17

2.5K 159 21
                                    

—¿Podemos ir de compras? Por favor, por favor, por favor —me pide Kai por quinta vez en el día. Ruedo los ojos y sigo preguntándole a Marie como va todo por Whatsapp.

Estábamos en mi habitación y el alemán tenía su cabeza en mi regazo, porque estoy obsesionada con jugar con su cabello y él lo sabe. Desde la cena con mi familia, mis papás adoran tener al futbolista en casa y como la familia de este seguía de viaje, prefería pasar tiempo con nosotros en vez de estar solo.

—Kai, corazón, mi tía viene hoy —le recuerdo con una sonrisa. Tiene dos hijas pequeñas, que son preciosas y me muero por cuidar.

—Pero podemos ir y venir rápido, ya sé que quiero comprar —suplica con un puchero. Suelto un bufido y me levanto sin decirle, causando que cayera al colchón de golpe.

—Vamos antes de que me arrepienta.

Le avisamos a mis papás antes de irnos para que no almuercen sin nosotros y vamos al centro comercial donde la tienda Gucci estaba, porque el peli negro iba a comprarse unas zapatillas ahí.

Terminamos recorriéndonos el lugar antes de llegar a la tienda, ya que no sirvo para contradecir al angelito que tengo al lado, es un bebé y no puedo decirle que no. Habían muchas personas, a pesar de que era muy temprano, y cada vez que pasamos entre la multitud, Kai apretaba más su agarre en mi mano como si me fuera a perder.

—Disculpa, ¿nos podemos tomar una foto contigo —un par de chicas de unos quince años se acercan y creo que están a punto de desmayarse.

—Yo les saco la foto —me adelanto y le quito el celular a la hermosa rubia—. Sonrían, Kai esa va para vos. ¡Listo!

—Gracias, ¿Eliza, no? —pregunta la castaña con una sonrisa de lado—. Eres más linda en persona, que locura.

—Gracias por la foto —dice la rubia y se lleva de la mano a su amiga, ambas dando saltos de la felicidad. Sonrío ligeramente y bajo la mirada.

—¿Por qué esa miradita, eh? —Havertz vuelve a entrelazar nuestras manos y seguimos nuestro camino.

—Yo era así y ahora soy esto —alzo nuestras manos y causo que el alemán suelte una carcajada—. No sé, siento que estoy viviendo la vida de alguien más.

Cuando llegamos a la tienda, empezamos a probarnos todos los sombreros y lentes posibles, sacándonos mil fotos en un espejo de esos que hay en Gucci. Mientras Kai pide sus zapatillas, me quedo observando un bolso negro, que seguramente vi en Gossip Girl, y creo que estoy babeando por semejante belleza.

—Si quieres te lo compro —susurra en mi oído, provocando que diera un salto del susto.

—Que ni se te ocurra —respondo rápidamente—. Lo último que quiero es que gastes dinero en mí.

Sin importar lo que lo dije, sé que en su cabeza anotó comprarme la bolsa para mi cumpleaños, que es en dos días y Kai y Julian están más emocionado que Marie y yo. Está claro que es porque cumplimos dieciocho y no van a ir a la cárcel.

Regresamos a mi casa y vemos un coche desconocido en el estacionamiento, así que mi tía ya llegó, que felicidad. Entro corriendo y veo a mis primas gemelas de cinco años, mirando Barney en la sala. Saludo a la hermana de mi papá, que fue la responsable de que transfieran a mi padre a Alemania y nos sentamos a almorzar todos, con el pequeño interrogatorio a Kai de parte de mi tía.

Luego del almuerzo me pongo a jugar con mis primitas, haciéndoles trenzas en el cabello y armando la pequeña casa de Barbie que tienen. Mientras tanto, Kai hacía de todo para llamar mi atención, aunque he pasado todo el día con él, el pobre no se conforma. Últimamente mi foco de atención ha estado en él y creo que ya se acostumbró a eso.

Cuando lo veo tirarse al sofá y hacer pucheros, descubro que ya se rindió y quizás se fastidió, pero mis primas consumían mi cariño, hasta que ambas empiezan a dormirse y su mamá las llama para acostarlas en la habitación de Marie.

—No pienso tener hijos si me van a quitar toda tu atención —dice Havertz abrazándose por detrás.

face to face | kai havertzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora