Un chico sin importancia

5 0 0
                                    

Había llegado la noche, habíamos llegado al lugar donde Carlos iba a pelear.

Era un lugar muy oculto, era muy clandestino; no había nisiquiera un cuadrilatero, solo el ruedo que formaban las personas. Ya me imagino lo que pasaría si llegara la policía aquí, toda esta gente huyendo, metiendose por donde sea con tal de no ser atrapada.

Carlos se inscribió muy fácil, ya que aquí no rinden cuentas a nadie y tampoco le importa quién seas.

Hemos visto algunas peleas previas, toda la gente alrededor está como loca, supongo que por sus apuestas; pero al parecer no hay mucho de que preocuparse, en las peleas se usan guantes y no está permitido hacer trampa.

Llegó el momento de mi amigo, él se sacó la polera, se puso unos guantes y entró al supuesto "cuadrilatero". En seguida entro su oponente, era un tipo como 10cm más alto que Carlos, y más corpulento que él también.

Carlos me miró, sentía un poco de temor e inseguridad en su mirada. Yo le asentí con la cabeza dandole una mirada, como transmitiendole un "dale, tú puedes".

Un tipo les explicó que la pelea solo consistía de 4 asaltos, perdía el primero en caer; si ninguno caía hasta el 4to asalto, la pelea quedaba en nada, ambos perdían; en otras palabras, no ganan y mucho menos les devuelven su dinero.

Ellos empezaron a pelear, estaba muy parejo. Uno golpeaba, luego el otro también lo hacía. Pero cuando llegaron al 3er asalto, mi amigo estaba desesperado; vino a mi y me dijo que no sabía que hacer, que si seguía así no iba a ganar por nada. Yo le dije que tampoco iba a perder, así que lo tomara con calma. Él seguía inquieto, yo sé que él quiere ganar, y no por el dinero, sino porque a él le gusta lograr lo que se propone.

- Usa su ataque contra él - le dije a Carlos.

- ¿De qué hablas amigo?. Él es una bestia cuando ataca, practicamente me empuja cuando golpea - dice Carlos.

- Si, exacto. Él te golpea con su derecha primero, dos o tres golpes, después de eso se pone a golpear con los dos puños y te obliga a defenderte. Pero en ese momento, el apoya toda su fuerza golpear, sus fuertes golpes lo obligan a ir hacia adelate, aprovecha eso - le explico.

- Creo que puedes tener razón - dice mientras voltea a ver a su rival - Pero no sabría qué hacer con eso que dices - dice frotandose la cabeza.

- Cuando él te golpee, con tu defensa aguanta todo; y en lugar de retroceder, camina con tu defensa en contra de él. Eso hará que su ataque pierda fuerza, su equilibrio se debilitará un par de segundos, por tanto, se demorará en darse cuenta que lo mejor en ese momento, sería defenderse... encuentra ese momento y golpea, porque su defensa estará baja al igual que su equilibrio, lo bajarás, lo sé - le termino de explicar.

Él no me dijo nada más, solo golpeo gus puños y volvió al ruedo. Estaba en medio asalto ya, no había intentado lo que le dije, creo que no confió mucho en mi.

Pero de un momento a otro, el rival comenzo con su ataque; Carlos hizo lo que le dije, ir en contra. Entonces pasó lo que le dije, y Carlos logró encontrar esa oportunidad de golpear. Llegó conectar 5 golpes al rostro, al quinto golpe logró hacerlo caer.

Mi gran amigo levanto los puños de victoria y celebró con la gente. Yo preferí salir de ahí, esperarlo afuera del lugar. Al final, todo había salido bien.

Después de unos 15 minutos, Carlos salió a encontrarme. Él estaba muy contento, que bien por él, otro de sus caprichos se había cumplido.

- ¡John!, ¡gané amigo!, ¡gané! - dice mientras me abraza.

- Lo sé, lo sé, felicitaciones - le digo sonriente - ¿Estás bien? - le pregunto.

- Solo un pogo adolorido, tú entiendes - dice mientras señala su rostro.

- Si comprendo - digo y me rio un poco.

