Un chico perdido

14 0 0
                                    

No veía un día oscuro, incluso estaba cálido, un día cualquiera.

"Un día cualquiera", esa es la frase clave... Porque en un día cualquiera nace una persona, en un día cualquiera alguien se enamora, en un día cualquiera alguien se casa, en un día cualquiera alguien esta teniendo sexo, en un día cualquiera alguien se separa, en un día cualquiera alguien logra algo, en un día cualquiera alguien muere, en un día cualquiera alguien gana algo, y etc... en un día cualquiera alguien traiciona.

Era domingo, o lunes, tal ves martes, quizá miercoles, o puede que jueves...

¿Saben que?. No importa tanto acordarme el día exacto que en que pasó, considerando que fue hace dos años...

HACE DOS AÑOS...

Salía de prisa porque iba tarde al instituto, no me importó no tomar desayuno.

Pasé por casa de Luciana, mi novia. Ella y yo llebamos ya 8 meses siendo pareja, creo que ella puede ser la indicada para formar parte de toda mi vida.

En fin, fuí a casa de Luciana en bicicleta, ella vivía a 20 minutos de mi casa, así que se me hacía fácil llegar. Además, su familia ya me tenían mucha confianza, así que podía dejar mi bici' en su casa.

Ella me estaba esperando, así que metí la bici' rápido a su casa y nos dirijimos a tomar el transporte público, donde empezamos a hablar con más calma.

- Amor, ¿Traes el trabajo de biología? - me preguntó luciana.

- ¡No!, lo olvidé. ¡Ah!, ¡qué estúpido! - respondí yo.

- Eso pensé, así que me tomé la libertad de hacer un trabajo extra - dice ella mientras me muestra un folder.

- ¡No!, ¿En serio? - digo recibiendole el folder y hechandole un ojo - Eres la mejor - la beso.

Después de mucho llegamos al instituto, llevamos 15 minutos de tardanza. A veces pienso que ella se está metiendo en muchos problemas por mi, no sé si yo valgo tanto la pena.

...

Este día no fue tan malo, el profesor casi no nos tomó en cuenta por haber llegado tarde, incluso nos recibió los trabajos no si nada. Un día de suerte, o no sé que pudo haber pasado.

Después de 4 horas intensas de pura clase de biología, llegó la hora libre. Luciana y yo nos dirijimos a la cafetería, a por unos bocaditos y alguna bebida fría para el calor.

- ¡John! - me llamó alguien cuando ibamos a entrar a la cafetería.

Dimos la vuelta, ahí venía corriendo Carlos, mi mejor amigo. Creo que se le hizo muy tarde, trae su mochila con él, diría que entró a escondidas por la parte trasera del colegio otra ves.

Conocía a Carlos ya casi tres años. Él me había apoyado en muchas cosas, al igual que yo a él. Hemos sido inseparables desde entonces. Él es como el chico inestable, le gusta hacer cosas con peligro; y yo soy el que tiene que librarlo de eso.

Recuerdo que una ves él me llamó para acompañarlo a comprar un celular, pero al final me llevó al otro lado de la cuidad. Él se interesó en hacer graffiti y quería que yo le cubriera la espalda; eso terminó en que un policia casi lo atrapa pintando los muros de un colegio. Carlos corrió en dirección mía cuando vió al policía, este no se había dado cuenta que yo estaba con Carlos, así que no me tomó atención; por eso, yo le puse cabe al policía cuando pasó por mi lado y él quedó en el piso, mientras que yo empecé a correr detrás de Carlos; no nos pudo alcanzar, estaba un poco obeso.

Bueno, como sea. Son recuerdos que se quedarán grabados en la memoria.

- Mira, es Carlos - le digo a Luciana. Ella solo se queda mirandolo.

Ella no responde, creo que no le toma mucha importancia. Lo de Carlos ya había pasado muchas veces antes, así que es costumbre.

- Me adelantaré a comprar - Me dice Luciana.

- Si, esta bien. Te caigo en un momento - le respondo y ella entra a la cafetería.

Entonces Carlos llegó algo agitado, nos saludamos chocando los puños, típico saludo de amigos; por la cara que tiene, creo que lo que me dirá no será tan bueno.

- Oye Carlos, por favor no me digas ningún problema hoy - le digo a Carlos.

Él no responde, solo se limita a mirarme fijamente. En un momento me pareció confuso lo que hacía, pero luego lo fuí entendiendo.

- Ah ok, esta bien, bien... solo dime lo que tengas que decir - le digo, sabiendo que no tenía más que solo problemas.

- Amigo, tienes que ayudarme - me dice.

- Cuando dices eso, casi siempre es malo - le digo burlón.

- Por favor amigo, de verdad necesito que me ayudes - me pide con más afán.

- ¡Aaah!... Espero no arrepentirme de esto - le digo y él entiende que le ayudaré.

- Gracias amigo, eres grande - dice como que alagandome.

- Bueno ya, dime lo que quieres - le digo.

- Necesito dos cositas. Primero, necesito dinero para poder entrar en una pelea hoy en la noche en el lugar que te conté - me dice muy tranquilo.

- Si claro, no hay problema, ven acercate te lo doy - le digo.

Él se acerca, yo meto la mano al bolsillo mientras que él sigue mi mano con su mirada. En seguida la saco y le doy un pequeño manotaso en su cara.

- ¿Qué tienes oe gil? - me dice tocandose la cara.

- Tú eres el gil, ¿Cómo mi3rda puedes solo pensar en hacer eso? - le digo un poco enojado.

- Vamos amigo, tú sabes que yo quiero boxear en ese lugar - me dice.

- ¿Y acaso estás entrenando?. ¿Tus padres te están apoyando para que lo puedas hacer? - le digo.

- Jhon calmate, todos te escuchan - me dice.

Yo doy una mirada alrededor, todos estaban mirandonos. Creo que me alteré un poco.

- No quiero hablar más del tema - le digo y entro a la cafetería.

...

Todo el día lo he visto a Carlos caminando de un lugar a otro, acercandose a todos. Supongo que les está pidiendo dinero, pero veo que no le está yendo tan bien, solo una persona le dió un par de billetes.

Ese lugar donde quiere participar, es muy informal. No es una buena idea ir allá; pero por otro lado, sé que él no desistirá en ir, yo sé que irá como sea.

Al final del día, Luciana me dijo que tenía cosas que hacer con su madre, ella vino a recojerla. Así que podre seguir hablando con Carlos.

He encontrado a Carlos hablando con unas chicas, supongo que esta haciendo lo mismo que todo el día, prestando dinero.

Yo sé que esto esta mal, mi amigo esta algo loco la verdad por solo pensar en hacer esto... pero es mi amigo al fin de cuentas.

- Carlos... - le digo a sus espaldas. Él voltea, mientras las chicas se van - ¿Cuanto necesitas? - le pregunto.

- ¡Ese es mi causa! - dice y me abraza.

- Ya ya, basta Carlos - lo separo de mi.

- Con lo que ya tengo... solo necesito un par de billetes que los cambiaré a 100 dolares - me dice alegre.

- Esta bien, te los daré - saco los billetes - Pero con una condición... - le digo enseñandole los billetes - Iré contigo - le digo muy serio.

Él también me mira serio un momento, para luego sacar una sonrisa de oreja a oreja.

- Amigo, ¡eso era lo segundo que te iba a pedir! - dice muy alegre.

Yo lo sigo mirando y no puedo evitar reirme con él. Así que le entrego los billetes y nos vamos de ahí abrazados.










Un Chico CualquieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora