Ravn

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El chico de cabello negro amante de la música, lo había visto decenas de veces en una de las calles del centro de la ciudad, en donde su permiso de artista callejero le permitía bailar.
Era un cisne, un chicle, un lazo. No sé, sólo se que bailaba como nunca había visto bailar a un hombre, ya que normalmente es más común ver chicas bailando danzas árabes o algo así.
Me encantaba tanto su flexibilidad, su equilibrio y resistencia para poder bailar por una hora y media o dos casi todos los días, bailando diferentes estilos...
Ravn. Nombre artístico, le queda.
Hoy, al parecer la temática de su baile era sensual, porque los tiempos eran más lentos, la música contenía más instrumentos que sólo un mezclador, cada paso era una muestra de deseo, de ese que sientes cuando estás a solas con alguien, sabiendo que podrían hacer cualquier cosa sin miedo a ser descubiertos en horas. Su cuerpo empezando a sudar y su cabello húmedo, tapando su frente en un peinado desordenado como si estuviera planeado, sus expresiones faciales, su mirada profunda y sus labios entreabiertos lo hacían ver como ese modelo que cualquier mujer quisiera tener cerca y tocar al menos 5 minutos en su vida.
La gente iba y venía, tiraba una que otra moneda en una caja dispuesta a recibir agradecido por valorar su arduo trabajo. Y como cada vez que lo encontraba, yo también dejaba una moneda, no sin antes esperar al menos un rato más, y ver otra increíble danza.
...
Ok, 15 minutos ya llevo aquí, y si tuviera alguien a mi lado con quién tuviese la mayor confianza del mundo le preguntaría: ¿Oye, hace calor o soy yo? Porque es lo que pasaba por mi mente, cada vez que veía a Ravn pasar sus, o una de sus manos por su cuello, torso o cerca de su miembro sobre la ropa como si no hubiesen adolescentes o niños mirándolo bailar. Como si estuviera solo, ensayando frente a un espejo.
Tenía la mejor vista, era obvio, pero era una maldita tortura no poder tocar nada.
Díganme acosadora, pervertida, depravada, pero eso no me va a hacer cambiar de opinión.

Ravn: Para ustedes con mucho cariño, presento la última muestra de hoy, muchas gracias por su atención y sus donaciones...

Comenzó a bailar un tema lento, más no sensual. Fue más bien como cuando en un evento formal colocan una "música de despedida" al final para dar agradecimientos.
Sólo me quedé mirando hasta el final, esperando que todo el mundo dejara sus monedas o simplemente se fuera. Y cuando se acercó a recoger lo recaudado, me acerqué a dejarle mi aporte.

Ravn: Gracias de nuevo por apoyarme siempre, linda. (Guardó la caja en un bolso) Gracias a ti podría comer un año (dijo bromeando)
Tu: Me encanta como bailas, tienes pasión, amor y habilidades que no tiene cualquiera, sumando la personalidad de hacerlo frente a muchas personas. Yo tengo pánico escénico, no podría... Por eso te admiro.
Ravn: Te lo agradezco. En serio... Si quieres un día te puedo enseñar algo.
Tu: Ah, no. Que vergüenza, soy un robot para bailar.
Ravn: Entonces puede mejorar tu baile de robot para que los pasos te salgan mejor.
Tu: ¿Estás coqueteando conmigo? Porque si es así, déjame decirte que me gusta. (Dije bromeando)
Ravn: Si quieres tomarlo como coqueteo no me enojo, pero si te gusta como bailo es porque a ti también te atrae la música... Lo reconozco porque a mí también me pasó.

Es cierto que me atraía demasiado la música, y que en secreto intento recordar cada paso de Ravn y recrearlo en la intimidad de mi habitación, escondida de todos, donde nadie puede criticar mi pasión por la música.
Un secreto sale a la luz cuando otro es mencionado, y yo, yo era criticada por bailar. Mi familia repudiaba el baile por ser religiosos casi al punto de ser fanáticos, y al ser el baile algo prohibido, aumentaba mi deseo por saber más de este mundo tan atractivo y apasionado.

Tu: Enséñame a bailar

Dije como sentencia, recordé todas las malas palabras que han pasado frente a mí por amar algo que no le hace mal a nadie y descubrí que de un 100%, estoy hecha para seguir este secreto un 10.000%. Desobedecería cualquier regla impuesta por mi familia, con tal de ser feliz.

Tu: Me apasiona demasiado bailar. Lo hago en secreto y nadie debe saberlo nunca. Creo que es suficiente tener que escuchar a mi familia criticarme, porque alguien de la religión le contó que estaba viendo bailar a un muchacho.
Ravn: Bailar no es un pecado, pecado es hablar mal de alguien sin conocerlo. O tratar mal a otros porque no piensan como tu.
Tu: ¿Entonces si me enseñarás?
Ravn: Cuando tu lo quieras estaré para enseñarte.

Apenas terminó de confirmar que me enseñará todo lo que sabe, me tomó la mandíbula con su mano libre y me besó en los labios (beso al que no me negué) lo seguí por unos segundos, hasta que nos separamos.

Ravn: Prepárate aprendiz, te espera un largo camino. Sé que lo harás perfecto, fruto prohibido...

Oneus with you - EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora