Acuerdo

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F I N G I R D E M E N C I A

Si. Eso es exacto lo que voy hacer.

Aún no puedo creer que me haya comportado de esa manera, lo que quiero decir es que no me acuerdo de nada por los #MojitosBorraMemoria. No sé cómo llegue a mi casa, ni porque tenía una nota en mi mesita de noche que decía: EL TRATO SIGUE EN PIE.

¡¿Pero que mierda?!

Me quería era morir, lo malo de querer morirme es que no podía, no soy de las que a las primeras huye de una mala situación, soy una masoquista a más no poder. Así que me levanté como pude, ya que el dolor de cabeza no era normal, darme una ducha para alinear mis chacras no me sirvió de mucho al ver las llamadas perdidas de mi madre y un solo mensaje: DECEPCIÓN.
Estoy tan segura que mi madre siempre se siente decepcionada de la hija que le toco pero que lo haya dicho demuestra que hice algo terrible anoche así que decidí hablar con ella cuando por lo menos me tomara un café primero.

Al llegar al trabajo sentí como esos momentos cuando pasas por un sitio, donde la gente habla entre si, mirándote, tratando de disimular pero fracasando notablemente en el intento y sabes que lo que están hablando es de ti, bueno justo así. Ellos saben lo que hice anoche, excepto yo, genial. No los mires, sigue caminando como si no te importa, como la perra sin sentimientos que aparentas ser. Dios estaba enojada, sentía caliente el cuello como si me fuera explotar la cabeza, no estaba enojada con el personal sino de mi persona, debieron notarlo ya que por donde pasaba volvían a meterse en sus cubículos.

Justo cuando por fin me sentía segura dentro de mi oficina, tocan la puerta, interrumpiendo mis intentos de calmarme.

- Adelante

- Buenos días jefa - Entra Juan con una gran sonrisa en su cara y con dos cafés en las manos.

- Mmm buenos días Juan, ¿que lo trae por aquí? ¿Hay algo que se me olvidó firmar ayer?

- No, no para nada, apenas estamos comenzando el día y como es tan temprano decidí traerle un café.

- Que amable, gracias. Si me vendría bien.

- Si lo sé, bueno hasta luego - Casi podría jurar que se fue con una sonrisa un tanto maquiavélica.

Ya casi era mediodía por lo que decidí que era hora de enfrentarme a mi madre, la cual no respondía a mis llamadas, en vez de responderme me mandó un mensaje.

Mamá:
No te molestes, ya voy en camino a la compañía.
Yo:
Mamá no hace falta que vengas podemos reunirnos, en aquel restaurante que tanto te gusta.

Mamá:
No seas patética Jacqueline, si crees que voy para hablar contigo estas bien equivocada, solo voy para presentar al nuevo jefe de la firma, recuerdas? Al que le bailaste como si fueras una puta, seguro ni te acuerdas por lo borrada que estabas pero puedes buscarte por YouTube para que veas cómo eres el hazme reír de todo el mundo. Nos vemos.

¡Fuckkkkkkkkkkkkkkkkkkk¡.Ni si quiera quiero ver lo hice.

Mi madre no tardó mucho en llegar y justo cuando lo vi, volví a ver a esos ojos que lo primero que hicieron fueron buscar a los míos. Los recuerdos de anoche se me juntaron como si algo los colocara tan cerca de mi cara que podía sentir todo, como me reí cuando estaba bailando sobre el bar, al llorar porque me sentía tan feliz de haber bebido el tequila de un trago y de exitosamente haberlo logrado (al parecer no solo bebí mojitos) después de muchos intentos, sentir el agua llenando mis pulmones al lanzarme a la piscina que había en ese lugar y expulsando el agua al gritarle a casi todo los que estaban en esa fiesta que eran unos idiotas. Entre otras cosas que se ven borrosas, pero lo que siempre está presente en cada uno de ellos es él.
Y el más vivido de todos, es cuando me llevo a casa, algo que fue muy difícil de cumplir por los tropiezos que me daba y que el tenía que sujetarme bien ya que el también se caía, la sensación de sentirme a salvo siendo arropada por el, la presión de sus labios en mi frente al despedirse y yo agarrándole la mano para que no se fuera.

- Siento que cuando te vayas yo también me habré ido.

- Entonces no me iré hasta que te hayas dormido.

- Prométeme que no me harás olvidarme de cómo se siente vivir y no solo existir cuando despierte.

- ¿Y que puedes prometerme a cambio? No puedes solo pedir.- Con esa sonrisa de lado que podía volver creyente a un ateo solo con verla.

- Prometo no olvidarte, no olvidar quien realmente eres, cuando te vuelva a ver lo sabré.

- Me suena a un acuerdo para mí.

- Lo es.

Llegamos a un acuerdo, antes que los brazos de Morfeo me atraparán y me hicieran dormir con esos ojos, los que no me dejarían jamás olvidarlos.

SonderWhere stories live. Discover now