- Mira, traigo mucho dinero. Te daré la mitad - dice mientras parte el fajo de dinero.

- No Carlos, solo dame lo que te preste. Lo demás es tuyo, te lo ganaste - le digo.

- Vamos amigo, por tí gané. Si no te hubiera hecho caso, yo no hubiera ganado nada - dice él insistiendome.

- Solo mi dinero Carlos, no insistas - le digo sonriendo y poniendole una mano en el hombro.

Él entiende y solo me da lo que le presté. Y después comenzamos a caminar, mientras él me contaba lo que había sido su experiencia en esa pelea.

- Entonces, ¿No me dirás? - me pregunta Carlos.

- Decirte ¿Qué? - le digo yo confundido.

- Vamos amigo - dice él y yo me encojo de hombros - ¿Cómo supiste lo que tenía que hacer para vencerlo?, o aún mejor, ¿Cómo sabes de esto? - me pregunta.

- Pues me gusta observar con atención - le respondo muy fácil.

- No me mientas, seguro que eres un aficionado al box - dice tratando de sacarme más información.

- Si, es posible - digo y nos reimos.

En ese momento, levanto mi vista con atención hacia adelate; había dos tipos, que nos miraban muy fijamente, miro de reojo hacia atrás y habían dos sujetos más; los reconozco, ellos también estaban en las luchas, creo que nos van a robar.

- ¡A la mi3rda!... Carlos, cuando lleguemos donde esos dos tipos, los golpeamos antes de que ellos a nosotros - le digo disimuladamente a Carlos.

- ¿Qué estás que hablas amigo? - me pregunta confundido.

- Dos tipos nos siguen y estaban en las luchas, nos piensan robar, idiota - le digo y me rio más fuerte para confundir a los tipos del frente.

- No me digas, en serio. Creo que era de esperarse, mira nada más donde estamos - dice él y también empienza a reir.

Cuando llegamos al lado de los dos tipos, los golpeamos en la cara haciendolos caer al suelo, ahí les dimos una patada en el estomago también para que no se levanten, y en seguida empezamos a correr.

Corrimos en cualquier dirección, no conociamos bien el lugar, pero nos reiamos mientras corriamos. Sin darnos cuenta, entramos a un callejon sin salida. Los dos tipos restantes nos habían seguido, y ahí estabamos.

- Carlos, te encargas del más grande ¿Qué te parece? - le pregunto a Carlos.

- Ni lo sueñes, apenas me sobran fuerzas para bajarme al otro - me reponde.

- ¡Ay amigo!, solo nos metes en problemas - le digo.

- Si, lo siento, ahora solo puedo decir... buena suerte - me dice mirandome.

Los dos reimos muy fuerte y nos volteamos a ver a los tipos. Ellos nos atacaron con un pedazo de fierro, yo logré defenderme del que me tocó y le hice lo mismo que a los dos tipos anteriores. Luego de eso, fuí a ayudar a Carlos, que la estaba pasando un poco mal.

Logramos vencerlos y nos fuimos de ahí lo más rápido que pudimos. Encontramos un taxi y salimos de todo eso de una ves por todas. Fuimos a casa de Carlos, porque en la mía iba a ver problemas si llegabamos con mi amigo todo golpeado.

- En serio John, tú te defendiste muy bien allá... - decía Carlos, pero lo interrumpí.

- Digamos que aprendí a defenderme, esta bien - le digo muy serio.

- Vaya amigo, al parecer me falta conocerte un poco más - dice él riendo un poco.

- No me gusta pelear Carlos, solo eso. Las peleas solo provocan cualquier cosa, pero nunca es algo bueno - le explico.

- Si, eso creo. Lo siento por meterte en este problema hoy... yo voy a cambiar de ahora en adelante - me dice serio.

- Eres como mi hermano Carlos, yo te apoyaré siempre - le digo poniendo mi mano en su hombro.

- Gracias John, en serio gracias - me dice él abrazandome.

Luego de eso, pasamos la página y nos pusimos a bromear sobre lo que había pasado, recordando todo hasta que nos quedamos dormidos.








Un Chico CualquieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora