizarla y después vi su cuerpo, intenté visualizar la herida para presionarla y así darnos más tiempo, pero no vi ninguna porque su cuerpo entero estaba empapado en sangre.
Busqué mi telefono para llamar a una ambulancia pero tampoco lo encontré, lo había olvidado en el Fundom... Mierda, mierda, mierda.
— Helena — La llamé, sus ojos se encontraron con los mios y verlos me destrozó, era devastador no poder cambiar lo que transmitían como ella lo había hecho conmigo varias veces — Necesito que me digas quien te hizo esto.
Pero ella negó con mucho esfuerzo, y alzó una mano para acariciar mi mejilla, yo rompí a llorar.
—... véte... — Dijo sin aliento y un hilillo de sangre comenzó a salir de su boca.
— No... Te acabo de recuperar... — Sollocé tomando su mano y la apreté más contra mi mejilla — No puedo perderte otra vez... Eso me devastaría.
— Tú... ere... eres... fuerte — Pronunció con dificultad, hubo unos segundos de silencio en donde solo sollozaba, hasta que de pronto sus dedos dejaron de poner presión sobre mi piel, yo la miré y lo confirmé.
Sus ojos seguían abiertos, mirándome, pero ella ya no estaba.
— Lo siento, perdóname... Debí buscarte antes — Solté su mano y esta cayó sin vida, entonces me aferré a su cuerpo y la abracé de una manera que deseaba con desesperación y vehemencia desde hacía años.
Pero no así, jamás imaginé que la abrazaría de esa forma, jamás imaginé encontrarla así cuando fui a esa dirección, y estando ahí con su cuerpo inerte fue como si mi corazón dejara de latir y el mundo entero se detuviera, fue como si ella también hubiera muerto conmigo.
