Luna

13 1 3
                                    

Ya estaba decidido.

Llevaba años ahorrando a escondidas y tragándose sus palabras, y por fin iba a poder callarle la boca a su familia y demostrar que podía vivir sola.

Luna había recibido, por fin, el trabajo por el que tanto había luchado y trabajado durante las prácticas, y por fin había conseguido ese contrato que tanto anhelaba.

Llegó a su casa más feliz de lo normal. Había hecho turno de tardes y esas habían sido sus ultimas horas de prácticas. 

Su jefa habló con ella al terminar el turno, y le dijo que consideraba que era buena trabajadora, así que había hueco para ella en la plantilla.

Nada más poner el primer pie en su casa, corrió a su habitación y encendió su portátil. Rápidamente, se metió a completar su hoja de comprobación de sus practicas, en la que tendría que resumir el día a su profesora organizadora, escribiendo las horas finales y su incorporación a la empresa.

Una vez enviado, se tiró en la cama y sonrió.

"Por fin es mio" pensó con entusiasmo.

En ese momento, su móvil se iluminó por una notificación. Tenía bastantes mensajes de algunos amigos preguntando por su día, o si al final iría o no a la fiesta de graduación. Todo el mundo estaba loco con esa fiesta... Pero, de entre todos los nombres, hubo uno que le llamó la atención.

"Leo"

¡No le había dicho nada aún! Siempre le contaba todo, era como un hermano para ella, pero con toda la emoción se le había ido por completo la cabeza. Bueno, a decir verdad, era raro que a ella no se le fuera la cabeza.

Corrió a mandarle un mensaje: "¿Te hace un café? tengo cosas que contarte".

Habían quedado en eso. Una vez a la semana, iban a tomar café juntos y se contaban todo lo que tenían que contarse. Podían tirarse horas y horas hablando, y siempre les faltaba tiempo.

Eso era lo que más le gustaba a Luna de él. Siempre había tema de conversación, y siempre descubría algo nuevo cuando hablaban. Él sabía mucho sobre cultura general, y le encantaba escucharle hablar. Se sumergía en todo lo que le contaba. Además, siempre tenía mucho para contar, y era un chico que transmitía ilusión. 

Si bien era verdad que había tenido muy malas rachas, era una persona que brillaba por si sola. Y eso, a ella, le fascinaba.

Se conocían de hace ya unos años y era la persona con la que más confianza tenía hasta el momento. Él siempre había estado para apoyarla, y prácticamente eran iguales en cuanto a carácter. Aunque era bastante fácil que difirieran muchas veces en la forma de pensar.

Corrió a ducharse (no tenia pensado ir a verle con la ropa sudada del instituto), y se puso ropa más cómoda. Un jersey azul y unas mayas negras.

Cuando llegó a la cafetería, tuvo que esperar unos 15 minutos a que Leo llegara. Por lo general, era un chico muy impuntual, aunque si realmente se lo proponía podía llegar a tiempo a donde fuera.

Cuando Leo llegó, montado en su patín eléctrico y con ese casco que le recordaba al personaje de Calimero, de los dibujos animados de cuando era pequeña, se saludaron con un abrazo y entraron a la cafetería.

Era un sitio bastante bonito, para qué mentir. Tenía una decoración vintage y un ambiente tranquilo. Las paredes eran de madera y tenía un patio interior decorado con plantas y sillas de colores.

Ya tenían claro lo que iban a pedir: Dos bombones, uno largo y otro corto.

Fueron a sentarse al patio interior. Tenían algo sagrado que era: "El café, siempre con un cigarro." Aunque claro, "café y cigarro... muñeco de barro". O al menos eso dicen, pero Leo presumía de que eso a él no le ocurría.

Empezaron a hablar, un poco de todo. Leo contaba su día emocionado, con todo tipo de detalles, y parecía que todo lo que tenia que decir no tenía fin.

Cuando terminó de hablar, Luna tenía la misma sonrisa tonta de siempre en la cara. 

- Bueno, ¿qué querías contarme? - Dijo Leo mientras se encendía un cigarro

- ¡ME HAN COGIDO EN EL TRABAJO! - Dijo Luna feliz

- ¡¿Enserio?! -

Ella asintió. Llevaban mucho tiempo hablando de lo que harían en el futuro, con los estudios, el trabajo... Y ahora que ella empezaba a trabajar, parecía que todo era más fácil de lo que pensaban que seria.



Otra historia másWhere stories live. Discover now